Ilusión desbordante y una firme determinación: decidir el futuro político de Cataluña el próximo 9 de noviembre. La gigantesca manifestación de ayer por la tarde en Barcelona ha llenado los 11 kilómetros de recorrido formando una V con el objetivo de hacer llegar a todos los rincones una clara voluntad: votar. Lo que se ha […]
Ilusión desbordante y una firme determinación: decidir el futuro político de Cataluña el próximo 9 de noviembre. La gigantesca manifestación de ayer por la tarde en Barcelona ha llenado los 11 kilómetros de recorrido formando una V con el objetivo de hacer llegar a todos los rincones una clara voluntad: votar. Lo que se ha visto en esta Diada en las calles reafirma los datos de las últimas encuestas, que alrededor del 75% de la población catalana desea que se realice la consulta soberanista.
La masiva movilización ha estado dominada por los sentimientos: «Muy emocionado de ver cómo tienes a toda Barcelona y a toda Cataluña detrás de ti, a tu lado», acertaba a decir Carlos Romero, vecino del Hospitalet de Llobregat, con los ojos humedecidos, a las 17.14 horas, hora cumbre fijada por la organización y cuando ha estallado el clamor de «in, inde, independencia» entre el mar de participantes que, con camisetas rojas y amarillas, han construido una interminable senyera a lo largo de las dos grandes arterias de Barcelona, la Gran Via y la Avenida Diagonal.
El souflé no ha bajado. Lejos de los primeros augurios que a mediados de verano vaticinaban la caída de la participación en esta Diada después de dos jornadas anteriores de participación multitudinaria, centenares de miles de personas venidas desde todos los puntos de Cataluña se han dado cita en la capital. Según la Guardia Urbana, los participantes han sido 1,8 millones, una cifra que la Delegación del Gobierno rebaja a entre 470.000 y 500.000, por debajo incluso de la cantidad de personas inscritas en la V.
Como en anteriores ocasiones, ha sido una movilización festiva, pacífica y muy familiar, en la que se han coreado los himnos oficiales y otros como La Estaca. La determinación se mantiene, con algo de impaciencia. «En 2012 salimos a la calle con un clamor evidente, como decía el lema de la manifestación: Cataluña, nuevo Estado de Europa». Dos años después venimos a venir para pedir votar. Los políticos van un poco detrás de la sociedad«, afirmaba Clara Riera, que junto a varios de sus vecinos ha llegado esta mañana a Barcelona en tren desde El Vendrell. La jornada no ha registrado ningún incidente de gravedad, según han informado los Mossos d’Esquadra.
La presión sobre los actores políticos que están llevando los tempos del proceso soberanista no sólo la han reafirmado los manifestantes en la calle, sino también la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana – convocante de la movilización junto a Òmnium Cultural-, Carme Forcadell, que, estimulada por el éxito de la convocatoria, ha retado a Mas a sacar las urnas sin tomar en consideración la resolución del Tribunal Constitucional. «No dejaremos que, como pasó con el Estatut, vuelva a recortar la voluntad democrática de los catalanes. El Parlament aprobó una declaración de soberanía y es hora de que se ejerza», ha sentenciado en los parlamentos finales desde la plaza de Les Glòries, vértice de la V y donde se alzaba el escenario con 940 urnas, una por cada municipio de Cataluña.
La movilización organizada y reglada por la organización ha acogido en varios de sus tramos reivindicaciones sociales de numerosos colectivos. En la confluencia de la Gran Via con la calle Balmes, el bloque social ha clamado contra los recortes portando banderolas con el símbolo tachado de unas tijeras. «El debate social y nacional son inseparables. Hoy también le decimos al Govern de la Generalitat y al Gobierno central que deben acabar con la austeridad que lleva a la pobreza a miles de ciudadanos», afirmaba el secretario general de CCOO Catalunya Joan Carles Gallego. «Hoy vemos una sociedad movilizada que le dice al Gobierno español que hay una mayoría que quiere votar y que se le dé una respuesta política y democrática», ha añadido el sindicalista. Una opinión similar expresaba el Catedrático de Ciencia Política de la UAB Joan Subirats: «Es una movilización que va mucho más allá de lo que dicen los políticos, la fuerza está en la gente».
Diego Cañamero, con el Procés Constituent
Al igual que el año pasado, el Procés Constituent se ha manifestado ante una entidad bancaria para denunciar la dependencia de los bancos y expresar su deseo de que el derecho a decidir no se limite a la independencia, sino que también permita decidir sobre la deuda y los servicios públicos, entre otros. En esta ocasión, su objetivo ha sido el Deutsche Bank, situado en el cruce entre la avenida Diagonal y el paseo de Gràcia. En este punto, se han concentrado unas 200 personas. Sólo algunas de ellas llevaban las omnipresentes camisetas amarilla y roja, informa Magda Bandera.
En este grupo se encontraban varios miembros de las Marchas de la Dignidad, que decidieron en su última asamblea apoyar el proceso soberanista catalán. Entre ellos, destaca el líder del SAT Diego Cañamero, quien considera que «está claro que una parte importante del pueblo catalán quiere un cambio sustancial de la estructura del Estado. Hay gente de todas las condiciones sociales y de todas las edades».
Cañamero ve una oportunidad en el proceso soberanista: «Hace falta abrir un proceso constituyente en todo el Estado y romper con el 78. Si Cataluña avanza en esta línea, nos ayudará a hacerlo al resto de los pueblos».
La manifestación del 11-S también ha contado con el apoyo de una veintena de representantes madrileños de las Marchas de la Dignidad. Víctor Jiménez, del barrio de Vallecas, destacó la importancia de que el proceso fomente «la unidad de clase y que sea un proceso realmente liberador. Si no, no será válido».
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Fuente: http://www.lamarea.com/2014/09/11/cataluna-pide-que-la-dejen-decidir-su-futuro/