Si no fuera por el peligro que representa un presidente que da órdenes para que sus policías blindados agarren por los pelos o den patadas a personas que van a votar, me hubiera resultado casi enternecedor escuchar a Rajoy decir que «es absurdo pretender que Catalunya se vaya de la UE». Estaba contestando a las […]
Si no fuera por el peligro que representa un presidente que da órdenes para que sus policías blindados agarren por los pelos o den patadas a personas que van a votar, me hubiera resultado casi enternecedor escuchar a Rajoy decir que «es absurdo pretender que Catalunya se vaya de la UE». Estaba contestando a las declaraciones de Puigdemont a una TV israelí.
El caso es que, hasta la destitución del Govern catalán, un argumento principal que los tres del 155 repetían contra los independentistas afirmaba que sería imposible que Catalunya siguiera en la UE si se independizaba de España, dando incluso a entender que La Moncloa usaría el derecho de veto para bloquear tal posibilidad.
Rajoy, y muchos otros, han mordido el cebo del President, tal como la semana pasada promocionaron a Marta Rovira cuando se sintieron obligados a contestar sobre las amenazas que denunció. Puigdemont solo se podía referir al supuesto de que Catalunya fuera independiente, porque es impensable que los catalanes decidan sobre la UE si siguen en España. Por tanto Rajoy, y muchos otros, han defendido la continuidad en la UE de una Catalunya independiente, pues también para estos incautos, aunque no inocentes, rige la evidencia de que los catalanes no podrán decidir sobre Europa si, tal como sueñan, no se convierten en república.
Es lógico que entre cárceles, exilios y represiones varias, más los casi forzosos cambios de siglas y cabezas de lista, los líderes independentistas tiendan a decir cosas provocadoras y dirigidas al electorado que les comprende, pues solo cuentan con su impulso para conseguir cuota de pantalla. Pase lo que pase el día 21 lo están consiguiendo. Mientras tanto, los que también vemos TV3 nos reímos más que nunca y siempre de ambos bandos, mientras que en el resto de pantallas cuando hablan de política parecen enfadados.
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