ROMA – Cuando se trata de apoyos morales, tener el respaldo del Vaticano resulta algo difícil. Por eso, la campaña internacional por un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles legalmente vinculante cobro un nuevo auge, cuando el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, le dio su total apoyo.
“El planeta ya está 1,2°C más caliente (con respecto a los niveles preindustriales), y sin embargo los nuevos proyectos de combustibles fósiles aceleran cada día nuestra carrera hacia el precipicio», dijo el prelado checo-canadiense en julio.
“Ya es suficiente. Toda nueva exploración y producción de carbón, petróleo y gas debe terminar inmediatamente, y la producción existente de combustibles fósiles debe detenerse de inmediato”, añadió.
Para Czerny, “esta debe ser una transición justa para los trabajadores afectados hacia alternativas ecológicas. El Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles propuesto es muy prometedor para complementar y mejorar el Acuerdo de París”, sobre cambio climático, acordado en 2015 por la comunidad internacional.
El nombre del tratado propuesto suena familiar, ya que se inspira en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que entró en vigor en 1970 y contribuyó con éxito a reducir la amenaza de la guerra nuclear.
Los partidarios del tratado propuesto afirman que, al igual que las bombas atómicas, los combustibles fósiles suponen una amenaza existencial para la humanidad, ya que son la principal causa de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan la crisis climática.
“Los combustibles fósiles se han equiparado a las armas de destrucción masiva por la forma en que amenazan nuestra capacidad de proteger los medios de vida, la seguridad y el planeta», dijo Rebecca Byrnes, subdirectora de la Iniciativa del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.
“Los combustibles fósiles son responsables de 86 % de las emisiones de carbono de la última década. Así que, a pesar de nuestros esfuerzos en los últimos 30 años, las emisiones han seguido aumentando, y esto no ha cambiado desde que se firmó el Acuerdo de París hace siete años», añadió a IPS esta abogada australiana, especialista en políticas climáticas y energéticas.
En el marco del Acuerdo de París, la comunidad internacional acordó reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el grado necesario para intentar contener el aumento de la temperatura planetaria a 1,5° C y, en su defecto, mantenerlo «muy por debajo» de 2,0° C sobre los niveles preindustriales.
Sin embargo, Byrnes anticipó que, tal y como están las cosas, los gobiernos signatarios del Acuerdo de París planean producir más del doble de la cantidad de combustibles fósiles compatible con limitar el incremento de la temperatura mundial en una trayectoria de 1,5° C para 2030, y un 10 % más que sus propios compromisos climáticos.
Por lo tanto, afirmó que es necesario un tratado separado que se ocupe específicamente de los combustibles fósiles, los mayores contribuyentes a los GEI, a fin de evitar que los Estados hagan promesas vacías en materia de política climática.
“Necesitamos tanto la acción nacional como la cooperación internacional para detener explícitamente la expansión de la producción de combustibles fósiles y, por tanto, de las emisiones», dijo.
Para la especialista, “el hecho de abordar sólo la mitad de la ecuación ha permitido a los países y a las empresas reivindicar el liderazgo climático al tiempo que apoyan nuevos proyectos de extracción de carbón, petróleo y gas, directa o indirectamente”.
En los países que dependen especialmente de los combustibles fósiles para obtener ingresos públicos y desarrollo económico, la oferta de ellos es ahora un motor de la demanda.
“No será posible reducir la demanda y, por tanto, las emisiones de los combustibles fósiles sin romper primero esta dependencia de los combustibles fósiles mediante la eliminación gradual, las medidas de diversificación económica y la búsqueda de nuevas oportunidades de desarrollo”, adujo Byrnes.
La especialista climática consideró que “un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles complementará y aplicará el Acuerdo de París al abordar directamente el lado de la oferta de la ecuación y proporcionar apoyo a los países en desarrollo dependientes de los combustibles fósiles para realizar esta transición”.
“Uno de los aspectos positivos del tratado sería que ayudaría a poner fin a la perversa situación en la que los Estados se ven a veces obligados a pagar compensaciones a los contaminadores cuando ponen fin a los proyectos de combustibles fósiles debido a la protección de la que gozan las empresas en virtud de mecanismos legales como el Tratado sobre la Carta de la Energía”, acordado en 1994, afirmó la abogada.
A juicio de Byrnes, “un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles mitigaría el riesgo de responsabilidad legal al que se enfrentan los gobiernos de los países, tanto en los tribunales nacionales como en los internacionales, al proporcionar una justificación legal para las políticas de eliminación gradual».
Los críticos han sugerido que el plan es simplemente demasiado ambicioso para llegar a buen puerto.
La campaña a favor del Tratado puede tener al Vaticano de su lado, pero el grupo de presión de los combustibles fósiles tiene aliados muy poderosos, mucho dinero y no ha sido tímido a la hora de utilizar su influencia para sembrar dudas sobre la crisis climática y detener o retrasar la reducción de emisiones de los GEI.
“Algunas de las críticas que recibimos sobre la idea del tratado son que es inviable y que no tenemos tiempo para negociar algo así», dijo Byrnes.
Pero recordó que “lo mismo se dijo erróneamente sobre los tratados de armas”.
La especialista consideró que, por el contrario, “no tenemos tiempo para más de lo mismo”
“Sabemos que es poco probable que los países productores de petróleo acepten con entusiasmo un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles y que la industria de los combustibles fósiles tiene una gran influencia”, puntualizó.
“Pero también lo hizo la industria del tabaco en su momento, antes de la creación del Convenio Marco de la OMS (Organización Mundial de la Salud) para el Control del Tabaco”, recordó.
A su juicio, “el mero hecho de crear el concepto de un tratado ya está despertando nuevas ambiciones y conversaciones».
Y de hecho, la campaña para impulsar el Tratado está en marcha.
Cuenta con el apoyo de más de 100 premios Nobel, incluido el Dalai Lama, y de docenas de las mayores ciudades del mundo, como Londres, Barcelona, París, Montreal, Lima, Buenos Aires y Los Ángeles.
En septiembre, la OMS se unió a la multitud de organizaciones internacionales que respaldan la campaña.
“La adicción moderna a los combustibles fósiles no es solo un acto de vandalismo medioambiental. Desde el punto de vista de la salud, es un acto de autosabotaje», dijo entonces Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Vanuatu, el pequeño país insular de Pacífico sur, se convirtió en el primer Estado que pidió un tratado sobre los combustibles fósiles, durante el discurso pronunciado en septiembre por su presidente, Nikenike Vurobaravu, en la 77 Asamblea General de las Naciones Unidas.
Y el 20 de octubre, el Parlamento Europeo pidió a los Estados que «trabajen en el desarrollo de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles» en una resolución que resume sus demandas para la 27 Conferencia de las Partes (COP27) sobre cambio climático, que se celebrará entre el 6 y el 18 de este mes en Sharm el Sheij, en el sur de Egipto.
“El mundo ha visto cómo los tratados han dado resultados cuando el mundo ha necesitado gestionar, restringir y eliminar gradualmente productos peligrosos, como las armas de destrucción masiva, las sustancias que agotan la capa de ozono y el tabaco», subrayó Byrnes.
Actualmente, concluyó, “vemos que el petróleo y el gas están alimentando la guerra en Ucrania y en otros lugares, y son un peligro primordial que nos exige a nosotros y a los gobiernos del mundo unirnos en torno a un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles”.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Nota: Si desea respaldar la Iniciativa de Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, puede hacerlo en el sitio web de la campaña.
T: MF / ED: EG