Hace ahora como un millón y medio de años que el primer inmigrante de la historia de la Humanidad atravesó el Estrecho de Gibraltar y llegó a la que entonces se perfilaba como la tierra prometida para la nueva especie de homínidos: Europa. Este crucial dato en la historia de la Antropología lo probó hace […]
Hace ahora como un millón y medio de años que el primer inmigrante de la historia de la Humanidad atravesó el Estrecho de Gibraltar y llegó a la que entonces se perfilaba como la tierra prometida para la nueva especie de homínidos: Europa. Este crucial dato en la historia de la Antropología lo probó hace unos diez años un antropólogo catalán, Josep Gibert i Clots. Su descubrimiento está siendo refrendado y ampliado por posteriores antropólogos en lo que va de año. Sin embargo, a pesar de que Josep Gibert fue el descubridor de este dato, absolutamente revolucionario para la Antropología europea, todas las noticias que saca la prensa estos días referentes a su revelador descubrimiento no citan nunca el nombre de su descubridor… ¿Será por el estigma que ser catalán supone en los oscuros tiempos que corren?
Sea como fuere, aquel primer navegante, montado sobre una rudimentaria balsa, logró atravesar un mar posiblemente infestado de tiburones y alcanzó la orilla opuesta. Él fue el primer ser humano en territorio europeo. Posiblemente fueran más de uno y posiblemente necesitaran muchos intentos hasta que una avanzadilla de exploradores pisara por fin la actual tierra gibraltareña. Desde aquel momento del Paleolítico inferior, el Estrecho se convirtió en paso ineludible hacia Europa para todas las especies de homínidos que lo siguieron. Estas revelaciones demuestran que el hombre de Atapuerca no fue el primer ser humano en la península ibérica. También se ha desmoronado la teoría de la colonización de Europa occidental vino de la mano de migraciones asiáticas y norte-europeas. Todo lo que Europa tiene hoy, por mucho que le pese a los gobiernos prepotentes que la componen, vino de África, de la mano de aquel primer homínido aventurero que cruzó el estrecho y se aposentó en la península ibérica.
Un nexo de unión de millón y medio de años
Lo que hoy conocemos como Estrecho de Gibraltar es un canal natural que une el mar Mediterráneo con el océano Atlántico y que desde que aquel primer homínido lo atravesó, hace un millón y medio de años, ha servido de vínculo geográfico indiscutible entre Europa y África.
Ha quedado demostrado que durante un millón y medio de años los africanos han utilizado el Estrecho para entrar en Europa, lo que hace incuestionable el papel de vínculo de unión entre dos continentes que tiene. Indudablemente, durante ese aún misterioso Paleolítico que tuvimos en Europa, también existieron migraciones en sentido contrario a través del Estrecho, esto es de Europa hacia África.
Esos movimientos demográficos entre África y Europa se incrementaron a lo largo de toda la historia de la Humanidad: en la Prehistoria con las navegaciones intercontinentales de avezados comerciantes, como los fenicios, los griegos o los cartagineses; durante la Edad Antigua el Estrecho sirvió de acceso al continente africano para las feroces legiones del Imperio romano; en la Edad Media fue Tarik el que atravesó el Estrecho y desde Gibraltar organizó la ocupación árabe de toda la península; las edades Moderna y Contemporánea consolidaron el papel indiscutible del Estrecho como punto de fusión de dos continentes y como ruta más corta para alcanzar desde África el territorio de Europa Occidental.
Hasta el siglo XIX no comenzaron a instalarse fronteras convencionales en el Estrecho, unas fronteras que se endurecieron a lo largo del siglo XX y que en el XXI se han convertido en muros infranqueables. Las naciones europeas ricas, las grandes saqueadoras de África y el principal soporte de sus sanguinarios y corruptos regímenes, han decidido cerrar una puerta que lleva un millón y medio de años abierta. De esta forma interrumpen unos movimientos demográficos que se vienen produciendo desde mucho antes de que el hombre comenzara a definir los territorios, a apropiarse de ellos y a bautizarlos como estados.
España verdugo de Europa
Siendo un país limítrofe con África, de la que apenas la separan los doce kilómetros del Estrecho, a España le ha correspondido el ingrato papel de cerrar las puertas a toda la inmigración que desde África pretende alcanzar el territorio europeo. Como buen perro guardián, España obedece a sus amos europeos endureciendo sus condiciones de acceso, levantando alambradas y patrullando sigilosamente toda la zona marítima que abarca el estrecho.
Así, cumpliendo con su papel de indigno verdugo, la madrugada del 6 de febrero del 2014, España plantó a sus guardias civiles frente a la playa de Ceuta y les dio orden de disparar contra todos aquellos inmigrantes ilegales que venían nadando. Dicen que lo que dispararon fueron pelotas de goma, pelotas que provocaron quince muertos. Orgullosos de su hazaña, los guardias civiles dejaron flotando los cadáveres en el agua hasta bien entrada la mañana. Todos los agentes de la Benemérita que intervinieron en esta maniobra fueron felicitados por herr Rajoy y, posiblemente, en estos cuatro años que han pasado desde entonces, muchos también hayan recibido medallas por sus heroicas actuaciones.
Los vecinos les apoyan
Después de un capítulo de crueldad y asesinato premeditado como el que hace cuatro años llevaron a cabo los guardias civiles en Ceuta, las condiciones de acceso a España desde África se endurecieron y las bajas de ahogados entre los que intentan llegar por mar crecen a ritmo geométrico.
Por otra parte, para que no quede duda de que actuaciones criminales como esta, además del respaldo del gobierno, tienen también «apoyo popular», el vicepresidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos de Ceuta, José Ríos, ha ofrecido a la guardia civil la ayuda incondicional de sus camisas pardas en la patriótica tarea de cazar inmigrantes que logren entrar a territorio europeo… ¿Se refiere el sr. Ríos a montar algo así como lo que se hace en la frontera de EE.UU. con México, donde partidas de sicarios «patriotas» -pagados por el gobierno- abaten a tiros a todos los espaldas mojadas que logran alcanzar territorio norteamericano?
El pasado 22 de agosto se produce un nuevo intento de asalto a la valla de Ceuta. En este caso, se dice que los africanos se defendieron arrojaron excrementos, cal viva y ácido a los guardias civiles. Entre esos guardias civiles posiblemente había números de los que esa negra madrugada de hace cuatro años dispararon y asesinaron a sangre fría a quince de sus compañeros… Todo el país se ha visto conmocionado porque 17 guardias civiles han resultado heridos ¿Hay quien dude del derecho de un ser humano amenazado de muerte a defenderse de los disparos que le hacen con cualquier cosa que tenga a mano?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.