China se dispone a beneficiarse del auge del mercado global de gases de efecto invernadero. Inversores extranjeros acuden en masa a pagarles a las compañías energéticas y fábricas del gigante asiático por reducir la contaminación, en vez de gastar mucho más en rebajar sus propias emisiones. Inicialmente escéptica sobre el mercado de créditos de carbono, […]
China se dispone a beneficiarse del auge del mercado global de gases de efecto invernadero. Inversores extranjeros acuden en masa a pagarles a las compañías energéticas y fábricas del gigante asiático por reducir la contaminación, en vez de gastar mucho más en rebajar sus propias emisiones.
Inicialmente escéptica sobre el mercado de créditos de carbono, pero preocupada por que éste permita a las naciones más ricas cumplir con sus obligaciones de reducción de emisiones bajo el Protocolo de Kyoto (1997), ahora China abraza con entusiasmo el sistema con el afán de atraer flujos extranjeros hacia la eficiencia energética y la energía renovable.
Actualmente China absorbe 60 por ciento del comercio de créditos de carbono en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) creado por el Protocolo. Su posición dominante en el floreciente mercado representa un gran cambio en relación a hace pocos años, cuando asumió apenas cinco por ciento del volumen estipulado.
El MDL permite a las empresas contaminantes de un país ganar créditos reduciendo sus emisiones de gases invernadero en otro. Como el recalentamiento es un fenómeno global, no importa dónde tengan lugar las reducciones. Y ya que implementarlas en los países en desarrollo suele ser más barato que en los industrializados, los contaminantes de estos últimos se benefician comprando créditos de carbono a través de proyectos en países como China.
En la primera Carbon Expo Asia –un acontecimiento sobre comercio de emisiones– realizada en octubre en Beijing, funcionarios alabaron el MDL como una solución de ganancia neta entre países industrializados y en desarrollo que podría brindar inversiones ambientales gratuitas.
«Los países industrializados consiguen oportunidades de emitir gases de efecto invernadero (responsables del calentamiento global) a un costo relativamente bajo y logran sus objetivos de reducción de emisiones. Y los países en desarrollo obtienen beneficios tales como transferencias de fondos y tecnología que estimularán sus esfuerzos para lograr un desarrollo sustentable», dijo Jiang Weixin, vicepresidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma.
Weixin habló en la apertura de la Expo, que siguió el modelo de una reciente feria de comercio de emisiones en la ciudad alemana de Colonia, y la elección de China como anfitriona subrayó la creciente importancia del país en el comercio global de emisiones. La vasta mayoría de las inversiones a través del MDL se dirigió a China, aunque India y Brasil también recibieron grandes porciones.
En el pasado, China llamó a los países industrializados a asumir más responsabilidad para reducir sus emisiones. Como nación en desarrollo, China está exenta de reducir su producción de gases invernadero bajo el Protocolo de Kyoto. Pero mientras los beneficios de herramientas internacionales como el MDL se vuelven evidentes, Beijing da la bienvenida a la inversión y la alienta racionalizando su proceso de aprobación y reduciendo las demoras burocráticas.
Dado que Estados Unidos –mayor emisor mundial de gases invernadero– se negó a suscribir el Protocolo de Kyoto, la mayoría de los potenciales compradores de créditos de carbono son de Europa y Japón. También, la exención de economías en rápido desarrollo, como China e India, de los objetivos de reducción, ha estimulado a los críticos a decir que el régimen actual deja a los mayores contaminantes del mundo fuera de los estrictos controles.
Pese a las desventajas del Protocolo, su mecanismo central –el comercio de carbono– demostró ser particularmente significativo para China.
Hasta ahora, Beijing aprobó 125 proyectos en el marco del MDL, incluyendo parques eólicos y plantas hidroeléctricas, así como proyectos de reducción de contaminantes químicos.
Se espera que estos reduzcan 630 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono, el principal gas que contribuye con el calentamiento global para 2012, cuando expire la primera fase de Kyoto.
Para entonces, algunos pronostican que China, que tiene un mercado energético en rápido desarrollo, podría convertirse en el principal proveedor de unidades de comercio de emisiones.
«Eso es posible porque China es el más grande de los países en desarrollo», dijo Zhang Jianyu, de la oficina de Beijing de la estadounidense Environmental Defence, que promueve el comercio de créditos de carbono.
Tres décadas de vertiginoso desarrollo industrial estimularon el crecimiento económico de China, pero también generaron emisiones que contaminaron el ambiente global. Ahora China produce 14 por ciento de las emisiones globales de dióxido de carbono. También es el mayor emisor de dióxido de sulfuro, que causa lluvia ácida.
Las emisiones de China y otras economías asiáticas en rápido crecimiento también aumentan más velozmente que en otros países. Según un informe del Banco Mundial difundido en mayo, entre 1992 y 2002 China incrementó 33 por ciento sus emisiones de gases invernadero, mientras que India las aumentó 57 por ciento en el mismo periodo.
Pese al nuevo entusiasmo por el MDL entre los funcionarios chinos, su futuro en ese país sigue siendo cuestionable, también por los propios planes de desarrollo de Beijing.
Afectada por una severa escasez de electricidad en los últimos años, China se embarcó en una frenética campaña para construir más centrales.
El japonés Instituto para la Economía de la Energía predijo que en 2007 China habrá construido una planta eléctrica adicional de 200.000 megavatios, 80 por ciento de la cual será alimentada a carbón.
Se prevé que para 2010 esa instalación contribuya con unos 1.170 millones de toneladas de nuevas emisiones de dióxido de carbono. Esta cantidad consumiría una buena porción de las reducciones de emisiones generales que se plantean como objetivo bajo el Protocolo de Kyoto, de 5.500 millones de toneladas de carbón en el mismo periodo.
China ya depende del carbón para 70 por ciento de sus suministros de energía. Aunque consciente de sus efectos altamente contaminantes, Beijing fue lenta en diversificar sus fuentes de energía y de aumentar la eficiencia energética. Que se dispararan los precios del petróleo y del gas natural volvió esto aún más difícil..
Un nuevo informe sobre los esfuerzo en el combate al cambio climático ubicó a China cerca del último lugar del índice de 56 países que fueron parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, de 1992. Difundido por la filial europea de Climate Action Network, el estudio colocó a Estados Unidos en el puesto 53, con solamente China, Malasia y Arabia Saudita por debajo.
Pero funcionarios chinos defienden los antecedentes de Beijing en materia de combate al cambio climático y señalan su compromiso de reducir 20 por ciento el consumo de energía y 10 por ciento los contaminantes en los próximos 10 años.
* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales). Publicado originalmente el 25 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.