En la segunda semana de marzo, dos miembros del GRR, Jorge Eduardo Rulli y Adolfo Boy, se hicieron presentes junto al documentalista Marcelo Viñas en los Esteros del Iberá, provincia de Corrientes. Respondían a la convocatoria del Sr. Intendente del pueblo de Carlos Pellegrini. Esta localidad ha sido tradicionalmente expulsora de población y particularmente de […]
En la segunda semana de marzo, dos miembros del GRR, Jorge Eduardo Rulli y Adolfo Boy, se hicieron presentes junto al documentalista Marcelo Viñas en los Esteros del Iberá, provincia de Corrientes. Respondían a la convocatoria del Sr. Intendente del pueblo de Carlos Pellegrini. Esta localidad ha sido tradicionalmente expulsora de población y particularmente de sus jóvenes, cosa que parece haberse revertido ahora de una manera firme. Cuenta actualmente con unos setecientos habitantes y se proyecta geográfica y económicamente, como una puerta a los Esteros para todos los que gustan del Ecoturismo, el avistaje de aves y la filmación de fauna. El Intendente se encuentra sin embargo, preocupado por el avance de las arroceras dentro mismo del territorio de la reserva, así como por el creciente cerco que los cultivos estrechan en torno del pueblo, poniendo en riesgo tanto el paisaje como la actividad económica de que vive la Comunidad local.
Para comenzar el encuentro, se proyectó el corto documental ANTES QUE CAIGA EL ULTIMO ARBOL, película que sirvió como disparadora para iniciar el análisis de la realidad del mundo globalizado y desde allí, llegar a las vivencialidades locales, marcando relaciones e incidencias de lo general a lo particular, de lo planetario a lo local, y a su vez, volviendo de lo local a la comprensión de las nuevas situaciones globales de una manera extraordinariamente fluida, considerando que se estaba en un rincón perdido del interior de la Argentina y que esos temas, ni siquiera suelen ser fáciles de abordar ante auditorios universitarios. Resultaría por ello mismo, interesante reflexionar de cómo la complejidad de la Globalización puede ser abordada con relativa facilidad desde propuestas del Ecolocalismo y de cómo resulta comprensible de esa manera, revalorar los pequeños actos de reparación y de remediación, y las prácticas amigables con la Naturaleza tal como la recuperación de la tracción a sangre y las calles de tierra.
La experiencia del GRR en 10 años de trabajo sobre la globalización y sus efectos en la instalación del modelo «biotecnológico de la soja» en la Argentina, con su secuela de despoblamiento rural y de urbanización agobiante, sirvió como elemento básico para transmitir a los presentes la similitud y el parentesco entre los diversos «monocultivos», ya sean de soja, de eucaliptos o de arroz. Se explicaron las razones por las que los efectos nefastos de los monocultivos deberían ser magnificados cuando el entorno es el de una reserva natural; además de un sitio Ramsar, como en este caso, y que el riesgo se acrecienta, más allá de los «controles y/o monitoreos», que se realizan por parte de organismos públicos, y que debería primar ante todo el «principio precautorio», que en palabras simples podríamos traducir como «mas vale prevenir que lamentar».
La utilización de gran cantidad de agua por los cultivos de arroz, obliga a los arroceros además de nivelar grandes extensiones, a la construcción de canales que desgarran el paisaje y mueven enorme cantidad de suelo y al bombeo del agua desde los humedales mismos; en un proceso en que, además, si no se colocan los filtros adecuados, larvas y pequeños peces son succionados irreparablemente por las máquinas. Estas situaciones no solamente disminuyen la regeneración poblacional de la fauna ictícola, sino que también, impactan gravemente sobre las cadenas alimentarias.
Según los testimonios que se recogieron de algunos pobladores, el cultivo de arroz en el área data de hace más de 50 años, aunque en la década del 90 prácticamente había desaparecido, debido a su falta de rentabilidad, y esto es prueba de su absoluta dependencia de los mercados globales. Pese al tiempo transcurrido en aquellos cultivos, todavía se pueden apreciar fácilmente sus huellas por la existencia de «taipas» (curvas de nivel para conducir el agua) y los infaltables «tacurues» (hormigueros sobre nivel de grandes dimensiones) como expresión de suelos terriblemente dañados, en las extensiones en aquellos tiempos utilizadas. Lo cierto es que en la actualidad y con mayores y más agresivas tecnologías, se han instalado arroceras que cultivan entre 350 y 1.300 ha, utilizando como reservorios las lagunas que pertenecen al sistema del Estero y de las que se surte de agua Pellegrini. Estas situaciones graves, además de los daños en la fauna que implican, afecta el escurrimiento en gran parte de la cuenca y libera durante el desagüe de las parcelas, excedentes de fertilizantes (entre ellos nitritos, nitratos) y agrotóxicos a las lagunas vecinas, los que inevitablemente terminan contaminando los esteros y sus islas, aguas más abajo.
En lo que se refiere a la fuente posible de trabajo, los habitantes de Pellegrini tienen la experiencia de haber trabajado en las actividades rurales de la región, arroceras y estancias ganaderas, sin que ello generara beneficios sociales, al contrario, produjo una expulsión de población que recién ahora, con algo más de 10 años de ecoturismo, se está revirtiendo. El 80 % de la población de Pellegrini ahora vive directa o indirectamente del ecoturismo.
En el desarrollo de la campaña PAREN DE FUMIGAR, el GRR pudo acumular innumerables testimonios de los graves daños en la salud que registran los habitantes de los pueblos aledaños a los sembradíos de soja, pulverizados frecuentemente con infinidad de agrotóxicos, venenos que, directamente o por deriva, alcanzan a pobladores, animales domésticos, huertas, reservas de agua o ropa tendida. En el caso del cultivo de arroz, las pulverizaciones aéreas son compulsivas y generalizadas. Tomando como referencia la experiencia del monocultivo de soja, es fácil deducir la gravedad del riesgo que corre la población de Carlos Pellegrini y el descrédito que como consecuencia tendrá en las actuales concurrencias turísticas a la zona. Una breve entrevista con la Doctora del Hospital del lugar reveló por otra parte, la existencia de casos de patologías respiratorias agudas en simultáneo y durante determinados momentos del cultivo de arroz, coincidentes con las aero fumigaciones, pero además comunicó registros de otras afecciones que sería conveniente investigar en su relación con los agrotóxicos utilizados y su época de aplicación.
El interés de los presente quedó en clara evidencia, por el intercambio de comentarios, preguntas y referencias a experiencias ya vividas por los asistentes con referencia al cultivo de arroz, tanto en Carlos Pellegrini como en la ciudad cercana de Mercedes y otros parajes de la región. Al momento de escribir este informe, sería bueno recordar el mensaje que deja la película que se exhibiera en la oportunidad, ANTES QUE CAIGA EL ULTIMO ARBOL y reflexionar sobre todos aquellos que siguen esperando de la globalización la milagrosa noticia del derrame de riqueza prometido y sólo encuentran una creciente infelicidad y la devastación de los habitas y la emigración de las comunidades.
Surgen a la reflexión del investigador datos aislados e independientes como los que vemos en el diario Clarín del 9 de marzo 2008 (IECO, pagina 3) en artículo que se titula «La agflación amenaza con causar conmociones sociales». En el copete (especial para Clarín The Guardian) concreta: «Los precios de los alimentos suben más que los del petróleo y el oro. En algunos países, la carestía ya está causando conflictos «. Un consultor especializado Richard Warburton dijo, según el diario «En el 2007, los «commodities blandos»(agrícolas) tomaron la delantera, por encima de sus similares «duros» como el petróleo, el oro y los metales». Y continua el artículo «El salto en el precio de los alimentos ya se siente en China. Robert Ziegler, del Instituto Internacional de Investigaciones del Arroz, en Filipinas, alerta de que es posible un «descontento civil» en China, ya que los chinos están comiendo mas arroz del que se produce, y el costo pasó de 200 a 400 dólares la tonelada en solo cinco años.» «Estamos en una etapa de pre – crisis», afirma Ziegler.
Esa realidad, para algunos distante y lejana, debería ponernos en alerta sobre la creciente presión que se ejercerá sobre las tierras aledañas al sistema de la Reserva del Iberá, y tener la certeza de que los monocultivos que allí se implanten serán, tal como es el caso del monocultivo de soja en otros lugares del país, altamente contaminantes y sin dejar rédito alguno para los pobladores de las localidades vecinas.
Desde esta perspectiva, el oponerse a las arroceras existentes o por implantarse, en las cercanías de los Esteros del Iberá resulta decisivo, para asegurar el presente y el futuro de estos riquísimos ambientes correntinos, fuentes de trabajos en armonía con los ecosistemas, así como de calidad de vida para las poblaciones que en ellos habitan.
GRR Grupo de Reflexión Rural
Campaña Paren de Fumigar
http://www.grr.org.ar/campanapdf/
http://horizontesurblog.blogspot.com