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Clima y (des)honestidad

Fuentes: Rebelión

Rebelión daba hace unos días difusión a un texto en el que, de camino a una discusión sobre «colonialismo jurídico», Luis Britto García dejaba caer -nuevamente (Velasco, 2022)- algunos de los tópicos más estrambóticos del negacionismo climático.[1] Si la intención era la de valorar la medida en que determinados artículos del Acuerdo de Escazú pueden leerse como una pendiente resbaladiza hacia cierta pérdida de «soberanía», hubiera bastado con argumentar sobre esa medida: el preámbulo negacionista añade sólo una nota de color -de un color pintoresco, pero oscuro.

Curiosamente, Britto García antepone esta frase a la señalada hilera de tópicos: «no conviene examinar cuestiones relevantes desde la perspectiva de la ignorancia». La hilera se cierra con la sugerencia de que el calentamiento antropogénico es aún tema de debate dentro de la comunidad científica. Dos décadas de encuestas dan cuenta de la horquilla de ese debate: si se toma como población a la comunidad científica general, más del 90% atribuye la causa del calentamiento global a las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero; si se toma como población a los expertos en el sistema climático, la proporción alcanza el 100% (Myers et al., 2021). Dentro de esta segunda población, por cierto, más de tres cuartas partes pronostican un aumento por encima de los 2,5ºC sobre el nivel preindustrial dentro de este siglo (Carrington, 2024). Dada la «relevancia de la cuestión a examen» -y la magnitud del consenso científico en torno a la misma- debiera sobrar incidir en el significado de esa cifra -incluso cuando nos encontramos lejos aún de ella, podríamos haber rebasado ya múltiples puntos de inflexión o estar a punto de hacerlo (Armstrong McKay et al., 2022), lo que sumado a las perturbaciones actualmente observables en el sistema climático hace que «la vida en el planeta Tierra esté bajo asedio: nos encontramos en territorio desconocido» (Ripple et al., 2023).

Hoy, los científicos que toman con una mano el pulso del sistema Tierra, con la otra cruzan los dedos, tras meses de publicaciones sobre el punto de no retorno del AMOC y sobre la posibilidad de que la anomalía de las temperaturas medias de la superficie terrestre y marina en 2023 señale efectivamente nuestra ubicación en «terreno desconocido» (Schmidt, 2024), camino de un estado planetario «inhóspito para las sociedades humanas actuales» (Steffen et al., 2018). En este contexto, la «perspectiva de la ignorancia» de Britto García no puede evaluarse desde dentro de las meras lindes de la honestidad intelectual. Ignorar nuestra ignorancia puede movernos a hacer públicas nuestras opiniones acerca de cosas que se nos escapan de parte a parte.[2] Cuando esas cosas tienen serias implicaciones para la vida de otros, nos situamos ya fuera de aquellas lindes y la noción de honestidad se nos carga del peso específico de lo moral y lo político.

El texto de Britto García contiene también vaguedades, verdades a medias y completos dislates sobre el ecologismo. Acierta al señalar la apropiación artera de consignas «ecologistas» por parte de las élites capitalistas, pero es tan breve, ambiguo y disparatadamente falaz[3] que no queda claro si percibe o no la distancia que media entre el movimiento social radicalmente anticapitalista al que denominamos ecologismo y el ambientalismo banal que ha copado recientemente parlamentos, consejos de administración y titulares -para evitar que se abran aquí nuevos frentes para la ignorancia de la ignorancia, es recomendable acercarse a la tradición ecosocialista: de Commoner a Löwy, de Sacristán a Riechmann, sobran los cabos de los que tirar.

Referencias

Armstrong McKay, D. I., et al. (2022) “Exceeding 1.5°C global warming could trigger multiple climate tipping points”, Science, 377(6611), eabn7950.

Carrington, D. (2024) «We asked 380 top climate scientists what they felt about the future», The Guardian, 8 de mayo.

Myers, K. F., et al. (2021) “Consensus revisited: quantifying scientific agreement on climate change and climate expertise among Earth scientists 10 years later”, Environmental Research Letters, 16(10), 104030.

Ripple, W. J., et al. (2023) “The 2023 state of the climate report: Entering uncharted territory”, BioScience, 73(12), pp. 841–850.

Schmidt, G. (2024) «Why 2023’s heat anomaly is worrying scientists», Nature, 627(8004), p. 467.

Steffen, W., et al. (2018) “Trajectories of the Earth system in the Anthropocene”, Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 115(33), pp. 8252-8259.

Velasco, F. J. (2022) «El negacionismo climático: un engaño flagrante y pernicioso (mensaje a Luis Britto García)», Observatorio de Ecología Política de Venezuela, 10 de octubre.

Notas:

[1] A menudo he recomendado y difundido textos del autor; sin ir más lejos, en el último número de la revista Mientras tanto. Una golondrina no hace verano, pero ésta es del tamaño de un cóndor andino.

[2] Dejemos dicho que Marte nos sólo está mucho más lejos del Sol que la Tierra, sino que además apenas tiene atmósfera, y éste es justamente el motivo por el que apenas retiene calor.

[3] Como «Margaret Tatcher» (sic) habló una vez del calentamiento global, y como luego se sumarían a ella Bill Gates, Klaus Schwab y hasta el «Club de Bildelger» (sic), entonces la cosa debe ser un engaño de las élites capitalistas.

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