Uno de los directores y guionistas afroamericanos contemporáneos más importantes, Charles Burnett, impartió una clase magistral, en la que habló de sus inicios en el cine, sobre la dificultad de producir actualmente de forma independiente en Hollywood, de su visión sobre el desarrollo del cine afroamericano y, por supuesto, del bluuueees. Director y guionista, Charles […]
Director y guionista, Charles Burnett nació en Mississippi en 1944. Estudió cine en la Universidad de California en Los Angeles en los años 60. Al pasar por esa institución se formó su concepto del cine como acto sociopolítico. Su opera prima , Killer of Sheep (1977), fue declarada Tesoro Nacional por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y figura entre las primeras 50 películas del Registro Nacional de Cine estadunidense. En 1990 escribió y dirigió el drama familiar To Sleep With Anger , que fue multipremiada. Escribió y dirigió Warming by the Devil’s Fire , que formó parte de The Blues , filme producido por Martin Scorsese, compuesto por siete largometrajes que intentan atrapar la esencia de ese género musical.
A propósito de ello, Burnett dijo: «El sonido del blues fue una parte de mi entorno, que yo no tenía en cuenta. Sin embargo, cuando pasaron los años, el blues emergió de a poco como una fuente esencial de imágenes, humor, ironía y de entendimiento que permite reflexionar sobre la condición humana. Siempre quise hacer una historia sobre el blues, la cual reflejara no sólo la naturaleza y contenido del género, sino también que aludiera a su forma. En resumen, una historia que dé la sensación del blues».
Para comenzar, Burnett opinó: «Creo que siempre ha existido una lucha entre el arte y el comercio. Hollywood se ha convertido en el malo de la película. Las cintas que se ven en los festivales están mucho menos editadas y cortadas que en Hollywood. La distribución, para mí, es un enemigo en Estados Unidos. Podríamos construir pequeñas salas con cámaras digitales, para ganar dinero y pagarle a los actores».
Papel del productor
El cineasta dijo que el productor en Estados Unidos también desempeña un papel determinante: «La producción de cine independiente estadunidense supera al de la gran industria, pero se ve afectada por el financiamiento, porque generalmente el presupuesto que se asigna a una película no es el ideal, sino el que se logra conseguir. Y esto también coloca al productor como figura siniestra de la película, al controlar que el director no se convierta en un dictador y pida demasiado».
Expresó: «Creo que un director no puede crecer artística ni profesionalmente en Hollywood, porque todo lo que se hace allí es a partir de reglas predeterminadas, y cuando se termina una película, existen muchos pasos previos y consentimientos que hacen que la película deje de ser genuina».
Burnett se puso rudo y mostró algunas secuencias de su más reciente cinta, que filma en Namibia desde hace varios años. Al hacer un abanico cultural explicó las dificultades de manufacturar cine político en un país africano en vías de desarrollo como ese: «Aunque su lengua oficial es el inglés, en Namibia se habla oshiwambo y de éste existen 15 variaciones. Hay organizaciones que luchan para tomar el control del país. Hay muchas luchas y traiciones, pero como director uno debe ponerse por encima de todo esto».
Agregó que el protagonista principal es el ex presidente de Namibia; lo eligió porque «Sam Nujoma es un personaje muy interesante, ya que tiene un pasado muy humilde. Era una persona que sabía lo que sucedía en su país, tenía conciencia. Dentro de sus ideas revolucionarias estaba la de luchar por la tierra y recuperarla. También quisimos mostrar la violencia perpetrada hacia los habitantes de esa nación».
Aunque las circunstancias lo obligaron a modificar el tema de la película: «Cuando escribí la película fue cambiando políticamente la situación de Namibia, porque la popularidad de Nujoma fue disminuyendo. Uno tiene el gran deber de representar todos los aspectos de la historia de esa nación de la forma más fiel».
Burnett agregó que al conocer la historia del pueblo de Namibia se dio cuenta de que «las mujeres fueron de gran importancia: fueron las que más lucharon y también las que más sufrieron durante las represiones… además, me di cuenta de que la retórica que usan los poderosos para ocupar los países pobres se repite en distintos lugares del mundo».
Por cierto, Charles Burnett preside el jurado del 22 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, acompañado por el argentino Enrique Piñeyro, la alemana Emily Atef, el coreano Jay Jeón y la italiana Adriana Chiesa.