Cajamadrid colocó en 2006 a sus clientes, sin ningún rubor, participaciones preferentes de un banco de Islandia, el Kaupthing Bank, pese a saber que era una entidad en crisis y con riesgo de quiebra. Como era previsible, en 2008 dicho banco fue una de las tres entidades rescatadas por el Gobierno islandés ante la crisis […]
Cajamadrid colocó en 2006 a sus clientes, sin ningún rubor, participaciones preferentes de un banco de Islandia, el Kaupthing Bank, pese a saber que era una entidad en crisis y con riesgo de quiebra. Como era previsible, en 2008 dicho banco fue una de las tres entidades rescatadas por el Gobierno islandés ante la crisis de la burbuja crédito y el desplome de la corona.
Un Juzgado de Zaragoza ha condenado a Cajamadrid, ahora Bankia, a devolver 84.365,98 euros a los herederos de una anciana a quien, el 21 de abril de 2006, la caja de ahorros gestionó la compra de participaciones preferentes del Kaupthing Bank por importe de 100.397,50 euros. El fallo está recurrido ante la Audiencia de Zaragoza, que tiene la última palabra.
Lo más relevante de la resolución judicial es que pone de manifiesto cómo Cajamadrid gestionó la compra para la cliente, entonces de 81 años de edad, de las participaciones del banco islandés, pese a conocer un informe del Observatorio de Coyuntura Económica Internacional, que no descartaba la quiebra de dicha entidad.
El citado informe, de marzo de 2006, proporcionaba «datos relevantes y enormemente preocupantes sobre la situación económica de Islandia y de sus bancos, entre ellos el que nos ocupa, a comienzos de 2006».
Para el juez, Cajamadrid «omitió una obligación de información a la cliente que concluyó con la compra de un producto complejo, de elevado riesgo, procedente de un banco que atravesaba una crisis económica que era ya conocida por los analistas –y por Cajamadrid– y había tenido ya repercusiones graves en los mercados».
Los abogados de la caja madrileña argumentaron que la emisión suscrita por la cliente tenía un «elevado rating», de triple ‘A’ según las agencias de calificación. Pero el juez contesta: «Con este mero dato no se satisface el deber de información completa, clara, correcta, precisa, suficiente y entregada a tiempo que recaía contra la entidad». Además, en una referencia irónica al valor de esos ‘ratings’, agrega que la calificación siguió siendo muy alta hasta muy poco antes de la intervención del Banco islandés.
«En definitiva –agrega el juez–, a la señora (…), cliente anciana de 81 años de edad, no se le informó correctamente ni de la naturaleza del producto –la documentación reseñada y la postura de la demandada durante un lapso muy prolongado fue la de considerar que lo adquirido fueron obligaciones y renta fija–, ni del riesgo elevado y complejidad de la inversión, ni de la conocida y preocupante situación de los bancos islandeses».
La mujer –hoy ya fallecida– compró las participaciones del banco islandés con dinero obtenido de la venta de valores de Arcelor, Endesa o Telefónica. Cajamadrid apuntaba a este dato para destacar el perfil «inversor» de la mujer. Sin embargo, el Juzgado señaló que el hecho de que mujer conociera de fondos y acciones de compañías conocidas, que cotizan en bolsa, no permite deducir que tuviese información de los mercados secundarios de participaciones preferentes. Este caso de Zaragoza se produjo en 2006, cuando Miguel Blesa presidía Cajamadrid.
El Kaupthing Bank fue rescatado en 2008 por el Gobierno islandés junto a otras dos entidades. Su presidente y su consejero delegado están acusados hoy de fraude por el Ministerio Fiscal. Además, el primer ministro islandés fue juzgado por la mala gestión de la crisis.