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Cuando el naranja no es el nuevo negro

Fuentes: En Lucha

Orange is the new black es una serie dirigida por Jenji Kohan, autora de Weeds, que ha vuelto este verano con su segunda temporada tras una primera que consiguió ser la más vista en Netflix. Orange está basada en el libro de Piper Kerman, «Orange is the new black: My year in a Women’s prison», […]

Orange is the new black es una serie dirigida por Jenji Kohan, autora de Weeds, que ha vuelto este verano con su segunda temporada tras una primera que consiguió ser la más vista en Netflix.

Orange está basada en el libro de Piper Kerman, «Orange is the new black: My year in a Women’s prison», que explica su reclusión durante un año en una prisión de mujeres de baja seguridad. La expresión que da nombre a ambas obras es un snowclone (una frase hecha de la que se puede cambiar algunas palabras para que adquiera otro significado) surgido del original «Grey is the new black» (para referirse a que el color gris es el nuevo negro en la ropa), que pasó por el «Gay is the new the black» (derechos LGTBI) hasta el «orange» (como metáfora de la lucha por los derechos de la población reclusa).

Aprovechando el estreno de la segunda temporada, juristas por los derechos y la reforma penitenciaria lanzaron una campaña (con la etiqueta #HumanityIsTheNewBlack en twitter) para denunciar las condiciones infrahumanas de una de las prisiones donde se rodó la serie.

Orange nos introduce en la prisión (ficticia) de Lichtfield a través de la piel de Piper Chapman, una mujer blanca, joven, rubia y de familia acomodada, que, tras enamorarse de una traficante de drogas, Alex Vause, acaba entre barrotes salpicada por los negocios de su amante.

Chapman es la excusa, pero también el contrapunto de una serie cuyo principal motor es la diversidad de perfiles de una hipotética prisión de mujeres: diversidad étnica (latinas, afroamericanas, asiáticas y blancas), de género (lesbianas, heteros y una transexual) y de clase (entendido aquí como capacidad económica, más que en el sentido estricto).

Kohan hace pivotar su serie alrededor de personajes con identidades poco representadas en los medios de comunicación y evita caer en el circo de freaks. Sus tramas en la prisión y los flashbacks sobre cómo acabaron allí nos invitan a empatizar con las reclusas, más que a una sonrisa distante.

Más allá de la diversidad

No obstante, Orange tiene algunos problemas. Como señala Xara Sacchi en un artículo en Pikara Magazine, la serie visibiliza las minorías, pero cae también en muchos tópicos raciales y de género, como la lesbiana machote o las latinas «devora-hombres». Kohan ya es reincidente en estereotipos raciales, como recordarán quienes hayan visto Weeds. Un multiculturalismo bienintencionado, pero segregador, se puede apreciar también por una estructura que compartimenta los arcos argumentales: el de las latinas, el de las afroamericanas, el de las mujeres mayores, el de la transexual, etc.

A esto hay que añadir el tono de comedia y una visión netamente liberal sobre el crimen y la cárcel. Sobre una base dramática, como es la prisión, Orange pinta historias llenas de colores cómicos. Esto le permite tener diálogos y situaciones ingeniosas y divertidas que abre la serie a un público más amplio que otras ficciones televisivas más «duras», como la excelente Oz. Sin embargo, una parte importante de la comedia recae sobre los personajes que representan el poder, como las autoridades penitenciales, lo cual suaviza su papel represor, y otra sobre los que quieren cambiar la política penitenciaria, lo cual les resta transcendencia.

Poussey, la afroamericana lesbiana criada en una base militar, dice una de las frases que mejor resume la visión de Kohan sobre por qué estas mujeres están en la cárcel: «Estamos aquí porque cogimos la dirección equivocada de camino a la iglesia».

Orange no profundiza en las desigualdades de raza y clase. Por eso, acaba cayendo en la idea reaccionaria de que quien está en prisión es por sus malas decisiones, lo cual no ayuda a la lucha a la que alude el título de la serie.

Luis Zhu ( @irene_grau ) es militante de En lluita / En lucha

Artículo publicado en el Periódico En lucha / Diari En lluita

 

http://enlucha.org/diari/cuando-el-naranja-no-es-el-nuevo-negro/#.U_Sv3vldUrU