Desde la independencia de Túnez en 1956, la ley no excluye a las mujeres del derecho al voto, sin embargo, durante la dictadura las elecciones eran manipuladas por el RCD, partido fundado por Ben Ali en 1988. Bajo este sistema era suficiente con que un miembro de la familia, que solía ser el marido, se […]
Desde la independencia de Túnez en 1956, la ley no excluye a las mujeres del derecho al voto, sin embargo, durante la dictadura las elecciones eran manipuladas por el RCD, partido fundado por Ben Ali en 1988. Bajo este sistema era suficiente con que un miembro de la familia, que solía ser el marido, se trasladara a las urnas con los documentos de identidad y tarjetas de voto del resto de la familia para sufragar por el partido del dictador.
Hoy Túnez vive un periodo de transición tras la caída de Ben Ali, que ocupó el poder durante 23 años. Este país, que cuenta con una población de 10,7 millones de habitantes, ha rechazado la incorporación en la Constitución de la Sharía [en el islám, código de conducta] como fuente de derecho que querían imponer los islamistas radicales. Ante esto, la actuación violenta de los salafistas se ha intensificado en todo Túnez.
En el último año, colectivos civiles y feministas se han manifestado en contra del artículo 28 de la Ley fundamental propuesta por el partido islamista mayoritario, Ennahda, en el que la mujer era considerada como «complementaria» al hombre. Estas movilizaciones e indignación conjunta de la sociedad tunecina han conseguido, finalmente, la aprobación de la igualdad de la mujer.
A pesar de este contexto convulso, estas mujeres se han empoderado. Pueden votar, saben cuáles son sus derechos y obligaciones, tienen presencia activa en la comunidad y contribuyen al desarrollo económico y social. Esperan que esta reforma no se reduzca al derecho al voto femenino, sino que los cambios sean más profundos. «Hoy puedo opinar, esa es mi libertad». Sentada en una piedra se encuentra Saloi con las semillas entre sus manos. Tiene 34 años y vive en el campo, en un proyecto agrario impulsado por una ONG, trabajando en el huerto familiar para ayudar al autoconsumo. Sobre esta nueva etapa, tras la Primavera Árabe que ha vivido Túnez, subraya que ahora puede expresarse: «Antes no podías dar tu opinión sin miedo. Hoy puedes opinar». El cambio para ella está cargado de ilusión: «Ahora vemos de manera distinta el futuro, con más esperanza». Mira a su hija que está al lado del horno y dice: «Ojalá se creen empleos». Se entiende su preocupación sabiendo que según el Instituto Nacional de Estadística la tasa de desempleo se sitúa alrededor del 18% de la población y la tasa de paro juvenil supera el 30%.
Monjia rehúsa decir su edad. Tiene tres hijos y señala que «antes de la revolución teníamos un dictador que nos robaba todo, ahora hemos recuperado la libertad». Cuenta con orgullo que ya puede votar. «En esa etapa mi marido era el que votaba en mi lugar. Ahora mi voto lo introduzco yo en la urna». Sostiene que la nueva Administración de Túnez tiene que hacer frente a necesidades postergadas durante décadas: «El Gobierno tiene que solucionar problemas como el agua potable, el paro y las condiciones de vida en general».
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/cambios-para-mujeres-rurales-tunez.html