Alrededor de 643 millones de personas en áreas costeras –una décima parte de la población mundial– están en grave peligro debido al impacto del cambio climático en los océanos, alertaron científicos. Se trata de la primera investigación que identifica a poblaciones que corren gran riesgo por la elevación del nivel de mar y por las […]
Alrededor de 643 millones de personas en áreas costeras –una décima parte de la población mundial– están en grave peligro debido al impacto del cambio climático en los océanos, alertaron científicos.
Se trata de la primera investigación que identifica a poblaciones que corren gran riesgo por la elevación del nivel de mar y por las cada vez más intensas tormentas a causa de las transformaciones del clima.
Los investigadores pertenecen al Center for International Earth Science Information Network (Ciesin) de la estadounidense Universidad de Columbia, y al Instituto Internacional de Ambiente y Desarrollo (IIED, por sus siglas en inglés), con sede en Londres.
«De los más de 180 países con poblaciones en zonas costeras de baja altitud, 130 de ellos, o alrededor 70 por ciento, tienen sus mayor conglomerado urbano en esas áreas», explicó Bridget Andersen, del Ciesin.
«Además, las ciudades más grandes del mundo, las que cuentan con más de cinco millones de habitantes, tienen en promedio un quinto de su población y un sexto de su territorio en zonas costeras», añadió.
La investigación, que se publicará el mes próximo en la revista Environment and Urbanisation, evalúa los riesgos para las poblaciones y los asentamientos urbanos en las costas que están a menos de 10 metros por encima del nivel del mar.
Esas áreas representan sólo dos por ciento de las tierras del planeta, pero albergan a 10 por ciento de la población mundial y a 13 por ciento de los centros urbanos, según el estudio.
Las 10 naciones con mayor cantidad de personas en zonas vulnerables son China, India, Bangladesh, Vietnam, Indonesia, Japón, Egipto, Estados Unidos, Tailandia y Filipinas.
Ciudades como la oriental china de Shangai, la occidental india de Mumbai o Dhaka, la capital de Bangladesh, son las más expuestas a los peligros que se ciernen sobre las costas, como inundaciones, tormentas y ciclones.
Además, la rápida urbanización, en especial en China, país con grandes zonas económicas en expansión a lo largo de su costa, sigue atrayendo a cada vez más personas.
«Las ciudades costeras crecen en promedio 20 por ciento más rápido que las otras y tienen entre 10 por ciento y 15 por ciento de mayor densidad», dijo a IPS Sharad Shankardass, portavoz del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (Hábitat), y añadió que de las 20 grandes ciudades del mundo, 15 se encuentran en el litoral.
La mayoría de científicos coinciden en que el recalentamiento del planeta, con sus consecuentes transformaciones climáticas, es causado por las actividades humanas, sobre todo por el efecto de los gases liberados por la combustión de petróleo, gas y carbón, el principal de los cuales es el dióxido de carbono.
Esos gases se acumulan en la atmósfera y, por su gran capacidad para retener el calor de los rayos solares, acentúan el llamado «efecto invernadero».
El Protocolo de Kyoto entró en vigor en febrero e impone a los países industriales que lo firmaron y ratificaron la obligación de reducir sus emisiones de gases a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990. El plazo para operar esas reducciones vence en 2012.
La investigación reveló que 75 por ciento de las personas que residen en zonas de baja altitud y dos tercios de la población urbana mundial se encuentran en Asia.
En consonancia con el estudio de Ciesin-IIED, Hábitat elaboró en 2005 una lista indicando que 11 de las 15 grandes ciudades del mundo se encuentran en países de bajos y medianos ingresos.
Además, 14 por ciento de la población total del Sur en desarrollo se encuentra en las zonas vulnerables, frente a 10 por ciento de las naciones ricas. Asimismo, 21 por ciento de la población urbana en los países pobres se ubica en esas áreas, mientras que, en las naciones de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, el porcentaje cae a 11.
Por lo tanto, los asentamientos humanos en países de bajos ingresos y con recursos limitados son significativamente más vulnerables a los peligros que supone el cambio climático.
«Para mí es claro que las naciones pobres llevarán una carga desproporcionada, en especial las que tienen grandes regiones con deltas», dijo a IPS Deborah Balk, investigadora y coautora del estudio.
Bahamas, Holanda y Suriname tienen 70 por ciento de su población en áreas vulnerables. Detrás vienen Vietnam, con 55 por ciento, Bangladesh, con 46 por ciento, y Egipto, con 38 por ciento.
La investigación fue financiada en parte por la Agencia Internacional de Cooperación para el Desarrollo de Suecia y su equivalente de Dinamarca, ambas con programas dedicados a cuestiones urbanas.
Los científicos usaron datos geográficos, los más recientes y disponibles de los censos y los relativos a asentamientos urbanos para elaborar mapas donde resaltan las poblaciones y territorios de zonas vulnerables de 244 países. Luego se clasificó la información por país, región e ingresos.
La cuarta evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático calculó que el nivel del mar podría elevarse en el rango de los 22 a 34 centímetros entre 1990 y 2080. Pero el aumento podría ser significativamente mayor con el acelerado derretimiento de los hielos de Groenlandia y los casquetes polares, sostiene el estudio del Ciesin-IIED.
Los pequeños países insulares tienen grandes porciones de sus tierras en zonas de baja altitud (16 por ciento) y se verían, por lo tanto, probablemente más afectadas por los peligros de la subida del nivel del mar. Sin embargo, tienen un porcentaje menor de su población en esas áreas.
Según Balk, ello obedece a que las poblaciones isleñas están mejor adaptadas a esos peligros y suelen asentarse lejos de la costa.
«El estudio demuestra que se trata de un asunto crítico desde el punto de vista global y no sólo para los estados isleños», dijo a IPS Gordon McGranahan, jefe del grupo de asentamientos humanos del IIED y coautor del estudio.
Según Tanya Imola, portavoz de la Asociación Internacional de Gobiernos Locales, muchas ciudades comenzaron a implementar programas para hacer frente al cambio climático y frenar sus emisiones de gases invernadero.
Esas iniciativas incluyen mejoras en el sistema de transporte, programas de reciclado y de eficiencia energética. Pero sólo unas pocas ciudades han comenzado a pensar en cómo afrontar la elevación del nivel del mar y otros peligros vinculados con los cambios que experimentan los océanos.