El gobierno, todos los parlamentarios, todo el Psoepp, sus pregoneros y escribientes de emisoras y periódicos, salen a hacer de menos nuestra huelga general, a la que se han sumado siete diputados, los de IU, ERC, y, CG. El sacerdote gobernante promocionado por la patronal dice que va a seguir con su sacrificio, con nuestro […]
El gobierno, todos los parlamentarios, todo el Psoepp, sus pregoneros y escribientes de emisoras y periódicos, salen a hacer de menos nuestra huelga general, a la que se han sumado siete diputados, los de IU, ERC, y, CG.
El sacerdote gobernante promocionado por la patronal dice que va a seguir con su sacrificio, con nuestro sacrificio, y los charlatanes que le secundan se llenan la boca de palabras bufas, hacen humo para que no se explique el contenido de la llamada Reforma Laboral, y repiten una y otra vez frases que parecen no tomar partido mientras justifican no hacer nada, frases que promueven la indiferencia, que niegan la importancia de la unidad de los trabajadores, que hacen de menos la huelga general llevada a cabo, la mayor movilización que ha habido en Europa desde que comenzó la crisis. Son siervos del poderoso, dicen estar comprometidos con la información, pero no arriesgan nada frente al fuerte, y no hay compromiso si no hay riesgo de que se pierda algo, pero no tienen compromiso con los trabajadores porque forman parte del aparato del fuerte, esos periodistas son los nuevos curas que desde sus púlpitos difunden la indiferencia, la insolidaridad, el individualismo, y así aporrean con sus palabras, desde el otro lado pretenden amedrentarnos, cuando no nos llaman fracasados, o culpabilizan a las organizaciones de clase de su desidia, de su lejanía de los intereses de los trabajadores, no quieren que nos reconozcamos en los de nuestra clase. De forma más engolada o más irónica, de forma más conversacional o escandalosa, de forma más burda o con apariencia respetuosa, tratan de alejar cualquier intento de resistencia por nuestra parte.
Son gente que tienen experiencia en arrogarse el derecho a despreciar y hacer de menos los esfuerzos solidarios, son gente que, efectivamente, las consecuencias de sus palabras llevan a marear la realidad, a vaciarla, a banalizarla, a dejar las leyes patronales por encima de la justicia social.
Esa gente son los nuevos sacerdotes que nos hablan todo lo que pueden diariamente para conducirnos como corderos a la Reforma Laboral, han dicho cosas como «es necesaria la reforma laboral por el bien del país, por el bien de la empresa que somos todos: empresario y trabajadores, es necesaria por la tranquilidad y la colaboración con el gobierno para llevar a buen puerto la crisis»; los falangistas decían lo mismo hablando de la patria y la comunión entre el patrón y el obrero. Los nuevos sacerdotes son gente cuyo compromiso es barajar el lenguaje para que los trabajadores crean que no hay más salida que la que marque el charlatán mayor a las órdenes del Papa patronal-financiero. Los nuevos sacerdotes son gente cuyo compromiso desde por la mañana es hacer lo que esté en su mano para que no paguen la crisis los culpables, esos nuevos sacerdotes nos vienen a decir, antes y después de la huelga, que mejor no sigamos, que ha sido un fracaso nuestra huelga general, que nadie va a mejorar la vida de los trabajadores, que hay que conformarse.
Solamente ha habido siete diputados que se han puesto de parte del pueblo trabajador, los más de trescientos que han hecho de piquete antiobrero, que quieren que la gente obedezca a la patronal, no representan a los trabajadores ¿qué diferencias hay entre las siglas que se ponen: pssoeppciupnv…, los varios centenares y varias decenas de esos diputados? Son tipos abyectos, dispuestos a la traición y a la estafa, en otras circunstancias-en otro tiempo, otros como ellos, también estuvieron dispuestos al crimen social. ¿Por qué no hicieron campaña electoral proponiendo lo que han hecho, con el programa que han aplicado, con la Reforma Laboral? ¿Cuántos votos habrían sacado, cuántos diputados?
Todos esos diputados que firman contra quienes trabajan y viven honestamente, han dado su palabra de lo que son, con su acto sombrío, con su episodio lacerante, ellos son los responsables de primera línea del espanto que se produzca entre los trabajadores, la angustia y la crisis que se viene produciendo y se va a producir en las familias trabajadoras, son responsables del destrozo de la vida de los jóvenes, de la pobreza que nos trae su acción en contra de los trabajadores. Sus actos, los de todos los que sujetan tanta injusticia social, son muestra de su servilismo a la patronal.
Freud, conociendo la vida de Dostoyevski escribió sobre él: «No quiso ser un maestro y un libertador de la humanidad y se situó al lado de los carceleros. El porvenir cultural de la humanidad tendrá muy poco que agradecerle».
Parafraseando lo dicho por Freud del escritor Dostoyeski, los trabajadores, que emiten juicio día a día sobre lo que se hace contra ellos, el día 29 han colgado a esos sacerdotes un cartel donde se dice: «El porvenir de los trabajadores no tiene nada que agradecerles». Aprenderemos a cambiar las circunstancias para encontrar el porvenir, estamos en ello.
Los trabajadores no somos los que creamos paro, los que despedimos, los que arruinamos la vida de nuestra gente, los que ocasionamos el desastre social, los que tenemos la economía del país agotada, no somos los que decidimos que dejen de pagar impuestos los capitalistas, no somos los que les damos el quince por ciento del dinero del Estado, no somos los que les damos subvenciones tras robar la riqueza de las empresas, no somos los que nos llevamos el dinero a los paraísos fiscales, no somos los que evadimos al fisco, no somos los que descapitalizamos y cerramos las empresas y las llevamos a otro paraíso de explotación laboral, no somos los que damos dinero a los jinetes del Apocalipsis que provienen del pasado régimen dictatorial, no somos los que arruinamos a la juventud de la clase trabajadora, no somos los que arruinamos el futuro social, no, no, y no.
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