La semana pasada la ONU realizó el primer debate sobre el cambio climático en la Asamblea General, lo que marca el rápido ascenso de este tema en la agenda mundial. Tod@s estuvieron de acuerdo en que el problema es real y grave, pero hay grandes diferencias en cuanto a cómo abordarlo. El cambio climático subió […]
La semana pasada la ONU realizó el primer debate sobre el cambio climático en la Asamblea General, lo que marca el rápido ascenso de este tema en la agenda mundial. Tod@s estuvieron de acuerdo en que el problema es real y grave, pero hay grandes diferencias en cuanto a cómo abordarlo.
El cambio climático subió otro escaño en la agenda mundial la semana pasada cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizó en Nueva York su primer debate plenario sobre el tema.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, dijo que el cambio climático estaba recibiendo finalmente la atención superlativa que amerita. El Ártico se está calentando rápidamente, amenazando islas y ciudades costeras de todo el mundo, para los países de tierras secas, el cambio climático empeoraría la desertización, las sequías y la inseguridad alimentaria, advirtió. «No podemos continuar como si no pasara nada. Ha llegado la hora de adoptar medidas decisivas a escala mundial», subrayó Ban.
La presidenta de la Asamblea General, Sheikha Haya Rashed Al Califa, agregó: «El cambio climático tiene varios aspectos, pero es fundamentalmente una cuestión vinculada al desarrollo. Lo que está en juego es el destino y el bienestar de nuestro planeta».
El debate de la Asamblea General es el inicio de una serie de reuniones señeras, en especial una reunión de la ONU sobre cambio climático que se realizará en Nueva York el 24 de setiembre, a la que asistirán jefes de gobierno, y otra del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará en Bali del 3 al 14 de diciembre.
La ONU desea seguir siendo el ámbito central de las negociaciones y los acuerdos internacionales en materia de cambio climático. Esto se ve amenazado en cierta forma por la iniciativa, confirmada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de iniciar un marco alternativo para «los países más contaminantes».
Estados Unidos adhirió al Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático pero no al Protocolo de Kyoto. Según el Protocolo, los países industrializados se comprometen a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero con metas que llegan solo al año 2012.
Las negociaciones comenzarán pronto en torno a un acuerdo posterior a 2012. Queda la gran interrogante de si en el nuevo acuerdo los países del Sur en desarrollo también tendrán que comprometerse a reducir sus emisiones.
John Holdren, científico de la Universidad de Harvard, comentó que las alteraciones climáticas ya están causando graves perjuicios, entre ellos mayores inundaciones, sequías, oleadas de calor, incendios y severas tormentas tropicales.
El tema es evitar interferencias catastróficas. Aun cuando ahora pueda estabilizarse la concentración de gases de efecto invernadero, igualmente habrá un aumento de la temperatura mundial de 1,5 grados centígrados. Existe la posibilidad de llegar a un «punto de inflexión» si el aumento se ubica por encima de los dos grados centígrados. Para evitar eso, las emisiones deben llegar a su punto máximo en 2015 y luego caer.
El problema es de gran magnitud porque el ochenta por ciento de la utilización de la energía proviene de combustibles fósiles. Ni el sistema energético ni los factores causantes del problema pueden cambiarse fácilmente.
Nicholas Stern, de la Escuela de Economía de Londres, declaró que, si no se hace nada, se podría perder como mínimo un cinco por ciento del ingreso nacional mundial debido al cambio climático. Si se adoptaran medidas oportunas se podría reducir drásticamente ese riesgo, con un costo del uno por ciento del PIB. El costo de adoptar medidas a tiempo es mucho menor que el costo de la inacción.
Durante el debate, el Grupo de los 77 (G-77) y China, en representación de los países en desarrollo, resaltaron numerosos problemas que impiden encontrar una solución, y formularon una demanda de ocho puntos a los países ricos del Norte. Éstos deberían cumplir sus compromisos de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, así como ofrecer fondos y transferir tecnología a los países en desarrollo de manera que puedan adaptarse mejor a los efectos del cambio climático, señaló el G-77.
Malasia consideró «lamentable que los países industrializados sean los responsables del grueso de las emisiones pero las naciones más pobres, que no hicieron nada para causar el problema, sean las que más expuestas están a sus efectos», y también exhortó a los países ricos a transferir a los países en desarrollo tecnologías que no tengan efectos sobre el clima.
En una declaración muy directa y severa, India manifestó que cualquier acuerdo al que se llegue sobre cambio climático no debería establecer nuevas condiciones al crecimiento de los países en desarrollo. China dijo que habría que restringir las «emisiones de lujo» de los países ricos, mientras que habría que dar cabida a las «emisiones de subsistencia» y las «emisiones de desarrollo» de los países pobres.
India, China y Brasil destacaron que en un nuevo acuerdo posterior a 2012, los países industrializados deberían realizar mayores compromisos de reducción de emisiones y los países en desarrollo, por su parte, deberían formular planes nacionales para combatir el cambio climático.
Numerosos países africanos y del Caribe enfatizaron que ya estaban sufriendo los efectos del cambio climático y reclamaron la inmediata adopción de medidas urgentes y efectivas.
Entre los países del Norte hubo diferencias de opinión. La Unión Europea tuvo la posición más abierta, proponiendo metas globales para limitar el aumento de la temperatura mundial a dos grados centígrados y reducir las emisiones mundiales en un cincuenta por ciento para el año 2020 (comparadas con el nivel de 1990). Indicó que los países industrializados deberían reducir colectivamente sus emisiones en un treinta por ciento para 2020, y entre sesenta y ochenta por ciento para 2050 (comparadas con los niveles de 1990). Para Japón, las emisiones mundiales deberían reducirse a la mitad para 2050.
Estados Unidos, Japón y Australia pretendían que los países en desarrollo -al menos los principales- asumieran compromisos vinculantes en un nuevo acuerdo, mientras que la Unión Europea tuvo una posición más ambivalente al respecto.
Las conversaciones sobre este tema se prevén complejas y difíciles, ya que hay mucho en juego desde el punto de vista ambiental, económico y social.(FIN)
Martin Khor es director de Third World Network (TWN).
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Bush invita a las «principales economías»
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, está organizando una conferencia sobre cambio climático para los dirigentes de las «grandes economías». La reunión será en Washington los días 27 y 28 de setiembre, apenas tres días después de una reunión de «alto nivel» de la ONU sobre cambio climático, al cual el secretario general del foro mundial invitó a jefes de Estado y de gobierno.
El 2 de agosto, Bush envió a gobernantes de otros países una invitación a la «Reunión de las Principales Economías sobre Seguridad Energética y Cambio Climático». Están invitados once representantes de países desarrollados (incluida la Unión Europea) y siete de países en desarrollo, más la ONU.
La coincidencia de ambas reuniones es la última señal que ha dado el presidente de Estados Unidos sobre sus planes de establecer un marco internacional para el tratamiento del cambio climático que podría estar dentro o fuera del sistema de la ONU. (SUNS, 7 de agosto de 2007)
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Este artículo fue publicado el 9 de agosto de 2007 en Agenda Global, un suplemento semanal que circula los jueves con el periódico La Diaria de Montevideo, Uruguay. www.ladiaria.com.uy