Actualmente hay consenso científico en que los gases de efecto invernadero que se producen principalmente al quemar petróleo y carbón, se acumulan en la atmósfera y calienta el planeta al frenar la salida del calor que emite la Tierra. El exvicepresidente norteamericano Al Gore dice «la gravedad del problema es tal que para mí se […]
Actualmente hay consenso científico en que los gases de efecto invernadero que se producen principalmente al quemar petróleo y carbón, se acumulan en la atmósfera y calienta el planeta al frenar la salida del calor que emite la Tierra.
El exvicepresidente norteamericano Al Gore dice «la gravedad del problema es tal que para mí se ha convertido en una cuestión moral».
Destaca también el informe de Nicholas Stern que predice una catástrofe para la economía mundial si no se para el mismo. Concluye que la economía mundial caerá un 20% sino se frena el calentamiento. Frenar el calentamiento costaría un 1% anual del PIB. Pero el coste más importante del cambio climático debe ser medido en vida y no en dólares.
El informe Stern nos marca tres líneas de actuación: en primer lugar, regular las emisiones de carbono; en segundo lugar, apoyar la innovación y el desarrollo de tecnologías bajas en carbono y por último eliminar las barreras que impiden la eficiencia energética e informar y persuadir a la gente respecto a lo que puede hacer para responder al cambio climático.
El gran problema es que el capitalismo no puede dar una oportunidad a energías menos contaminantes, porque busca el beneficio rápido y no es capaz de analizar y seguir un camino más responsable. Combatir el cambio climático es un camino difícil que debe ser realizado por toda la humanidad pero que el sistema de globalización económica que manda actualmente, fomenta la competencia entre personas y pueblos y no la cooperación solidaria que tan urgentemente necesitamos.
Bush sostiene que la seguridad energética que Estados Unidos y el mundo necesita vendrá dada por el desarrollo de la energía nuclear. La propia Unión Europea está planteando la vuelta a la energía nuclear como solución, siendo muy fuertes las presiones de los lobies pronucleares fundamentalmente franceses y alemanes, pues se juegan cientos de miles de millones de euros.
En España también asistimos a esta campaña, desde la patronal nuclear, pasando por Felipe González, los hombres de la derecha y algunos sindicalistas conocidos. Destacan las palabras del Comisario de la Unión Europea el español Joaquín Almunia, que dice: « no me siento tranquilo viendo la fragilidad del suministro y el precio del barril de petróleo. Personalmente siempre he estado en contra, pero quiero debatirlo. Es un debate imprescindible».
Hay una realidad evidente es que la energía es crucial para el desarrollo económico en el mundo actual y todavía hoy hay unos 1.600 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad.
Se calcula que la demanda mundial de energía aumente un 50%, para el año 2030, que provocará un crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono hasta el 52% más que actualmente.
Este proceso de crecimiento energético continuo es insostenible. Christopher Flovin, director del Instituto Wolrdwatch. Dice: «La necesidad de reducir notoriamente las emisiones de gases invernadero, significa una revisión de cómo producimos energía».
La humanidad siempre ha respondido a crisis urgentes, pero ignora las que se producen a largo plazo. Como dice Stephan Barg, del Institute Internacional para el Desarrollo Sostenible «Con el cambio climático estamos llegando a una crisis global. La pregunta clave es si seremos capaces de responder a tiempo. Los políticos y el público no comprenden la urgencia del problema del cambio climático».
Está claro pues el problema, el cambio climático nos lleva a la destrucción del planeta. Por el otro lado estamos inmersos en el proyecto de globalización económica que favorece más ese cambio climático y en consecuencia nuestra destrucción.
Ante este problema, dos son las soluciones personales que debemos tomar cada uno, como entes individuales ahorrando en nuestra vida y como individuos que vivimos en sociedad debemos luchar porque en ella se adopten medidas de ahorro y eficiencia.
Es más fácil y barato mejorar la eficiencia energética que producir más energía. La eficiencia no tiene que ver con hacer menos sino con obtener los servicios que queremos con menos energía. La unión Europea se plantea un ahorro de hasta el 20% para el año 2020, aumentando la eficiencia. En el caso de España se puede llegar al 30% de ahorro. Está claro que la eficiencia y el ahorro son dos de los caminos para mejorar la situación del cambio climático.
El Tratado de Kyoto no recomienda como alternativa el empleo de la energía nuclear, sin embargo, la Unión Europea que como hemos visto sufre fuertes presiones de los grandes productores EON /alemana), EDF (francesa), recomienda su uso. En una encuesta realizada a inicios del 2006 y presentada por el Comisario europeo Andris Piebalgs dice que sólo el 12% de los europeos ven la energía nuclear como alternativa, mientras que el 88% no la ven en nuestro futuro.
La industria nuclear trata de utilizar el efecto invernadero y el cambio climático a su favor. Esta industria alaba sus virtudes, pero no nos dice los grandes problemas que genera. Una de sus argumentaciones preferidas es el de la independencia energética. Un estudio realizado en 2001, por la Agencia Internacional de la Energía Atómica sobre la disponibilidad del uranio, nos dice que sus recursos conocidos pueden no cubrir ya sus necesidades en 2026, en el caso de una elevada demanda y en 2035 en el uso de una demanda intermedia.
Otro de los grandes problemas es el de los residuos, sesenta años con energía nuclear y todavía no saben como transportar, eliminar y almacenar de manera segura los desechos nucleares. El resultado es que los residuos se amontonan en instalaciones nucleares en todo el mundo, en malas condiciones y con graves consecuencias.
Los gastos en construcciones nucleares son enormes. La nueva generación de centrales es un 50% más cara que las plantas tradicionales y hasta en un 80% que las de ciclo combinado.
Otro argumento que siempre aducen es que el Kw/h producido es más barato. ¿Es cierto? No, porque en su precio no se tienen en cuenta las grandes subvenciones estatales que se le dan y por otro lado, en su precio, no se le añade el coste que generan los residuos. Si añadimos estos dos componentes, vemos que no es una energía tan competitiva.
Está claro que la energía nuclear no es la solución y no debe serlo siquiera en un corto tiempo ¿Quiere usted que en su pueblo o ciudad se instale una central nuclear? ¿Qué opinaría si los romanos en vez de dejarnos su lengua, sus restos arqueológicos, su historia, nos hubieran dejado depósitos nucleares, cuyas consecuencias seguirían afectando a nuestra salud?
Es evidente que para impedir el cambio climático no pasa por la resurrección de esta fuente de energía, sino por nuestra responsabilidad individual y colectiva, cambiando el modelo de desarrollo económico, por ello debemos decir NO a la globalización y plantear un modelo económico sostenible en el futuro.