Hablar de independencia sea hablar […] de cómo se acaban los atascos en las carreteras, de cómo dejamos de pagar peajes, de cómo mejoramos las escuelas. Jordi Sánchez (presidente de la ANC), 2015 Ya no hay término medio: o estás con el sí, con el futuro y con Cataluña, o estás con el no, […]
Hablar de independencia sea hablar […] de cómo se acaban los atascos en las carreteras, de cómo dejamos de pagar peajes, de cómo mejoramos las escuelas.
Jordi Sánchez (presidente de la ANC), 2015
Ya no hay término medio: o estás con el sí, con el futuro y con Cataluña, o estás con el no, con el PP y con Rajoy.
Carme Forcadell (ex presidenta de la ANC), 2015
Es digno de atención el hecho de que quienes quieren dar este carácter a las próximas elecciones suelen decir que son «unas plebiscitarias», como si esto fuera lo más normal del mundo, algo incluso previsto en la legislación que regula las elecciones: usted puede convocar, según considere conveniente, unas plebiscitarias, unas ordinarias o unas constituyentes, pongamos por caso. Por supuesto, ha habido elecciones que, una vez celebradas, han tenido carácter plebiscitario, como las municipales españolas del 12 de abril de 1931. Pero cualquier comparación entre estas últimas y las del 27S es disparatada. No se trata aquí de discutir en qué condiciones unas elecciones pueden resultar plebiscitarias, pero desde luego no basta con que una de las candidaturas así lo declare o con que lo diga, pero no lo escriba, el que las convoque.
Albert Corominas (2015)
En contraste con los 16.000 millones de euros, [Andreu] MasColell [conseller de Economía del gobierno Mas] ha hecho juiciosamente el cálculo prospectivo para 2015, incluyendo todos los servicios que presta el Estado (tanto desde dentro como desde fuera del territorio de Catalunya) y no ha contado con esos ingresos futuros. Con ello, el resultado que ha obtenido es un déficit fiscal de Catalunya con el Estado en 3.228 millones de euros. Y, según el señor Basté, MasColell estimó el beneficio fiscal de la independencia en 2.500 millones de euros. En definitiva, según el cálculo de MasColell, en 2015 el déficit de Catalunya con el Estado será del 1,6% de su PIB […] Esta es la dimensión real del pretendido expolio. No es el 8,5% del PIB. Ni el doble del que tiene cualquier otra región comparable en los otros países del mundo. Francamente, ¿justifica un exceso redistributivo de 1,5 puntos del PIB la calificación de «expolio»?
Josep Borrell y Joan Llorach (2015)
Creo que en general las actitudes de los gobiernos europeos, tanto en los años 30 con quienes huían de las dictaduras fascistas, eran similares a las de ahora, y se podrían resumir en la falta total de solidaridad, abandono de los refugiados a su suerte, política de cuotas sin tener en cuenta la masividad de la represión y el peligro mortal que les amenazaba, lo que implica denegación de ayuda, pero no sólo fue una falta de solidaridad de los gobiernos europeos sino también algunos gobiernos americanos. Dos ejemplos de aquella época: el de los navíos Sant Louis y Orinoco, que salieron de Alemania en mayo de 1939 con destino a Cuba, donde fue rechazado el desembarco de pasajeros después de manifestaciones antisemitas en el puerto de La Habana. No pudiendo desembarcar en Cuba, se intentó que fueran acogidos por los EEUU, a lo que el gobierno norteamericano se negó. Obligados a retornar a Europa, los pasajeros del Sant Louis tuvieron la fortuna de que Gran Bretaña, Francia y Bélgica aceptaran acogerlos, pero en el caso de los pasajeros del Orinoco, fueron rechazados por Gran Bretaña y Francia y en un acto de hipocresía el gobierno norteamericano le solicitó «garantías» al embajador alemán de que no serían represaliados los pasajeros que retornaban a Alemania, los que desaparecieron más tarde «en la noche y en la niebla».
Alejandro Andreassi (2015)
Escribo en la mañana del 11 de septiembre, el primer día de la campaña de las elecciones autonómicas catalanas del 27S. No asistiré a la manifestación independentista de esta tarde en Barcelona. Tampoco he asistido estos últimos años. Las concentraciones o manifestaciones, cubiertas de variaciones de una única bandera y de muchos (y aparentes como hemos visto) «drets a decidir» tenían el mismo sentido e idéntica referencia: independencia, independencia,…, España nos roba y explota. Si asistí, por supuesto, a Diadas de hace ya bastantes años. También en tiempos de silencio y dura represión, cuando el fascismo seguía imponiendo su bota (nada que ver con la situación actual) sobre la cultura y una de las lenguas catalanas, sobre los derechos democráticos y sociales de la ciudadanía de Catalunya, diversa, plural, nada homogénea, con numerosos y diversos signos identitarios, incluyendo la casi ausencia de ellos -o una rica y fraternal mezcla- en amplios sectores sociales.
Tocará, pues, votar en breve. ¿Con qué criterios podemos tomar una decisión sin duda importante? Estos son mis criterios; si no les gustan, lo siento, no tengo otros.
1. Debemos votar a todas aquellas candidaturas que hayan hecho suyo y representen el duro enfrentamiento de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad contra las políticas (y los privilegiados intereses que representan) que han intentado romper y aniquilar (con éxitos innegables) los derechos sociales y democráticos de millones de personas trabajadoras, las más vulnerables.
2. No debemos votar a aquellas candidaturas que han apoyado políticas represivas, relacionadas, por ejemplo, con la ley mordaza o con la pérdida de ojos de ciudadanas y ciudadanos.
3. Deberíamos votar a aquellas candidaturas que hagan suya la decisión del actual Ayuntamiento de Madrid: «El consistorio madrileño ha vetado el rodaje de un anuncio de Coca-Cola por el ERE (que afectó en su día a unos 800 trabajadores) y por el incumplimiento de la sentencia judicial por parte de la multinacional.»
4. No deben votarse aquella candidaturas próximas a los núcleos de corrupción (con corruptores y corruptos) extendidos a lo largo y ancho del país y del país de países.
5. Debemos votar a aquellas candidaturas en las que no habite el olvido de aquel otro 27 de septiembre, el de 1975, cuando no éramos tantos los que nos manifestábamos tras el asesinato de Txiki por aquella ciudad, que habíamos hecho nuestra, que no era ni aspiraba a ser -incluso en nuestras peores pesadillas- la «millor botiga del món».
6. No debemos votar aquellas candidaturas que no hayan recordado -o lo hagan con la boca pequeña y por el qué dirán- otro 11 de septiembre, el del Chile transformador. ¡Salvador Allende, Neruda y la Unidad Popular siempre en el corazón!
7. Debemos votar a aquellas candidaturas que, adoptándolo a nuestras circunstancias, sigan vindicando el viejo lema de que la «verdad es revolucionaria» con añadidos del momento: máxima claridad y precisión de las propuestas. No valen las ambigüedades calculadas ni el que la gente ya dirá en su momento. Ni en el gran tema monotema ni en asuntos alejados. No vale que una alcaldesa, tras varias vacilaciones, no asista a una manifestación independentista y sí lo haga su mano derecha.
8. No debemos votar a aquellas candidaturas en las que rija el todo vale. Y en este todo, la falsedad, la mentira y la manipulación. Dos ejemplos de ello
«España drena una parte desproporcionada de nuestros recursos. Cada año, el déficit fiscal de Catalunya […] es de entre 8% y 9% de nuestro PIB. En Alemania, el déficit de los ‘länder’ se limita al 4%. Es eso lo que pedimos» (Artur Mas, el hijo político de molt ex honorable).
«El caso más claro y más digno de atención -entre otras cosas porque el sistema funciona bien- es Alemania, donde el déficit fiscal de los ‘länder’, con más PIB y más renta por capita, como es el caso de Baviera y BadenWurtemberg, -son los ‘länder’ llamados ‘Geldgeber’, es decir, contribuyentes- no puede ser superior al 4% de su PIB» (Jordi Pujol, el padre político del actual presidente, el mismo que se rió en el Parlamento de la forma de hablar castellano de los niños andaluces y gallegos).
9. Deberíamos votar a aquellas candidaturas que este 27S recuerden a Walter Benjamin, en el 75 aniversario de su muerte. Contra la barbarie.
10. No debemos votar aquellas candidaturas en las que aniden políticos profesionales y partidos que han «trabajado» para que Catalunya sea la comunidad española que más dinero público entrega a las escuelas concertadas.
11. Debemos votar aquellas candidaturas que hicieron suya la lucha de Gamonal, la lucha de las mareas blancas, las marchas de la dignidad, etc. La sal de una tierra común.
12. No deberíamos votar a candidaturas en las que hubiera candidatos/as que fueran capaces de afirmar cosas del siguiente tenor: «Muchos catalanes apoyan a la selección española porque hay muchos jugadores catalanes y del Barça. ¿Os pensáis que esto es una casualidad? Esto está hecho expresamente para españolizar Catalunya» (Carme Forcadell, ex presidenta de ANC)
12.. Tampoco a quienes se expresen en estos términos: «Regalamos cada año al Estado español tres mil euros cada uno de nosotros. […] Dos millones de las antiguas pesetas por familia media catalana que les hemos regalado, por 23 años, hace 46 millones de pesetas. ¿Cuánto vale un piso en vuestro pueblo? Pues probablemente ya tendríais el piso pagado. Y si alguien paga hipoteca ya no la pagaría. «El precio que pagamos por [el expolio] son 840.000 parados. […] ¿Cuántos parados necesitamos para quedar impresionados? […] ¿1.000.000?» (Oriol Junqueras en la reciente campaña electoral)
13. No deberíamos votar aquellas candidaturas que no sientan escalofríos -y mitifiquen además- la actual UE: » En Europa hay 342 milmillonarios pero también 123 millones de pobres […]. El incremento de la desigualdad es una de las evidencias que se desprenden del último informe de Oxfam Intermón, Europa para la mayoría, no para las élites, […] Y en la clasificatoria de países destaca tristemente España al situarse entre aquellos donde más se ha incrementado la desigualdad de ingresos y el número de personas pobres y en riesgo de exclusión. «Este informe señala claramente cómo el incremento de la pobreza y la desigualdad son consecuencias directas de decisiones políticas erróneas que son fácilmente reversibles», ha denunciado el director general de la organización, José María Vera, quien ha agregado que el sistema fiscal puesto en marcha tras la crisis «beneficia a los que más tienen y empobrece a la mayoría» […] el documento apunta también a la «excesiva influencia que ejercen las grandes empresas, las grandes fortunas y algunos grupos de interés en la toma de decisiones en el seno de la UE». En 2014, el 82% de los participantes en los grupos expertos en materia fiscal de la Comisión Europea representaban intereses privados o comerciales, según afirma la organización… la UE pierde cada año un billón de euros por este motivo [fraude fiscal], una cantidad «suficiente para duplicar la inversión total en salud pública en todos los países de la UE o equivalente a cinco rescates a Grecia», asegura Teresa Cavero [autora del informe]. La recaudación que se hace de forma efectiva, por contra, recae sobre todo en los ciudadanos, que en España se encargan del 90%, mientras que las grandes empresas sólo aportan un 2% del total».
14. No deberíamos apoyar candidaturas que se han abrazado con el máximo representante político de la insultante apología del «mercado libre» y que han recorrido con él numerosas etapas de este largo y tortuoso camino que ha ahondado las diferencias entre los sectores populares de la sociedad catalana.
15. Tampoco deberíamos hacerlo a candidaturas que representan las políticas neoliberales de siempre aunque se presentan bajo etiquetas como «nuevas» y «alternativas».
16. Deberíamos votar aquellas candidaturas que hayan hecho suyos las políticas y valores clásicos de las tradiciones emancipatorias: fraternidad, igualdad, justicia, solidaridad, internacionalismo, republicanismo, apuesta por los más desfavorecidos,… y que hayan estado en primera línea del enfrentamiento social contra los recortes y las agresiones a las clases trabajadoras.
17. No deberíamos votar a quienes nos han contado cuentos sobre cuentas, los mismos que siguen cubriéndose con banderas para justificar sus corrupciones, privilegios, acumulación de poder, etc.
18. Debemos votar aquellas candidaturas que no representan ni aspirar a representar las 400 familias con mando en plaza en el decir del imputado Félix Millet.
19. No debemos votar aquellas candidaturas que han asociado y siguen asociando, con deformidad y alevosía, a España con Franco, Queipo de Llano, Aznar, González, Rajoy, Rato, Botín, Pérez, etc. Y se olviden conscientemente de la España de Machado, García Lorca, Cernuda, Ruano, Gerardo Iglesias, Manolo Monereo y Alberto Grazón.
Y tras nuestro voto (no será fácil la elección lo reconozco), a seguir combatiendo por las tareas y finalidades de siempre, con tenacidad, sin pesimismo, sin desfallecer. Mucho está por hacer y todo lo consistente, justo y equitativo no se disuelve en el aire.
PS: Por si fuera útil:
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