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Carta pública de los Indígenas Tupinikim y Guarani de Brasil

Fuentes: Ecoportal.net

Al igual que en otros países, en Brasil las plantaciones de eucaliptos y las fábricas de celulosa no están localizadas en tierras que nadie quiere, sino que se concentran en zonas pobladas costeras, cercanas a los puertos de salida de la producción de celulosa. Por esta razón, tanto las plantaciones como las fábricas no sólo […]

Al igual que en otros países, en Brasil las plantaciones de eucaliptos y las fábricas de celulosa no están localizadas en tierras que nadie quiere, sino que se concentran en zonas pobladas costeras, cercanas a los puertos de salida de la producción de celulosa. Por esta razón, tanto las plantaciones como las fábricas no sólo están teniendo fuertes impactos sobre el ambiente, sino también, lo que para nosotros es aún más importante, sobre la gente y sus medios de vida.

Tal es el caso de Aracruz Celulose, que desde 1960 ha ocupado vastos territorios de indígenas y agricultores en los Estados de Espíritu Santo y Bahía para instalar extensas plantaciones de eucaliptos para abastecer sus gigantescas fábricas de celulosa.

Los indígenas Tupinikim y Guaraní, entre otros, llevan ya muchos años oponiéndose a esta empresa y reclamando la devolución de sus tierras. En la carta que copiamos abajo exponen los objetivos de su lucha que, además de histórica, se ha convertido en un símbolo para tod@s quienes a lo largo y ancho del mundo luchamos contra el modelo de plantaciones de monocultivos de árboles en gran escala.

Carta Pública

NUESTRA TIERRA, NUESTRA LIBERTAD

El día 19 de febrero de 2005, realizamos una Asamblea General de los Pueblos Tupinikim y Guaraní en la aldea de Comboios. Con presencia de aproximadamente 350 indígenas de todas las aldeas (Pau Brasil, Caieiras Velhas, Irajá, Três Palmeiras, Boa Esperança, Piraquê-Açu y Comboios) analizamos la situación actual de nuestras comunidades y discutimos sobre la recuperación de nuestras tierras, actualmente en poder de Aracruz Celulose.

Como resultado de nuestras conversaciones, hacemos público lo siguiente:

– Antiguamente (hasta hace 40 años) vivíamos bien, cazando, pescando y cultivando nuestros campos con poroto, maíz y mandioca. No dependíamos de nadie, vivíamos de nuestra tierra y éramos libres. Con la llegada de Aracruz Celulose perdimos nuestras tierras, nuestros bosques y nuestros ríos. Nos fuimos empobreciendo de a poco y nos transformamos en «prisioneros» del proyecto de Aracruz.

– En 1979 comenzamos a luchar para recuperar nuestras tierras, siempre basados en nuestro derecho. En 1997, la FUNAI identificó 18.071 hectáreas como tierras ocupadas tradicionalmente por nosotros, pueblos Tupinikim y Guaraní. Hasta el momento pudimos recuperar solamente una pequeña parte de nuestro territorio. Aproximadamente 11.000 hectáreas continúan en manos de Aracruz Celulose, en virtud de un Acuerdo ilegal que permite a la empresa explotar y degradar nuestra tierra, tierra que es nuestra madre y sobre la cual construimos nuestra dignidad y nuestra identidad.

– Pero afirmamos claramente que todo lo que Aracruz Celulose ha devuelto a nuestras comunidades se debe a nuestra lucha y a nuestro derecho. También afirmamos que nuestra lucha no acabó y nunca acabará, sino que continuará durante toda nuestra existencia. Actualmente, después de muchos debates en nuestras comunidades, llegamos a la conclusión de que el Acuerdo con Aracruz no pudo resolver nuestros problemas, sino que por lo contrario nos ha causado aún más dificultades, generando dependencia económica, división entre las aldeas y debilitando nuestra cultura. La muerte de nuestra cultura es la muerte simbólica de nuestro pueblo.

– Tenemos una responsabilidad muy grande como caciques y líderes. Sabemos que no podemos continuar existiendo como pueblo indígena si no tenemos libertad y autonomía y si nuestras tierras no son demarcadas, para que nuestros hijos y nietos puedan tener un futuro seguro. 500 años atrás cortaron los árboles que representan a los pueblos y culturas indígenas; actualmente, con nuestra lucha, vuelven a brotar con fuerza las raíces indígenas en el Estado de Espírito Santo.

Por todo eso decidimos, por unanimidad, en esta Asamblea Indígena, luchar por la recuperación de nuestras tierras, ocupadas actualmente por Aracruz Celulose. La lucha por la tierra, que es también la lucha por la supervivencia física y cultural de los pueblos Tupinikim y Guaraní será, de aquí en adelante, nuestro principal objetivo y no descansaremos hasta conseguir recuperar íntegramente nuestras tierras.

LA TIERRA ES UN DERECHO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Aldea Tupinikim de Irajá, 28 de febrero de 2005
Comisión de Caciques Tupinikim y Guaraní/ES

Enviado por
Movimiento Mundial por los Bosques
http://www.wrm.org.uy