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Novedad editorial: En torno a La revolución cubana, de Francisco López Segura

Contribuyendo al debate sobre el futuro de la isla revolucionaria (I)

Fuentes: Rebelión

El objetivo de La revolución cubana, el nuevo libro de Francisco López Segura, es trazar una visión sintética de la realidad actual de la Revolución Cubana. No es poco. El capítulo I, «Raíces Históricas y Principales Contradicciones de la Revolución Cubana», analiza las raíces históricas de la revolución y explica por qué Cuba no colapsó […]

El objetivo de La revolución cubana, el nuevo libro de Francisco López Segura, es trazar una visión sintética de la realidad actual de la Revolución Cubana. No es poco.

El capítulo I, «Raíces Históricas y Principales Contradicciones de la Revolución Cubana», analiza las raíces históricas de la revolución y explica por qué Cuba no colapsó al desintegrase la URSS en 1991 y derrumbarse poco antes el campo socialista. El capítulo II, «Itinerario de la Revolución y Situación Actual», ofrece un itinerario sucinto del proceso revolucionario en lo económico, político, social, internacional y cultural. El tercero, «Propuestas de Cambio, Escenarios y Alternativas», el núcleo básico de la aportación, presenta y defiende un conjunto de proposiciones para llevar a cabo cambios en los ámbitos económico, político, social, cultural e internacional. El autor enumera posibles escenarios que harían más viables sus propuestas y sugiere alternativas de política gubernamental en las áreas mencionadas que propiciarían un terreno más favorables para el despliegue de las propuestas de cambio que formula y defiende.

Francisco López Segura caracteriza su tarea como una contribución al debate que se está desarrollando tanto en su país como en el resto del mundo sobre el futuro de Cuba, «pero sin rechazar ni descalificar otras propuestas». El libro incluye unas notas de conveniente lectura (páginas 127-134), una amplia bibliografía (pp. 135-158) y una no menos interesante cronología (pp. 93-125). Un ejemplo de esas notas: «Mientras los cinco héroes cubanos están en la cárcel por tratar de evitar el terrorismo contra Cuba, Luis Posada Carriles, un conocido terrorista, vive plácidamente en Miami».

Algunos datos sobre el autor. Francisco López Segura es doctor en Estudios Latinoamericanos por la Sorbona y profesor titular y antiguo vicerrector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba desde 1980 hasta 1989, donde sigue dictando cursos de prospectiva de la globalización periódicamente. López Segura trabajó también en la UNESCO entre 1994 y 2002: fue consejero regional de Ciencias Sociales y Director del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Profesor visitante de catorce universidades de África, América Latina, España, EEUU, Francia, Reino Unido, Austria, Canadá y Rusia, es actualmente asesor académico y profesor de la GUNI, de la Global University Network for Innovation de la Universidad Politécnica de Catalunya. Entre sus numerosas publicaciones vale la pena recordar: Cuba: capitalismo dependiente y subdesarrollo (1510-1959); Raíces históricas de la revolución cubana (1868-1959), Cuba después del colapso de la Unión Soviética y, finalmente, América Latina y el Caribe en el siglo XVI (en autoría compartida con Francisco Mojica y con prólogo de Federico Mayor Zaragoza e introducción de Immanuel Wallerstein).

La revolución cubana se abre con una cita marxiana de la Crítica del Programa de Gotha: «Sólo digo esto para salvar mi alma». FLS dice lo que nos quiere decir sin intenciones ocultadas, con honestidad política, recordando que el 31 de julio de 2006, Fidel Castro, debido a serios problemas de salud, delegó la presidencia cubana, con carácter provisional, en el segundo Secretario del Partido y entonces Ministro de las Fuerzas Armadas: Raúl Castro, su hermano. Meses después, el 24 de febrero de 2008, Castro, Raúl, fue elegido Presidente de Cuba.

En esta nueva etapa, no podía ser de otra forma, se han ido produciendo cambios, de lo cual no se colige claro está que la sociedad cubana abonara anteriormente el inmovilismo social y estéril como signo distintivo, y han emergido o se han consolidado viejas y nuevas tendencias: consultar con la ciudadanía en torno a qué socialismo se desea construir, una de las preguntas centrales de la política comunista de siempre y, especialmente, en este siglo XXI; pensar sobre la descentralización del Estado cubano; retornar aspectos de interés y acaso aún vigentes de la reforma económica abandonada en 2000; reafirmar el papel clave jugado por las fuerzas armadas en la economía (las FAR, señala el autor en nota «son la institución más exitosa en Cuba en lo que a organización y cumplimiento de sus misiones concierne», p. 127); la eliminación de algunos programas, no de todos, de la batalla de ideas, el movimiento ideológico impulsado por Fidel Castro a principios de 2000 para lograr traer a Cuba al niño Elián González, programas que se consideran insostenibles económicamente; anulación de ciertas subvenciones y gratuidades; reducción del aparato administrativo del Estado mediante la fusión de ministerios, y racionalizar las fuerzas productivas, la fuerza de trabajo cubana, lo que el autor, tomando prestado una metáfora poco afortunada, llama «mano de obra».

El éxito o no de esta política, su profundidad y velocidad, sostiene el autor, condicionará el escenario político que prevalecerá en Cuba en el próximo futuro. El mismo conjetura las siguientes posibilidades: la transformación hacia el socialismo del siglo XXI según las raíces históricas propias de la revolución; el inmovilismo; una economía al estilo de la existente en China y Vietnam, que FLS llama muy generosamente «socialista de mercado; derrumbe e implosión del estado cubano: siguiendo un proceso similar a los de la Unión Soviética y los países del bloque de Europa del Este o bien debido a una sublevación interna; derrocamiento del gobierno revolucionario por invasión militar de Estados Unidos. En páginas posteriores FLS se adentrará en estos escenarios. Y sin duda, tomará partido. El lector/a ya puede intuir cual es su apuesta

FLS finaliza su presentación de La revolución cubana por lo que él mismo llama «una periodización tentativa» (vale la pena insistir: tentativa), ciertamente muy apretada, de la Revolución Cubana en nueve fases. La siguiente:

1. 1959-1961. Desde la victoria revolucionaria contra la dictadura de Batista hasta la declaración de su carácter socialista en 1961.

2. 1961-1970. La Revolución trató de desarrollar un modelo original. No condenó la invasión de Checoslovaquia de 1968 por tropas del pacto de Varsovia y no logró los diez millones de toneladas de azúcar en la zafra de 1970. El apoyo a movimientos revolucionarios de todo el mundo (recordemos Congo, Bolivia) y la voluntad para construir un modelo socialista original fue sustituido por una alianza más cercana con la URSS después de 1968. En opinión de FLS, ello no implicó la subordinación a los dictados de Moscú, pero «sí la aceptación de su modelo que alcanzó un acuerdo general en el liderazgo». El autor, curiosamente, no cita un hecho decisivo en estos años: la crisis de los misiles que puso al mundo, nuevamente, al borde del abismo nuclear.

3. 1970-1975. En lo cultural, el cambio hacia el modelo soviético fue denominado «el quinquenio gris»: política de línea dura respecto a los intelectuales. Al final de esta etapa, en 1975, se celebró el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba.

4. 1975-1986. Cuba alcanzó en esta etapa un considerable crecimiento económico y logros institucionales, además de victorias militares importantes en Angola y Etiopía. En opinión de FLS, cuando se inició en 1986 el proceso de rectificación de errores, el sistema ya «daba muestras de estancamiento en lo económico y signos de corrupción y crisis».

5. 1986-1990. El proceso de rectificación fue interrumpido en 1990 tras el derrumbe del campo socialista. Se inicia el período especial.

6. 1990-1993. El derrumbe del denominado «socialismo real» y la ruptura de las relaciones económicas con el CAME, «tuvo un impacto terrible en la economía cubana». Cuba apenas tenía vínculos comerciales de importancia con otros países.

7. 1993-2000. Reformas económicas, se establecieron nuevos vínculos comerciales. El principal socio comercial continuó siendo Rusia por algunos años; seguida de España, Canadá, China, países de América Latina y algunos países europeos. Consecuencia de ello: la irrupción de desigualdades crecientes.

8. 2000-2006. La movilización ciudadana para devolver de Miami a Elián González implicó «un resurgimiento del espíritu revolucionario». En lo económico, señala FLS, «se inició la promoción de un modelo centralizador con una inserción internacional basada en acuerdos políticos». El modelo implicó: dedicar enormes recursos al área social mediante los programas especiales de la «Batalla de Ideas». Lanzados y dirigidos por Fidel Castro, estos programas «tuvieron como fin corregir las desigualdades originadas por la reforma económica». Venezuela, la Venezuela chavista, pasó a ser el principal aliado político, económico y comercial de Cuba.

9. 2006-2010. El 31 de julio de 2006, Fidel Castro delegó la Presidencia del país provisionalmente. El 24 de febrero de 2008, Raúl Castro fue electo Presidente. El 13 de julio de este mismo año, el ex presidente cubano Castro reapareció en la televisión. La primera vez desde que enfermó cuatro años antes. En sus sucesivas intervenciones, señala FLS, «en julio, agosto y septiembre se concentró en el análisis de la situación internacional sin referirse a la situación interna de Cuba».

El capítulo I del ensayo está centrado en las «RAÍCES HISTÓRICAS Y PRINCIPALES CONTRADICCIONES DE LA REVOLUCIÓN CUBANA». A él dedicaremos nuestra próxima entrega.

* En torno a La revolución cubana, de Francisco López Segura ha aparecido en El Viejo Topo, Barcelona, 2010.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.