Los comunistas extremeños del PCPE y de los CJC manifestamos nuestro más absoluto rechazo al proyecto de construcción de una refinería en la comarca de Tierra de Barros. Esta es una industria especialmente contaminante, tanto a nivel atmosférico como en cuanto a aguas superficiales y subterráneas. El impacto sobre la tierra y los cultivos de […]
Los comunistas extremeños del PCPE y de los CJC manifestamos nuestro más absoluto rechazo al proyecto de construcción de una refinería en la comarca de Tierra de Barros.
Esta es una industria especialmente contaminante, tanto a nivel atmosférico como en cuanto a aguas superficiales y subterráneas. El impacto sobre la tierra y los cultivos de una de las zonas agrícolas más fértiles y prestigiosas de Extremadura será demoledor. Además, fenómenos como la contaminación atmosférica y la lluvia ácida afectarán a zonas más allá de la propia comarca de Barros.
Todo esto no son simples especulaciones, ni siquiera se quedan en el campo de la argumentación derivada de estudios científicos teóricos. Existe una constatación práctica allí donde existe una refinería de este tipo. El caso de Puertollano, con niveles de contaminación alarmantes y con índices de enfermedades respiratorias, de cáncer y otras muy por encima de la media, además de la progresiva esterilidad de sus tierras de cultivo es una realidad que confirma la exactitud del análisis que hacemos.
La propaganda de los promotores del proyecto nos habla de la creación de miles de puestos de trabajo.
No entraremos en el falso debate de si merece la pena un trabajo que con toda seguridad va a provocar graves enfermedades o incluso la muerte. Sabemos por propia experiencia lo dura que es la supervivencia para un trabajador; cualquiera de nosotros aceptaría ese tipo de trabajo si de ello dependiera nuestra supervivencia y la de nuestra familia.
Sin embargo, hay que señalar que esos puestos de trabajo que prometen serian temporales, limitados al tiempo que durara la construcción de la refinería. Los puestos definitivos no llegarían ni a la cuarta parte de los que la propaganda asegura.
Por otra parte, el impacto de la contaminación en los cultivos y en la propia tierra provocará una pérdida de puestos de trabajo mucho mayor.
En Extremadura, además de este proyecto, se han instalado una serie de industrias altamente contaminantes y peligrosas: Las centrales nucleares de Almaraz y Valdecaballeros (cerrada solo porque ya no era rentable), la cementera de Alconera o el cementerio nuclear de El Cabril, limítrofe con nuestra región. Todas ellas productoras o receptoras de energía y productos que no se consumen en Extremadura, debido precisamente al subdesarrollo industrial que padecemos. Entonces, ¿por qué su ubicación en Extremadura, lejos de las zonas industriales consumidoras?. Es evidente que se trata de razones exclusivamente sociológicas. Los que ostentan el poder económico y sus servidores políticos, a través de los correspondientes estudios, han llegado a la conclusión de que en esta región los índices de ignorancia y sumisión en amplios sectores de su población son lo suficientemente altos como para llevar a cabo sus proyectos sin apenas oposición, cosa que no ocurriría en otros lugares.
Pero ¿no existe alternativa de desarrollo para Extremadura que no sea la industria nociva y contaminante que nos quieren imponer?.
¿Dónde va a parar la riqueza que se produce en Extremadura, la plusvalía generada por los trabajadores extremeños?. Los que se apropian de esta riqueza, los terratenientes y capitalistas de Extremadura, la invierten en forma de capital, a través de la Bolsa y los depósitos bancarios, en las zonas industrializadas del país, es decir, allí donde, por la concentración de mano de obra, infraestructuras y vías de comunicación, les es mas rentable.
Son ellos los responsables del subdesarrollo industrial de Extremadura. Es la lógica del sistema económico capitalista. ¿O acaso alguien es tan ingenuo de creer que un capitalista perdería dinero por beneficiar al conjunto de la sociedad de la comunidad donde vive?.
Los comunistas del PCPE y de los CJC creemos que sí hay una alternativa de industrialización para Extremadura que no sea la de receptores de todas aquellas industrias contaminantes, nocivas y peligrosas y de residuos tóxicos que no admiten en otras zonas del país.
Nuestra alternativa, que rompe con la lógica capitalista, es lo que llamamos REFORMA AGRARIA INTEGRAL.
Esta propuesta podría resumirse esencialmente en los siguientes puntos:
– Socialización de los latifundios y su explotación en régimen de cooperativa.
– Promover la asociación de los pequeños agricultores para una mayor rentabilidad en el cultivo y comercialización de sus productos.
– Industrialización a través del sector público, comenzando por la transformación de las materias primas de Extremadura.
– Nacionalización de la Banca y las compañías de seguros para proveer al Estado de los fondos necesarios para la inversión industrial.
– Nacionalización del sector energético y del químico para garantizar el suministro de energía y componentes químicos.
– Plan de electrificación general del campo extremeño.