Hoy, 21 de septiembre, se cumplen 16 años de la detención por el FBI de Ana Belén Montes www.rebelion.org/noticia.php?id=213970, acusada de «conspiración para cometer espionaje» a favor del Gobierno cubano. Ocupaba el cargo de analista superior de inteligencia en la DIA, que es el principal órgano de inteligencia del Departamento de Defensa de los EE.UU. […]
Hoy, 21 de septiembre, se cumplen 16 años de la detención por el FBI de Ana Belén Montes www.rebelion.org/noticia.php?id=213970, acusada de «conspiración para cometer espionaje» a favor del Gobierno cubano.
Ocupaba el cargo de analista superior de inteligencia en la DIA, que es el principal órgano de inteligencia del Departamento de Defensa de los EE.UU. Tenía 44 años.
El 16 de octubre del 2002 en un juicio sumarísimo fue condenada por el delito de entregar a Cuba, desde hacía unos 17 años, informaciones que le permitían conocer los planes de agresión de Estados Unidos contra ella. Luego de llegar a un acuerdo con la fiscalía fue sentenciada a 25 años de prisión en octubre del mismo año, los que cumple en una prisión militar de alta seguridad en condiciones particularmente duras.
Durante el juicio, ante un tribunal federal de Washington DC, con suma valentía declaró:
«Honorable, yo me involucré en la actividad que me ha traído ante usted porque obedecí a mi conciencia más que obedecer la ley. Yo considero que la política de nuestro Gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, profundamente inamistosa, me consideré moralmente obligada de ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos de imponer en ella nuestros valores y nuestro sistema político».
«Nosotros hemos hecho gala de intolerancia y desprecio hacia Cuba durante cuatro décadas. Nosotros nunca hemos respetado el derecho de Cuba a definir su propio destino, sus propios ideales de igualdad y justicia. Yo no entiendo cómo nosotros continuamos tratando de dictar como Cuba debe seleccionar sus líderes, quienes no deben ser sus dirigentes y que leyes son las más adecuadas para dicha nación. ¿Por qué no los dejamos decidir la forma en que desean conducir sus asuntos internos, como Estados Unidos ha estado haciendo durante más de dos siglos?»
«Mi mayor deseo sería ver que surge una relación amistosa entre Estados Unidos y Cuba. Espero que mi caso, en alguna manera, estimule a nuestro Gobierno para que abandone su hostilidad en relación con Cuba y trabaje conjuntamente con La Habana, imbuido de un espíritu de tolerancia, respeto mutuo y entendimiento.»
«Hoy vemos más claro que nunca que la intolerancia y el odio -por individuos o gobiernos- lo único que disemina es dolor y sufrimiento. Yo espero que Estados Unidos desarrolle una política con Cuba fundamentada en el amor al vecino, una política que reconozca que Cuba, como cualquier otra nación quiere ser tratada con dignidad y no con desprecio.»
«Una política como esa llevaría nuevamente a nuestro Gobierno a estar en armonía con la compasión y la generosidad del pueblo estadounidense. Ella permitiría a los cubanos y estadounidenses aprender a compartir unos con los otros. Esto permitiría que Cuba abandonase sus medidas defensivas y experimentase cambios más fácilmente. Y esto permitiría que los dos vecinos trabajasen conjuntamente y con otras naciones para promover la amistad y cooperación en nuestro ‘país mundial’ y en nuestra única ‘patria mundial'».
Si bien el valor de sus argumentos no fue suficiente para oportunamente hacer cambiar al Gobierno estadounidense de turno su política hacia Cuba, puede que si haya influido en las decisiones adoptadas en el 2015 que llevaron a establecer las relaciones diplomáticas entre ambos países, luego de reconocer implícitamente el propio presidente Barak Obama la resistencia del pueblo cubano y el fracaso de esa política de agresión y bloqueo. Pues no se había logrado el cambio de régimen en la isla.
Aunque la apertura de embajadas significó un paso adelante hacia el mejoramiento de las relaciones, el Gobierno de Obama no adoptó importantes medidas que acompañaran ese interés ni aseguraran la continuidad de esa política. Hubo avances, pero pudo haber más.
Ahora, en medio de los azotes del ciclón Irma el actual perro guardián del imperio, el presidente de Los Estados Unidos Donald Trump, luego de haber anticipado perturbadoras declaraciones, en contubernio con la mafia cubana-americana de Miami, prorrogó por un año más el bloqueo contra Cuba.
El crimen contra el pueblo cubano se prolonga, genocidio reconocido por toda la comunidad internacional y que ha sido rechazado en múltiples votaciones por la Asamblea General de la ONU y en 2016 con la abstención del anterior Gobierno de Estados Unidos.
En este contexto es ingenuo pedir a alguien carente de la menor humanidad, un demente, que actúe de manera racional y humana, cuando humano no es.
Sí podemos seguir resistiendo y pedir la mayor solidaridad con el pueblo Cubano y con Ana Belén, ahora con 60 años y recientemente operada de cáncer en un seno, la que sigue en las mismas condiciones inhumanas de encarcelamiento, sin medios para mantener comunicación y relacionarse con el exterior y otras dificultades.
Ana Belén nunca recibió pago alguno salvo la tranquilidad de su conciencia. Paguémosle con nuestro amor y solidaridad.
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