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Australia

Campaña contra central térmica roza la victoria

Fuentes: IPS

Los ambientalistas están a punto de festejar una significativa victoria en sus esfuerzos por reducir los gases invernadero en Australia, gracias a las negociaciones del gobierno del sudoriental estado de Victoria con los dueños «de la más contaminante planta a carbón». Cam Walker, portavoz de la red ambientalista Amigos de la Tierra Internacional, dijo «que […]

Los ambientalistas están a punto de festejar una significativa victoria en sus esfuerzos por reducir los gases invernadero en Australia, gracias a las negociaciones del gobierno del sudoriental estado de Victoria con los dueños «de la más contaminante planta a carbón».

Cam Walker, portavoz de la red ambientalista Amigos de la Tierra Internacional, dijo «que hemos pasado en unos pocos años desde una posición de extender el contrato (de la central), casi indefinidamente, a una situación donde el gobierno de Victoria está diciendo que habrá un cierre gradual».

La central Hazelwood de 1.600 megavatios, ubicada 150 kilómetros al este de la capital estatal, Melbourne, cubre hasta un cuatro de los requerimientos de electricidad del estado de Victoria.

Una guerra de informaciones comenzó entre los ecologistas e International Power, propietaria de la planta, a raíz de un reporte de 2005 del no gubernamental Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), que clasificó a Hazelwood como la central eléctrica que más dióxido de carbono emitía en el mundo industrializado. Los activistas dicen ahora que Hazelwood es la central de energía «más sucia» de Australia, ya que cada año produce más de 16 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, causantes del recalentamiento planetario. Además, sostienen que usa agua de forma intensiva –cerca de 27.000 millones de litros cada año–, y que es la mayor emisora individual de dióxido de carbono del país. De igual forma, plantean que Hazelwood, en servicio desde 1959, está obsoleta y necesita ser reemplazada con tecnología de energías renovables.

International Power, por su parte, sostiene que el estudio de WWF fue «muy tendencioso» y que » Hazelwood está bien abajo en la lista de plantas con más emisiones de dióxido de carbono del mundo». También rechazan los reclamos de que es la central más contaminante de Australia.

La compañía, cuyas operaciones globales fuera de Australia incluyen plantas en Pakistán, Tailandia e Indonesia, además de intereses en América del Norte, Europa y Medio Oriente, asegura que el uso actual de agua por parte de Hazelwood es menos de la mitad de lo alegado por los ecologistas. También rechaza que la planta emita contaminantes peligrosos.

International Power adquirió Hazelwood, anteriormente de propiedad estatal, en 2.350 millones de dólares australianos (unos 2.300 millones de dólares estadounidenses) en 1996, con una vida de 40 años. La compañía reconoce que la planta libera grandes cantidades de dióxido de carbono -13 por ciento de las emisiones del estado de Victoria, lo que equivale a tres por ciento del total de Australia-, pero descarta los reclamos de los activistas respecto a que Hazelwood debió cerrar en 2005 y que se salvó sólo por una extensión de su licencia.

En cambio, la compañía apunta a una declaración de impactos ambientales aprobada por el gobierno, la cual, en 2005, le permitió mover un camino y el curso de un río con el fin de acceder a reservas de lignito, a cambio de que su capacidad total de emisiones de gases de efecto invernadero quedara en 445 millones de toneladas.

Como sea, los ecologistas se sienten al borde de un gran triunfo gracias a las negociaciones preliminares del gobierno de Victoria con los propietarios de Hazelwood para clausurar un cuarto de la planta hacia 2014, como parte de un proceso gradual de cierre de toda la planta.

Walker dijo a IPS que estar sorprendido con el rápido crecimiento que aparentemente ha tenido la campaña. «Hace poco más de un año realmente pensaba que no estaba en la agenda del gobierno del estado y ellos han recorrido un camino largo», recordó. El gobierno de Victoria, encabezado por el primer ministro John Brumby, se ha comprometido a reducir las emisiones de gases invernadero en 20 por ciento en la próxima década, respecto a los niveles de 2000.

Aunque Brumby ha buscado apoyo financiero federal con el fin de compensar a International Power por el cierre de Hazelwood, el primer ministro dice que su gobierno actuará «por sus propios medios» si no hay asistencia próxima.

International Power también parece dispuesta a dar un paso atrás en su inversión. La compañía presentó un plan al gobierno federal en 2008 donde esboza una etapa de cierre de viejas centrales a carbón de Australia en un periodo cercano a los 10 años, «a cambio de una tarifa que refleje el valor de mercado de los activos y la inversión equivalente realizada por los dueños». El portavoz de la compañía, Trevor Rowe, dice que «nada ha cambiado» en la posición de International Power desde que la presentación fue hecha.

Mientras reportajes de prensa han insinuado que el pago a International Power serán cientos de millones de dólares, Rowe se negó a discutir con IPS el monto de compensación que la empresa está buscando.

Independiente de la cantidad que finalmente sea cancelada, los ecologistas están dispuestos a sacar el mayor provecho de la situación. «Si ésta representa la primera planta térmica cerrada en Australia por razones del cambio climático, entonces sería un paso hacia adelante significativo», dijo Mark Wakeham, de Environment Victoria, una de la serie de organizaciones no gubernamentales ecologistas que participan en la campaña contra Hazelwood.

Wakeham, quien estuvo involucrado en las primeras protestas contra la central en 2005, ha visto cómo la campaña creció desde acciones de activistas locales y grupos ecologistas hasta un movimiento que recibe considerable cobertura mediática en sintonía con la amplia preocupación de la comunidad acerca de la contaminación climática de Australia. «Creo que la campaña contra Hazelwood ha contado efectivamente una historia clara acerca de lo que necesitamos hacer si vamos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y que además es posible hacerlo en un muy corto periodo de tiempo», dijo. La clave del éxito que ha tenido hasta ahora la campaña ha sido claramente la capacidad de producir resultados tangibles. «En todas las discusiones sobre cambio climático de los últimos 10 años, no hemos tenido gobiernos que tomen acciones para parar la polución. Hasta que eso suceda, las emisiones no van a caer realmente», dijo.

Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=96921