Decenas de mujeres cantan, bailan y pedalean por Madrid bajo el lema «Qué dolor, qué dolor» en una acción convocada por el grupo de ecofeminismo de Ecologistas en Acción y Las Tejedoras
Montadas en bicicletas y enfundadas en pelucas rubias y grandes gafas de sol, decenas de mujeres recorrieron las calles de Madrid esta mañana para «parir otro mundo». La tercera edición de la Ruta en Bicicleta Ecologista y Feminista comenzó con el flashmob «vencimos al patriarcado» para reclamar el cambio de guión en un planeta que vive el más absurdo de los teatros.
La bicicletada, convocada por el grupo de ecofeminismo de Ecologistas en Acción y Las Tejedoras, denunció que, con la excusa de la crisis económica, se formulan políticas que atentan contra los derechos de las personas y la defensa del medioambiente. Subrayó el aumento de la precariedad en la vida de las mujeres y los ataques a su libertad de elección.
«Tras protestas y revueltas, ya hicimos la revolución (…) vencimos al patriarcado del norte y el sur, ya no soy una muñeca vestida de azul». Así cantaron y bailaron, al ritmo de Rafaella Carra, las mujeres reunidas en la Plaza de Oriente. «Tierras y aguas son comunes (…) ya no hay millonarios ni precariedad, repartimos los trabajos y el cuidado de la vida, ya sea humana o vegetal».
Una canción que reflejaba ese mundo nuevo que hay que parir frente al actual. «Nuestro planeta es el escenario donde se representa el más absurdo de todos los teatros», explicaron las participantes. Es un escenario en el que se especula con el agua y los alimentos, se juega con la salud y la educación, se perpetúan impactos ambientales, todo ello con especial daño para las mujeres.
«Salimos a la calle un año más , mujeres, bolleras, trasn.. feministas organizadas, feministas en bicicleta, para reclamar una sociedad más humana para todas, más saludable, más sostenible, más justa». «Una sociedad donde la calidad de vida y el cuidado sean motor de desarrollo», explicaban antes de comenzar a pedalear en una ruta que recorrió el centro de Madrid y que concluyó en Las Vistillas con una acción de denuncia contra las recientes declaraciones misóginas de personajes de la política, de la cultura y de la Iglesia.
Para las participantes en la ruta en bicicleta ecofeminista no faltan las razones de reivindicación. Las políticas económicas apuntan en la dirección única del beneficio empresarial y un crecimiento ilimitado que se ha mostrado inviable y anti-humano. Mientras los bienes esenciales necesarios para la vida (agua potable, tierra fértil, aire limpio, equilibrio climático, vida comunitaria, equidad) son cada vez más escasos, dirigen las miradas hacia el IBEX, a la prima de riesgo o a la bolsa y se articulan políticas antisociales que recortan el derecho a una sanidad universal, a la educación púbica de calidad, y el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
En el Estado Español más del 21,8% de la población vive en riesgo de pobreza, pero las personas ricas son cada vez más ricas: las cinco mayores sociedades de inversión (SICAV) han aumentado sus beneficios en un 50% durante el último año. Los salarios y derechos laborales de la ciudadanía han caído en picado, se recortan prestaciones sociales, cada vez hay menos dinero para los sistemas públicos de salud educación; pero gobernantes y dirigentes ganan sobresuledos y blanquean dinero sin problemas.
El anuncio por parte del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón de que el actual sistema de plazos de la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo será sustituido por un «sistema de indicaciones» y las declaraciones misóginas que se han vertido públicamente en las últimas semanas.
Cada año se tiran a la basura entre 1.200 y 2.000 millones de toneladas de comida (la mitad de los alimentos que se producen en el mundo). Sin embargo en torno al 15% de la población mundial está subnutrida o pasa hambre. Los negocios de la agricultura industrial a gran escala arrasan las culturas campesinas de subsistencia y asistimos a un proceso de descampesinización del campo.
La escasez de agua es un problema global, que se va a acrecentar por el aceleramiento del cambio climático, pero el ahorro no paree ser una responsabilidad mundial. Los sistemas públicos de abastecimiento de agua que quedan están bajo amenaza de privatización.