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Japón y la crisis nuclear

Comentario de texto (sin apenas comentarios) sobre una entrevista en la que un profesor de física e ingeniería nuclear aconseja «serenidad a los gobiernos»

Fuentes: Rebelión

Francesc Reventós es profesor de Física e Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Catalunya y, según él mismo se declara, ecologista. Fue entrevistado por Manuel Ansede para Público. La conversación, publicada el martes 15 de marzo de 2011, se produciría probablemente en la tarde del lunes 14. Cuando respondió, el profesor de la UPC […]

Francesc Reventós es profesor de Física e Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Catalunya y, según él mismo se declara, ecologista. Fue entrevistado por Manuel Ansede para Público. La conversación, publicada el martes 15 de marzo de 2011, se produciría probablemente en la tarde del lunes 14.

Cuando respondió, el profesor de la UPC probablemente desconocía algunas de las últimas informaciones que tomo prestadas de un artículo de David Brunat [1] de la mañana del martes.

El único de los tres reactores de la central japonesa de Fukushima que parecía funcionar correctamente, el 2, es el que finalmente ha convertido en posibilidad real una catástrofe nuclear en Japón. Los ingenieros continúan trabajando para enfriar el núcleo del reactor y evitar su explosión. La diferencia con lo ocurrido en los reactores 1 y 3 es que no lo están consiguiendo. Para el presidente de la ASN, la Autoridad de la Seguridad Nuclear francesa, André-Claude Lacoste, «no hay duda de que se ha producido ya un principio de fusión». El mismo presidente de la ASN ha elevado el nivel de alerta hasta el nivel 5 o incluso el 6 (La catástrofe de Chernóbil, 26 de abril de 1986, registró el máximo de la escala, el nivel 7). Estamos, además, «ante una crisis que podría durar semanas», agregó.

Lo más grave, continúa Brunat, es que los problemas en el reactor número 2 podrían haberse evitado. «De hecho, parecen la obra de un saboteador más que el resultado del trabajo de un grupo de expertos nucleares». La crisis comenzó tras una explosión en el edificio del reactor 3 que ya había sido anticipada. En cambio, nadie había previsto que la deflagración dañaría el sistema de bombeo para la refrigeración del 2, que hasta entonces funcionaba sin problemas. Varios camiones de bomberos empezaron a bombear agua del mar para evitar el sobrecalentamiento del núcleo pero uno de ellos se quedó sin combustible. No hubo entonces agua suficiente y las barras de combustible que alimentan el reactor quedaron expuestas durante unas dos horas y media.

¿Recuerdan el dicho clásico? Errar es humano. Ya Aristóteles advirtió sobre los errores iniciales insignificantes y los abultados errores finales.

Tampoco tranquilizan las palabras del ingeniero nuclear Masahi Goto que el propio Brunat ha recordado. Goto ha explicado a la BBC que el reactor de Fukushima utiliza una mezcla como combustible: el punto de fusión para una explosión nuclear es más bajo que en otras plantas donde se utiliza combustible convencional. Si ocurriera, añadió, «el plutonio podría esparcirse alrededor de un área el doble de grande que en una explosión nuclear convencional».

No sólo eso: según el ingeniero nuclear, quien por cierto participó en el diseño, «el núcleo del reactor no está preparado para soportar terremotos o tsunamis». ¡Sus constructores lo sabían!, añadió.

El dilema en el que están inmersos los responsables de la central de Fukushima: enfriar como sea el reactor 2 sin disponer de camiones cisterna suficientes para seguir haciendo lo mismo con el 1 y el 3. Una de las medidas que se han barajado: hacer agujeros en las paredes de los reactores para disminuir la presión. El peaje: tener que soltar a la atmósfera vapor radiactivo [2].

Francesc Reventós [FR], al ser entrevistado, desconocería seguramente gran parte de lo señalado. Tengámoslo en cuenta. Veamos sus respuestas [3].

Preguntado en primer lugar por si la situación de las nucleares en Japón demostraba que las centrales eran seguras, esta fue su respuesta: «No debemos ser prematuros en el juicio, pero se está demostrando que los reactores de agua occidentales, que son la mayoría que existen en el mundo, son un hito de seguridad y de excelencia». No ha habido ninguna sorpresa, asegura FR, desde el accidente de Three Mile Island en 1979. Esta es la segunda en más de 30 años: «ha sido necesario un seísmo superior a todos los registrados en la historia en la zona y un tsunami asociado».

Conclusión, casi repitiendo exactamente las recientes palabras de María Teresa Domínguez, la presidenta del Foro Nuclear: «Esta tecnología sigue siendo excelentemente segura. En Japón han resistido incluso un terremoto y un tsunami superiores a los previstos en sus condiciones de diseño» (Recordemos el comentario de Masahi Goto sobre el diseño del reactor y los constructores).

Tenía sentido testar ahora las 143 centrales de la UE como proponían los ministros de Medio Ambiente fue la segunda pregunta. No, en absoluto. «No tiene sentido hacer pruebas de estrés ahora en las centrales de la Unión Europea». ¿Por qué no? Porque en Japón se está ante una agresión exterior desmesurada. «¿Tenemos tsunamis en el Mediterráneo? No. ¿Tenemos terremotos en Austria? No». Ya está, adelante, siempre adelante. ¡Ni Angela Merkel!

Cómo va a afectar la crisis nuclear que se está viviendo en Japón a la opinión pública mundial es la siguiente pregunta. Para FR, el ciudadano debe poder debatir y para ello necesita una formación básica sobre la tecnología nuclear y sus riesgos y ventajas. Desgraciadamente, añade, «este esfuerzo en formación no se hizo cuando se implantó la tecnología». ¿Y por qué no se hizo? No hay respuesta a este interrogante (Sabido es, por otra parte, que la derecha y los Foros Nucleares hacen todo lo que pueden para ocultar información y restringir los debates: sólo pro domo sua y con coleguillas confiados).

Cambia de tercio FR y se va un poco de tema: «El accidente de Three Mile Island cambió muchas cosas. Hubo una revolución, una gran reforma en la seguridad de las centrales. Se puso la casa patas arriba en el buen sentido y se redobló la seguridad. Los procedimientos desde entonces son rotundamente más seguros». Se está, asegura, mejor que antes (¿cómo si no?) pero «la gente no lo sabe». ¡Hay la gente! Y, luego, claro está, más de lo mismo, un poco de lo de siempre: «La opinión pública debe conocer que estamos ante un hecho excepcional que pone en evidencia que sólo hemos tenido dos accidentes en 32 años».

La siguiente pregunta tiene diana hispánica: ¿puede influir la situación en la decisión del Gobierno español sobre la prórroga de las centrales de Cofrentes y Garoña? Hay que tener la cabeza fría, asegura FR. Hasta ahora, señala sorprendentemente, «todo el mundo estaba hablando de un renacimiento nuclear». ¿Todo el mundo es todo el mundo o el mundo núcleo-atómico dirigido por el hijo de Manuel de Prado y Colón de Carvajal?

Además, añade el profesor de la UPC, en España, «el número de estudiantes de ingeniería nuclear está creciendo año tras año». ¿Y? Hay síntomas claros, en su opinión, «de que vamos hacia una nueva era nuclear». No da cuenta de los síntomas, pero sí de su creencia: «Yo creo que lo que hay que hacer es construir más centrales en nuestro país». ¡Más madera y dos tazas más! ¡Y eso el mismo día en el que se estaba conociendo nudos de la catástrofe nuclear japonesa! Después de mí, el diluvio. Por lo demás, ¿no estará asomando aquí una patita el gremialismo o el corporativismo?

«Es sensato tomar una decisión sobre el parque nuclear ahora, como han hecho Alemania o Rusia», es la penúltima pregunta. Tomar decisiones para ganar votos, señala FR, «sin formar e informar al pueblo, en caliente, no me parece lo correcto». Hay que pedir más serenidad a los gobiernos, añade. Lo otro, no lo dice, pero parece apuntarlo, es populismo o estrecho cálculo electoralista.

«Si España puede prescindir actualmente de todos sus reactores atómicos» es la pregunta que cierra la entrevista. Para FR, que afirma que también él se considero ecologista, «el verdadero debate es cómo queremos progresar, si queremos estacionar la población mundial». Hoy por hoy, sostiene, el 100% de energías renovables que defienden algunas organizaciones ecologistas, sin que indique cuáles, no es viable. ¿Por qué? Porque «nuestra economía está fundamentada en la competitividad». El porcentaje de fuentes de energía renovable debe ir en aumento, admite, pero, añade, son y «tienen que ser complementarias».

La tesis central de FR: «Parar una planta nuclear hoy significa ser antiecologista». ¿Por qué? Porque «si se detienen las centrales nucleares, empezaremos a quemar más combustibles fósiles, más carbón y más petróleo». Y a otra cosa. El modelo competitivo es el modelo competitivo y eso, parece creer FR, es una ley de hierro: el destino inexorable de la especie. Ni medidas de eficiencia ni austeridad ni períodos de transición ni abonar otro tipo de producción y civilización. El resto, esta vez sí, es silencio.

PS: ¿Qué era antiguo, muy antiguo, incluso trasnochado, de gentes sin cintura ni mente flexible hace apenas un semana? Afirmar que la trinidad núcleo-atómica LSB (limpia, segura y barata) era falsa -o mucho más falsa que verdadera- en sus tres nudos centrales. ¿Qué era entonces lo moderno, lo que estaba a la altura de los veloces tiempos que vivimos? Afirmar y defender que en el mix energético español debía jugar un papel importante la industria nuclear. oO científico, lo razonable, lo que no es demagógico. La izquierda, señalaban, debía superar sus complejos y dogmas.

Un ejemplo (y no es de los peores): Manuel Lozano Leyva, «Científicos vs Políticos» (Público, 12 de marzo de 2011)[4]: «Los políticos, sobre materias puramente técnicas, hacen a menudo más caso a la opinión pública que a la de los científicos e ingenieros porque, al fin y al cabo, en una democracia la ocupación del cargo de cada uno de ellos depende del pueblo. Además, casi nunca indagan sobre quiénes han formado esa opinión popular y con qué intereses. Normalmente, a lo que conduce esta actitud de los políticos es a un desastre económico. Valgan dos ejemplos. Los científicos asesores del presidente Reagan desaconsejaron el desarrollo de lo que hoy se llama Estación Espacial Internacional basándose en unos argumentos físicos sencillos y meridianos… Los políticos españoles, como segundo ejemplo, sin hacer el más mínimo caso a los técnicos, se embargaron en una aventura energética basada en mitos populares (contra la nuclear) y fantásticas imprecisiones (las renovables) de la que ahora no saben cómo salir y, cuando lo hagan, el desvarío tendrá un balance económico estremecedor«. [las cursivas son mías]. Y así siguiendo.

Notas:

[1] David Brunat, «Japón admite una fuga radiactiva tras otra explosión en un reactor». Público, 15 de marzo de 2011, pp. 6-7.

[2] Otro claro indicio de la gravedad de la situación: Estados Unidos ha ordenado a sus fuerzas de rescate, un portaaviones de la Marina entre ellas, que no se acerquen: 100 millas de Fukushima es el límite.

[3] Público, 15 de marzo de 2011, p. 5

[4] http://blogs.publico.es/ciencias/general/1186/los-enemigos-del-pueblo/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.