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Cómo frenar el impacto de ¡4.500 millones de móviles desechados al año!

Fuentes: El asombrario

  Cientos de móviles desechados. Foto: Flickr Creative Commons. La reparación, la reutilización y el correcto reciclado son algunas de las claves para paliar el impacto ambiental que originan la continua adquisición y desecho de miles de millones de terminales digitales móviles al año. España, a pesar de ser uno de los principales consumidores mundiales […]

 

Cientos de móviles desechados. Foto: Flickr Creative Commons.

La reparación, la reutilización y el correcto reciclado son algunas de las claves para paliar el impacto ambiental que originan la continua adquisición y desecho de miles de millones de terminales digitales móviles al año. España, a pesar de ser uno de los principales consumidores mundiales , lidera tasas de reutilización y avanza año a año en el reciclado.

Los números de la pequeña tecnología digital marean. Según el último Observatorio mundial de los residuos electrónicos, elaborado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de la ONU, en 2016 se generaron 435.000 toneladas de residuos procedentes de unos 4.500 millones de teléfonos móviles desechados. Algo más de este observatorio: el ciclo de vida medio de estos terminales en Estados Unidos, China y las principales economías de la Unión Europea no suele superar un tiempo comprendido entre 18 meses y 2 años. Según datos de 2014, los españoles, a la cabeza mundial en móviles inteligentes por habitante, desechamos ese año 20 millones.

Y esto no para. El Fondo Monetario Internacional cifra en 1.500 millones las unidades de teléfonos móviles inteligentes vendidos en 2016, y aunque se reconoce cierta contracción en el mercado, uno de los documentos de referencia en el sector, el recientemente publicado Informe Ditrendia: Mobile en España y en el mundo 2018 , concluye que «la venta de dispositivos conectados y wearables en el mundo crece un 20% cada año». Dispositivos wearables son aquellos que nos ponemos en alguna parte de nuestro cuerpo, como relojes inteligentes, zapatillas de deportes con GPS o pulseras que controlan nuestro estado de salud.

Si añadimos estas cifras a los lectores electrónicos de libros, las tabletas, los ordenadores portátiles o dispositivos GPS, la cantidad de residuos se multiplica y hablaríamos de millones de toneladas. Desde el próximo 15 de agosto, todos estos dispositivos serán incluidos en la categoría seis del real decreto español sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos , con la denominación de «aparatos de informática y de telecomunicaciones pequeños (sin ninguna dimensión exterior superior a los 50 centímetros)».

«Hay muchas personas que poseen más de un dispositivo con tecnología de la información y la comunicación (TIC), y se están acortando los ciclos de sustitución de los teléfonos móviles, así como los de otros dispositivos y equipos», señalan desde el informe de la UIT. Por este motivo, advierten que «debería promoverse la reutilización, la reparación, la redistribución, la readaptación y la refabricación antes de reciclar los materiales». España es uno de los países que más teléfonos inteligentes reutiliza , por encima de los dos millones, el 10% del total del mercado.

Es cierto que la obsolescencia programada hace estragos dejando obsoletos o directamente inservibles muchos dispositivos móviles, pero también, como apuntan desde Research & Degrowth, «hay que vencer la obsolescencia simbólica, la que, motivada principalmente por las campañas de marketing , hacen que te compres un móvil nuevo cada año sin preguntarte si realmente es necesario». Además, los achaques por falta de memoria, duración de la batería o software obsoleto se arreglan con operaciones sencillas en los ajustes de cada dispositivo, para así alargarles la vida.

Si la obsolescencia programada o cualquier otra avería o rotura pueden definitivamente con nuestro móvil, tableta o GPS, podemos acudir a un Repair Café , establecimientos donde se comparten conocimientos y arreglos para darles una segunda oportunidad, o a iniciativas como Millor que nou , del Área Metropolitana de Barcelona, o la campaña Alargascencia , de Amigos de la Tierra, con información sobre donde auto-reparar, reparar, intercambiar, alquilar o prestar, todo con tal de no desechar y comprar sin más.

Si, tras seguir todos estos consejos, cualquiera de estos pequeños aparatos TIC se apaga definitivamente, hay que pensar en el reciclado controlado, ya que están repletos de elementos altamente contaminantes que en su origen agravan además la extracción de recursos naturales escasos. Se trata de otra de las asignaturas pendientes a nivel mundial, ya que, según un informe del pasado año de Greenpeace Estados Unidos , que cita fuentes de la Universidad de Naciones Unidas, se estima que solo un 16% de las 435.000 toneladas de residuos de móviles que se generan al año se reciclan adecuadamente.

En España, la extensión de la recogida selectiva y de los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor han hecho que aumenten año tras año los niveles de recuperación. Según estos sistemas, que en España se concentran principalmente en Ecolec, Recyclia, Ecotic, European Recycling Platform (ERP) y Eco-RAEE, en el caso de los teléfonos móviles (los dispositivos más desechados), una vez extraída la batería se recicla el 90% de sus componentes. La combinación y mezcla de litio, cobalto, silicio, grafito, aluminio y cobre, entre otros materiales, hace imposible el reciclado de la batería, por lo que se inertizan y se llevan a un depósito controlado.

En España no existen cifras concretas sobre el número y peso de los teléfonos móviles desechados al año, pero sí de todos los dispositivos que se incluyen en la categoría tres del real decreto que los regula (vigente hasta el próximo 14 de agosto), donde entran no solo móviles, GPS y tabletas, sino ordenadores personales (sin pantallas ni monitores), calculadoras de bolsillo, impresoras, teléfonos o cámaras digitales, unas 56.000 toneladas de residuos en 2017, sumando domésticos y de empresas, según Recyclia.

Según la página web RAEE Andalucía , promovida por el Gobierno de esta comunidad autónoma y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, la composición de un teléfono móvil (muy parecida a la de otros aparatos como tabletas y ordenadores portátiles), es de un 45% de plástico, un 20% de cobre, un 20% de otros materiales, como aluminio y oro, un 10% de cerámica y un 5% de materiales no metálicos. Ecolec cita datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos en los que se afirma que por cada millón de teléfonos móviles reciclados se pueden recuperar 16 toneladas de cobre, 350 kilos de plata, 34 kilos de oro y 15 kilos de paladio.

La Unión Internacional de las Telecomunicaciones calcula que en 2016 el valor de las materias primas de los teléfonos móviles desechados fue de 9.400 millones de euros, y apostilla que «si todos los teléfonos tuvieran una vida media más larga y pudieran llegar al mercado de segundo mano, este valor podría ser aún mayor».

Fuente: https://elasombrario.com/impacto-4-500-millones-moviles-desechados/