Cuando los defensores de legalizar el aborto inducido en Portugal perdían puntos, una escabrosa campaña contra la interrupción voluntaria del embarazo podría convertirse en bumerán, en lugar de ganar adeptos para su causa. «Un día, cuando yo estaba feliz en lo más íntimo de las entrañas, noté algo muy extraño, que no sabía como […]
Cuando los defensores de legalizar el aborto inducido en Portugal perdían puntos, una escabrosa campaña contra la interrupción voluntaria del embarazo podría convertirse en bumerán, en lugar de ganar adeptos para su causa.
«Un día, cuando yo estaba feliz en lo más íntimo de las entrañas, noté algo muy extraño, que no sabía como explicar, algo que me estremeció. Sentí que me quitaban la vida. Un cuchillo me sorprendió mientras jugaba feliz, cuando lo único que deseaba era nacer para amarte. Mamita, ¿Cómo fuiste capaz de matarme?…»
Este párrafo hace parte de una carta encontrada en las mochilas de los alumnos de la guardería infantil «O Aquário e a Nuvem» (El acuario y la nube) del puerto portugués de Setúbal, ubicado a 40 kilómetros al sur de Lisboa.
Otros panfletos han sido distribuidos por todo el país, escritos con ortografía y sintaxis brasileñas, y firmados por la estadounidense Iglesia Cristiana de Wisconsin. En esos folletos se citan salmos de la Biblia, ilustrados con restos de fetos abandonados en basurales, y se exhorta «al pueblo portugués» a no seguir el camino de ese país norteamericano, «donde el aborto es libre desde 1973».
Tanto los mensajes distribuidos en la guardería como los panfletos de la Iglesia Cristiana de Wisconsin reflejan que la campaña contra la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en Portugal más que un debate de ideas es una guerra de emociones.
Este domingo 11, los 8,9 millones de electores de este país de la Unión Europea (UE) de 10,2 millones de habitantes, deberán contestar sí o no a la pregunta: «¿Concuerda con la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, si ésta se realiza por opción de la mujer, en las 10 primeras semanas, en un establecimiento de salud legalmente autorizado?».
En octubre de 2006, por mayoría absoluta y con votos de la izquierda y de sectores de la centro-derecha, el parlamento unicameral de Lisboa resolvió proponer al presidente conservador Aníbal Cavaco Silva la convocatoria de un referéndum sobre el aborto, el cual fue aceptado por el jefe de Estado.
En 1998, los defensores del «Sí» impulsaron un referéndum para cambiar la actual ley, pero fueron derrotados, justamente debido al masivo voto por el «No» de los sectores rurales de todo el país, de las ciudades del conservador norte y de los archipiélagos atlánticos de Azores y Madeira.
De los cinco dictadores europeos del siglo pasado, el alemán Adolf Hitler, el italiano Benito Mussolini, el español Francisco Franco, el húngaro Miklós Horthy y el portugués Antonio de Oliveira e Salazar, «éste era el único cuyo sello era el fuerte componente de mentalidad rural que hasta hoy caracteriza a Portugal», sostuvo el sociólogo Miguel Vale de Almeida, el domingo pasado durante un programa televisivo.
Ahora el Sí insiste, esta vez promovido por el popular primer ministro socialista José Sócrates.
De los 25 países de la UE, Irlanda, Malta, Polonia y Portugal tienen las legislaciones más restrictivas en materia de aborto, autorizando la intervención sólo para salvar la vida de la mujer.
Pero sólo las mujeres portuguesas pueden ser sometidas a penas de hasta tres años de prisión, aceptadas en un país que accedió a la democracia en 1974 merced a un golpe militar izquierdista.
De acuerdo a las últimas encuestas, divulgadas el 29 de enero por la empresa Marktest, si se hubiese votado ese día, el Sí habría triunfado con una clara ventaja, si bien está perdiendo terreno, en especial a favor de la abstención.
El Sí, inicialmente mayoritario con 67 por ciento, vencía en noviembre al No que lograba 22 por ciento, y la abstención se situaba en 11 por ciento.
Hasta fines de la semana pasada, el Sí perdía puntos y en esta recta final alcanza 53,4 por ciento, frente a 33,6 por ciento del No y 13 por ciento de indecisos, en un universo de personas entrevistadas que aseguraban irían a votar, al tiempo que la abstención se situaba en 16,2 por ciento.
Sin embargo, la situación podría volverse nuevamente favorable al Sí por la mala recepción que tuvieron tanto los mensajes usando a los menores como «correos humanos», como los panfletos de la Iglesia Cristiana de Wisconsin. Casi todos los analistas, incluidos los defensores del No menos radicales, condenaron ambas acciones.
El caso del jardín infantil de Setúbal, dirigido por el católico Centro Parroquial Nossa Senhora da Anunciada, causó la indignación de algunos progenitores, que consideraron «inaceptable» que sus hijos hayan sido «reclutados como ‘voluntarios’ en una campaña tan violenta».
Varias familia, que declinaron ser identificadas por temor a represalias, citaron en su rechazo a la acción propagandística pasajes muy violentos de la carta, titulada «Mamá, tengo un regalo para ti», dirigida por un presunto feto a su madre, que decidió interrumpir el embarazo.
«Dime, mamá: ¿Quién podría entrar cruelmente dentro de ti y llegar donde con tanta seguridad yo me encontraba, con el propósito de matarme? (…) ¿Cómo podría yo imaginarme que una madre fuese capaz de matar a su hijo, mientras en casa no maltratan ni al gato?», agrega la ficticia misiva.
La carta concluye con una amenaza al temido Juicio Final de los católicos: «¡Tendrás que dar cuentas a Dios de lo que hiciste! Mamá, antes de despedirme de ti, te pido un favor, que esta carta que te escribo, la enseñes a tus amigas y futuras madres para que no cometan el monstruoso crimen que tú cometiste.»
El médico Antonio Pinheiro, líder de «Juntos por la Vida», el más representativo grupo por el No, aseguró a IPS que los movimientos más significativos en contra de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo no eran responsables de ninguna de las iniciativas, pero se abstuvo de condenarlas.
«En el caso de los americanos (estadounidenses), éste (texto) fue (producto) de su propia iniciativa y no fueron llamados por el No. Vivimos en total libertad, pero puedo asegurar que esta acción no es acorde con la campaña del No, no es nuestra línea de comportamiento», aseguró Pinheiro.
En cuanto al jardín de infancia «O Aquário e a Nuvem», justificó que «cada persona empeñada hace lo que considera adecuado, y si esas personas así lo estiman, está bien, pero eso no significa que obedecieron a ninguna campaña por el No».
Este tipo de iniciativas se producen, según Pinheiro, porque «infelizmente, el aborto no es una realidad bonita».
En cambio, el joven doctor Vasco Freire, dirigente de «Médicos por la Opción», explicó a IPS que a ese movimiento cívico ni siquiera le merece el esfuerzo de una calificación a las iniciativas de la Iglesia de Wisconsin y del jardín infantil de Setúbal.
En esta campaña, el Sí desea «informar a los portugueses qué es el aborto en sí, porque hay una gran falta de información y queremos contribuir mediante el debate con la experiencia de los profesionales que han practicado abortos», aseveró este médico de 26 años, que declinó el ataque verbal a los partidarios de la opción contraria.
Menos moderado se mostró el realizador de cine y director de teatro José Fonseca e Costa que, consultado por IPS, calificó las dos campañas del No de «medievales, un producto típico de mi país, donde en muchos aspectos hay sectores que admiran sea lo que sea de Estados Unidos, y en otro, continúa viviendo bajo la cobija de la Iglesia».
Pese a que no desempeña ninguna función directiva en la campaña por el Sí, ser una figura de primera plana de la cultura portuguesa da a la voz de Fonseca e Costa una fuerza considerable.
En diálogo telefónico con IPS, fustigó lo que describió como «fundamentalismo militante» de los partidarios del No, al querer castigar a las mujeres con penas de prisión por abortar, pese a que la propuesta es limitar el aborto legal «hasta las 10 semanas, cuando se trata de un embrión, no de un ser humano».
Fonseca e Costa concluyó con humor: «Cualquier día estos retrógrados son capaces de proponer un referéndum para prohibir la masturbación. ¿O no es verdad que mediante el onanismo se pierden millones de espermatozoides, que también serían futuras personas?»