Para Ricardo Torregrosa Marín, con mi mayor y más sincero reconocimientoPara José Martín, El Largui, Presidente de AVIDA Málaga (Asociación de víctimas del amianto).In memoriam «Morir por amianto» [1] es un artículo de Andrés Pedreño [AP] fechado el pasado 23 de noviembre. De él recojo la siguiente información que, seguramente, les recordará otros casos que […]
Para José Martín, El Largui, Presidente de AVIDA Málaga (Asociación de víctimas del amianto).
In memoriam
«Morir por amianto» [1] es un artículo de Andrés Pedreño [AP] fechado el pasado 23 de noviembre. De él recojo la siguiente información que, seguramente, les recordará otros casos que no han olvidado.
Juan Vera Benito -nombre real, el autor ha contado con el permiso de la familia para citarlo- murió en de enero de 2017, a los (casi) 65 años. «Toda su vida trabajó en Bazán (ahora Navantia) desde que con 14 años entró en la Escuela de aprendices». Es otro más, comenta AP, de los cientos de trabajadores expuestos al amianto en Cartagena que han fallecido por cáncer de pulmón. Su familia desconocía la relación amianto-cáncer. No solicitó la autopsia clínica, como tantas otras. «Ningún médico la practicó de oficio, pues consideraron que su cáncer tenía origen en el tabaco». Vera Benito nunca vio reconocido su cáncer como enfermedad profesional.
Son muchos los trabajadores afectados por el amianto a quienes se les ha negado y se les niega este derecho. Murcia es, entre 2000-2015, «la séptima provincia española con mayor número de muerte por mesoteliomas». 169 en total. Entre estos casos, «están también el de 44 mujeres amas de casa que murieron expuestas por lavar la ropa de sus maridos». Las «muertes indirectas», la mayoría de mujeres trabajadoras, que apenas computan en ninguna estadística.
Tres de cada cuatro mesoteliomas de la región (el 75%) se producen en Cartagena. Se estima, son datos facilitados por AP, «que otras 338 han muerto por otras patologías asociadas al amianto como cánceres broncopulmonares, asbestosis, laringe, esófago, etc». En total, 507 casos, de los que solo 10 -¡menos del 2%… menos del 2%!- «han conseguido reconocimiento en los Tribunales de fallecimiento por enfermedad profesional». Por lo tanto, infiere correctamente AP, «497 personas fallecidas por el asbesto han sido enterradas sin derechos y sin justicia». Como Juan Vera Benito. Remarco: sin justicia, sin derechos.
Según el médico anatomopatólogo José Miguel Sanz Anquela, prosigue AP, las autopsias clínicas para detectar la causa de fallecimiento por exposición al amianto deben practicarse en función de tres criterios: 1. El más importante: por la historia laboral que constate exposición al amianto. 2. Por la existencia de marcadores de exposición (por la propia patología). 3. Por encontrar fibras de amianto. Juan Vera Benito cumplía con los dos primeros criterios. «Una historia laboral de exposición al amianto y una patología de placas pleurales calcificadas que es un marcador de exposición al amianto». Según Sanz Anquela «las manifestaciones pleurales son las asociadas con más frecuencia con la exposición al amianto y las placas pleurales así como el engrosamiento pleural difuso, se detectan hasta en el 50% de los casos de asbestosis. Aproximadamente en el 60% de los trabajadores expuestos al amianto se detectan placas pleurales con la tomografía de baja radiación». Sin embargo, «en el Hospital Santalucía nadie le practicó a Juan Vera Benito una autopsia clínica, por lo que no se determinó que su cáncer tenía un origen laboral aún teniendo criterios suficientes para que esta posibilidad existiera».
La familia tampoco la pidió por la anteriormente señalado: desconocimiento. De practicarse la autopsia, podrían haberle encontrado las fibras de asbesto. No fue así. Murió sin reconocimiento de una enfermedad contraída durante su vida laboral. Su caso es «prototípico de algo que suele denunciar la Asociación de Perjudicados y Afectados por el Amianto (APENA)»: muchos trabajadores y sus familias desconocen qué es el amianto. Por no saber ni siquiera saben que han estado expuestos y, por tanto, no piden la prueba de la autopsia. A los que estén informados, «les obligará a una torturante y humillante odisea por los juzgados para solicitar necropsias que en el resto de España se piden y son realizadas, con permiso de la familia, en el mismo hospital por su Servicio de Anatomía Patológica».
¿Por qué en los hospitales de la Región y concretamente en el Santalucía de Cartagena, los médicos del Servicio de Anatomía Patológica no practican de oficio la autopsia clínica a trabajadores fallecidos que como Juan Vera Benito cumplen con los criterios de exposición al amianto? Esta es una de las reivindicaciones centrales de los Afectados por el Amianto.
Pues bien, el pasado 27 de octubre, el BORM publicó el convenio de colaboración entre el Servicio Murciano de Salud y el Ministerio de Justicia en materia de investigación sobre estudio histopatológico de pulmón, convenio en el que se ha acordado que las autopsias y la toma de las muestras para cuantificación de las fibras de asbesto las asuman los forenses, y que el envío de las muestras al Hospital de referencia -el Vall d’Hebron barcelonés, donde los «recortes-retallades» han sido estratosféricos- se realice por cuenta del Servicio Murciano de Salud. Los patólogos de Cartagena se encargarán de recibir y enviar las muestras quedando a cargo del propio organismo asistencial el pago de los estudios. El Convenio está siendo criticado con razón y razones por los Afectados por el Amianto: ¡los médicos forenses son competentes para las muertes violentas pero no para las muertes por enfermedades profesionales!
Dos consideraciones finales del autor del artículo. La primera: «el Convenio contraviene las recomendaciones de la SEAP (Sociedad Española de Anatomía Patológica)» . En el Libro Blanco de la SEAP de 2015, se distingue dos tipos de autopsia: la clínica y la médico-legal. Esta Sociedad Científica afirma con claridad «que el accidente de trabajo, como muerte violenta, está bajo el ámbito de la medicina forense». En cambio, el fallecimiento por enfermedad profesional, el caso de los fallecidos por asbesto sería un ejemplo, «está incluido dentro del ámbito de la Anatomía Patológica». El Convenio contraviene, además, «las indicaciones del Real Decreto Real Decreto 220/1982 de l8 de junio sobre Autopsias Clínicas».
La segunda consideración: «las autopsias clínicas son practicadas de oficio por el Servicio de Neumopatalogía en cuanto existen evidencias de exposición al amianto del fallecido según los criterios que ya he expuesto». Las autopsias forenses, en cambio, se practican cuando así lo solicita la familia, lo que significa «presuponer que la familia conoce que el cáncer que ha provocado el fallecimiento de su allegado está vinculado al amianto». El caso de Juan Vera Benito prueba que esa suposición es falsa, radicalmente falsa
En síntesis, concluye AP, «el Convenio firmado va a continuar invisibilizando la tragedia de las muertes por amianto, quienes serán enterrados sin reconocimiento de su enfermedad profesional». La conspiración de silencio de la que han hablado entre nosotros, entre otros, Paco Baéz, Paco Puche y Ricardo Torregrosa Marín.
Dos cartas de este último en las que conviene reparar [2], por su mirada crítica, por su conocimiento del tema, por hablar desde el corazón de estas tinieblas y por su perspectiva humanista y obrera. La primera de ellas:
Estimados amigos:
Juan Vera y yo éramos amigos desde los 7 años, mas tarde, con 18 años, en 1969 entró en Bazán, de soldador en contacto diario con el asbesto. La realidad es más cruel que el artículo. La voy a explicar aquí porque quiero que la conozcáis.
A finales de 2016 Juan entró con fuertes dolores en pecho y hombro por urgencias en el Santa Lucía. Lo vieron en Medicina Interna y Radiodiagnóstico con informes de placas pleurales calcificadas, por exposición al asbesto. Lo pasaron a neumología, donde dejan placas pleurales calcificadas, pero suprimen la exposición al asbesto. Hablaba con su hermano y le insistía que dijera que había estado expuesto, pero no quisieron ponerlo en el informe.
Ahora mismo tengo los informes delante de mis ojos. Al hermano le dijeron que estaban seguros que el cáncer de pulmón era por el tabaco. No le informaron de la posibilidad de recuentos de cuerpos de asbesto, de hecho, no quieren hacerla nunca.
Al Dr. de la Torre, responsable de la consulta de asbesto, le puse encima de la mesa la Normativa SEPAR, con desdén me dijo que la conocía. Le repliqué que mirara la página 15 donde dice que no se puede distinguir un cáncer del asbesto y un cáncer del tabaco, y le conté el caso de Juan Vera. Se limitó a decir que él no había hecho el informe.
Podéis creer o no estos hechos, igual que podéis creer o no que en mayo conocí un caso de mesotelioma pleural de un calorifugador a quien nadie le había dicho que era por el asbesto (se lo dijo otro enfermo); podéis creer o no que no comunican la sospecha de EP de mesoteliomas, y podéis creer o no que jamás los neumólogos del Santa Lucía han diagnosticado un solo caso de cáncer pulmonar por el asbesto. Pero lo que estoy diciendo es la verdad. Aunque os cueste trabajo creer.
Esta situación es muy dura. Nuestro primer enemigo no son las empresas. Son los médicos, o algunos médicos, pero si hay alguno que no está de acuerdo con esta conspiración está bien callado.
He pedido al Sr. Consejero de Salud, la creación de una Comisión de patologías y fallecimientos por asbesto, con participación de expertos de fuera de la Región, ¡Y… me ha dicho que sí! Es un político. Ya veremos. Sin el apoyo médico, es muy difícil convencer/convocar a la gente, muchos creen antes a los médicos que a mí.
Una segunda carta que tampoco tiene desperdicio. Desde un profundo conocimiento de esta ignominia inadmisible:
Los últimos datos estadísticos que tengo de fallecimientos por asbesto de Cartagena se remontan a los años 2008-2011. En ese periodo de tiempo fallecieron 27 personas por mesotelioma en Cartagena. Digo personas, porque entre ellas figuraban 3 mujeres amas de casa por contaminación doméstica.
La media es de 8 mesoteliomas al año. Un cálculo muy conservador sumaría a cada uno de estos mesoteliomas, al menos dos cánceres broncopulmonares: un total de 16 cánceres por asbesto. La suma total sería 24 muertes por asbesto al año, entre ellas 3 amas de casa, 1 por mesotelioma y 2 por cáncer.
De estos 24 muertos, los mesoteliomas nunca los comunican, y los cánceres los camuflan por tabaco u otras causas. En solo tres años, de 24 mesoteliomas, sólo conocemos 9; a los otros 15 le han ocultado a las familias sus derechos. El resultado es que apenas nos enteramos de 6 casos al año, que llegan a nosotros por el boca a boca. De estos seis casos la mitad serán desestimados en los Tribunales de Justicia, por culpa de diagnósticos médicos intencionadamente confusos o que ocultan la exposición laboral.
Ante estos diagnósticos tan desfavorables al trabajador cuando hemos pedido toma de muestras para enviar al Hospital Universitario Vall d’Hebron para recuento de cuerpos de asbesto… siempre la han negado. ¡Hemos tenido que acudir a la justicia para que les obligara a hacer esta toma de muestras! Todas dieron positivas, con altas cifras de cuerpos de asbesto.
Ahora en una infamia más, han institucionalizado este horrible peregrinar por los juzgados en un momento tan trágico, haciendo obligatorio este trámite, cuando en el resto de España se hace en el mismo hospital. Además, cuatro de cada cinco familias ignoran esta prueba, por lo que nunca la pedirán.
Esto es lo que está pasando en Cartagena, concluye Ricardo Torregrosa Marín, una conspiración, una conspiración criminal contra ciudadanos-trabajadores.
¿Nos vamos a quedar indiferentes? ¿Vamos a seguir admitiendo esta agresión, esta ignominia contra la clase obrera española? ¿Esto no va con nosotros? ¿Son asuntos de la clase trabajadora murciana, de gentes que no cuentan en las cuentas, y, por tanto, no son de nuestro interés inmediato? ¿Son gentes de otras regiones, de otras nacionalidades, de otras naciones? ¿Lo nuestro sigue siendo el tema monotema -o el cupón vasco en su defecto- que lo cubre u oculta todo, en .Cat y (casi) en el conjunto de España? ¿Son murcianos y eso nos queda muy lejos? ¿Es eso?
Notas
1) http://www.eldiario.es/murcia/murcia_y_aparte/Morir-amianto_6_711188911.html. Puede verse también: https://www.youtube.com/watch?v=QwJUZhWAQyg&t=4s
2) Comunicaciones personales: 22 y 25 de noviembre de 2017. Una nota posterior: «La lucha que he iniciado en Cartagena es para que trascienda el muro de silencio mediático en la Región, aquí todo el mundo parece temeroso del poder de Repsol. Lo entiendo, si retira su publicidad, algunos o muchos, periodistas, van a la calle, igual sucede de la publicidad institucional. Se están jugando las garbanzos. Un abrazo, Ricardo Torregrosa Marín».
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