Mientras el Gobierno actualiza anualmente el Baremo de Indemnizaciones por Secuelas de Accidentes de Tráfico, el Ministerio de Trabajo mantiene congelado desde enero 2013, el Baremo de Indemnizaciones por Lesiones, Mutilaciones y Deformidades de carácter definitivo y no Invalidantes, recogidos en la Orden ESS/66/2013 BOE de 30/01/2013. Qué fácil se aprovechan de los débiles. ¿Cómo […]
Mientras el Gobierno actualiza anualmente el Baremo de Indemnizaciones por Secuelas de Accidentes de Tráfico, el Ministerio de Trabajo mantiene congelado desde enero 2013, el Baremo de Indemnizaciones por Lesiones, Mutilaciones y Deformidades de carácter definitivo y no Invalidantes, recogidos en la Orden ESS/66/2013 BOE de 30/01/2013. Qué fácil se aprovechan de los débiles.
¿Cómo definir el valor económico recogido en dicha Orden, sobre las diferentes partes del cuerpo de trabajador/a lesionado a causa del déficit preventivo de la empresa? Poner precio a la perdida anatómica de un Testículo en 2.840 euros;de dos testículos en 6.380 euros;la pérdida de una mama de mujer 2.560 euros;de dos 5.460 euros;la pérdida de la nariz en 7.940 euros, la pérdida total del pene 6.810 euros;pérdida de un riñón 4.260 euros;perdida de una oreja 1.810 euros;por la pérdida de capacidad auditiva un baremo que oscila entre 1.210 a 3.580 euros;la pérdida total del primer dedo del pie 2.240 euros o por el quinto dedo 680 euros, la pérdida completa del dedo índice 2.420 si es el derecho y 1.810 si es el izquierdo, por cicatrices un baremo que oscila entre 540 y 2.130 euros,… etc. Podría seguir, el listado de lesiones y anatomía congelada, es muy amplio, como en la carnicería.
Tal vez alguno se ría, porque no es habitual la pérdida de parte o la totalidad del pene, ovario o una oreja en accidente de trabajo. Pero las amputaciones de dedos, rigideces de las articulaciones, incluso tras ser intervenido quirúrgicamente, las cicatrices, las pérdidas auditivas producidas por el ruido, etc., son el pan de cada día, las lesiones que afectan a miles de personas tras los recortes en la inversión preventiva y, como consecuencia, incrementan la siniestralidad. Aunque pueda ser motivo chistes, el baremo expresa una realidad silenciada, donde las mutuas se resisten con todo descaro al pago de las cantidades correspondientes. Lo preocupante es el injustificable olvido del derecho a esta prestación y el silencio social ante la congelación del baremo durante 7 años.
Recuerdo que un directivo de una importante mutua, me decía: «Sois la leche, reclamáis 540 euros por una pequeña cicatriz y en el sur, aun con una amputación del dedo, no indemnizamos». Yo siempre respondía: «Quien no llora no mama y si pagáis es porque corresponde».
En estos tiempos de retroceso en derechos laborales, hasta el Tribunal Constitucional se atreve a bendecir la inhumana política empresarial de «Usar y tirar» la mano de obra, incluso, cuando muchas empresas incumplen la legislación preventiva, manteniendo unas condiciones de trabajo nocivas y peligrosas. Es urgente retomar la lucha por la salud laboral, exigir una prevención real de los riesgos laborales (no solo seguridad, también los higiénicos, ergonómicos, psicosociales…) y la compensación por daños, una vez que sean producido. Por esta razón, nadie debe continuar callado o ignorando tanta injusticia y pasividad. Mañana puede ser tarde para reaccionar.
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