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Cultivos energéticos y bobalización económica

Fuentes: Rebelión

La BOBALIZACIÓN es el concepto utilizado por Eduardo Galeano para definir con más precisión los efectos de la GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA. BOBALIZACIÓN porque el mundo global del que nos hablan todos los días por los grandes medios de comunicación tratan a los seres humanos como «BOBOS»; es decir, todos y todas tenemos que sentir, pensar, producir, […]

La BOBALIZACIÓN es el concepto utilizado por Eduardo Galeano para definir con más precisión los efectos de la GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA. BOBALIZACIÓN porque el mundo global del que nos hablan todos los días por los grandes medios de comunicación tratan a los seres humanos como «BOBOS»; es decir, todos y todas tenemos que sentir, pensar, producir, consumir y gozar de la misma forma. Salirse de dicha norma es convertirse en un marginal o en un subversivo.

Cuando sale a la palestra el tema de cultivos energéticos no he tardado en dudar de su bondad y sin querer me vino a la cabeza barajar la posibilidad de una nueva tomadura de pelo, de las tantas soportadas por los agricultores/as, colaborando con ello en el fortalecimiento del mundo BOBALIZADO.

Los cultivos energéticos son presentados ante la sociedad como la alternativa energética renovable que reducirá las emisiones de CO2, que aminorará la factura del petróleo y que a su vez generará desarrollo y empleos, especialmente en las zonas rurales.

Para la agricultura ( también para los agricultores?) la oferta que se presenta no puede ser mejor, los cultivos energéticos permitirán las rotaciones de cultivos, aumentarán las producciones de cereales en los tres años siguientes de su recolección y disminuirá los costes de fertilización y fitosanitarios. Serán la alternativa a los actuales cultivos de regadío ( remolacha azucarera), ahorrarán agua, no necesitarán maquinaria específica y además permitirán introducir un segundo cultivo en el mismo año agrícola. Todo un negocio si además agregamos los 45 euros por hectárea de la PAC!!

La oferta no puede ser más prometedora, y lo es tanto que la sospecha nos acecha, y vuelve a rondar por nuestras mentes la duda sobre si verdaderamente es una oportunidad para generar futuro o un nuevo negocio especulativo para unos pocos.

ABENGOA BIOENERGÍA Y ACCIONA – PIONEROS EN DESARROLLO Y SOSTENIBILIDAD son dos de las empresas que promocionan los cultivos energéticos, mediante la producción de oleaginosas para BIODIESEL y cereales, remolacha y caña de azúcar para BIOETANOL. Ambas están presentes en sectores estratégicos como la construcción de infraestructuras industriales, tecnologías de la información, energías bajo diferentes modalidades para producirla, transportes, inmobiliarias, etc.. Sus claves estratégicas están basadas en hacer compatibles crecimiento económico, equilibrio ecológico y progreso social. Toda una hazaña en nombre del progreso y la ecología!

Pero, es cierto que ambas estrategias son compatibles??. El engaño está asegurado, el crecimiento ilimitado de la economía no es compatible con el equilibrio ecológico y mucho menos con el progreso social. Hasta ahora, el modelo defendido por empresas como ABENGOA Y ACCIONA sólo nos ha podido demostrar su eficacia en generar desigualdades sociales y deterioros medioambientales, modelo solamente sostenido negando al 80% de la población mundial el acceso a los recursos necesarios para una vida digna.

La sostenibilidad de las nuevas fuentes energéticas también pueden ponerse en dudas. Desde una perspectiva medioambiental, y dado el deterioro que sufre el planeta, sólo podríamos hablar de sostenibilidad cuando el crecimiento fuese cero; es decir, no hay posibilidad alguna de seguir creciendo, o si lo hacemos, en alguna parte de la cadena productiva estamos cargando las tintas a la incapacidad de nuestro planeta para soportar tanta carga. En el caso que nos ocupa, la demanda energética crecerá en los próximos 30 años un 60%, imposible de cubrir con las actuales fuentes energéticas, especialmente el petróleo, de ahí la urgencia en hacernos ver que los cultivos energéticos son la panacea; osea, un negocio.

Desde la perspectiva agronómica los cultivos energéticos entran a hacer parte del engranaje del modelo agroindustrial, modelo que sienta sus bases en el productivismo sin límites, degradando suelos, contaminando y abusando de los acuíferos, contaminando el medio ambiente, erosionando la diversidad genética por culpa de los monocultivos, dependiendo permanentemente de tecnologías e insumos externos al territorio donde producimos y perdiendo los campesinos el control sobre la producción agrícola. Economistas de la escuela de J.M. Naredo ya tienen estudiado los costes energéticos que suponen la puesta en marcha de dichos cultivos, llegando a la conclusión de que el resultado energético más bien se acerca al negativo, dado que en todo el proceso productivo del modelo anteriormente descrito se está consumiendo tanta energía que la que se puede producer.

Para qué pues los cultivos energéticos?. Intuyo que para más de lo mismo, para que los/as agricultores/as sigamos abandonando las producciones tradicionales, la producción de alimentos, perdiendo autonomía y el sentido histórico de nuestra profesión, asignándonos el papel de productores de materia prima a bajo coste para la industria transnacional. También para seguir reproduciendo el modelo de PAC actual, sostenido en ayudas discriminatorias y despilfarradoras, en precios en origen ruinosos por debajo de los costes reales de producción y en importaciones baratas basadas en políticas especulativas y predadoras de recursos humanos y medioambientales.

Los cultivos energéticos tal y como se contemplan son una nueva falacia, utilizan el discurso medioambiental ( a los ecologistas les pasan por la izquierda) para seguir perpetuando el modelo desarrollista que tantos quebraderos de cabeza está creando en la sociedad, especialmente a las personas que más lo sufren, las dos terceras partes de la humanidad a las que se las priva de todo.

Pero no hay remedio, ahora toca producir energía y todos espondemos a toque de corneta. LA BOBALIZACIÓN sigue extendiéndose como concepto, esperemos que nunca lo interioricemos como un nuevo valor.

Jerónimo Aguado Martínez es presidente de Plataforma Rural