Tomo pie en las informaciones de R. CARRANCO y J. GARCÍA en el diario global-imperial [1] y también en otros medios complementarios. El juez Eloy Velasco (Audiencia Nacional) ve «indicios de cohecho y prevaricación» en la conducta de Xavier Crespo, ex alcalde de Lloret de Mar (o de Bar que diría Joan Brossa). ¿Por qué? […]
Tomo pie en las informaciones de R. CARRANCO y J. GARCÍA en el diario global-imperial [1] y también en otros medios complementarios.
El juez Eloy Velasco (Audiencia Nacional) ve «indicios de cohecho y prevaricación» en la conducta de Xavier Crespo, ex alcalde de Lloret de Mar (o de Bar que diría Joan Brossa). ¿Por qué? Por su vinculación -presunta, siempre presunta- con una trama de blanqueo relacionada con «la mafia rusa». Don Xavier, actualmente diputat de CiU en el Parlament de Catalunya -institución presidida, como es sabido, por una militante de Unió, un partido que ha aceptado haber diseñado y realizado prácticas corruptas- fue alcalde de Lloret Mar-Bar entre 2003 y 2011.
El juez se inhibirá en los próximos días a favor del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Será esta instancia la que decidirá si le toma declaración como imputado. Los diputados, también los autonómicos, tienen la condición de aforados. En 2011, el TSJC ya recibió una querella de la Fiscalía Anticorrupción que investigaba el caso. Ni siquiera la admitió a trámite: no había suficientes indicios contra don Crespo. ¡Mecachis! ¡Qué pena!
Se arrestó el pasado lunes a un cargo público del consistorio, ahora, en el momento en que escribo, en libertad. Con cargos eso sí. Se trata del actual primer teniente de alcalde, Josep Valls, que fue responsable de Urbanismo en la etapa en la que don Crespo ejerció de alcalde. Don Valls-convergente es, además, presidente del Club de Fútbol Lloret. Se le imputan los delitos de prevaricación y cohecho.
La sospecha de la fiscalía: Andrei Petrov, el líder, el Urdangarin de esta trama, patrocinó a los equipos locales de hockey y de fútbol (unos 270 mil euros, cheques cuatrimestrales de 30 mil). ¿Por amor al deporte? No o no tan sólo. Petrov dio también «otras prebendas a cambio de recibir trato de favor por parte del Gobierno municipal en la etapa de Crespo». Petrov, en prisión sin fianza desde el lunes, ha admitido ante el juez «que los patrocinios empezaron después de que el Ayuntamiento le otorgase la gestión del 35% de un centro comercial que construyó en la antigua plaza de toros». El 65% restante está en manos municipales).
Las obras no están limpias. El pleno municipal del Ayuntamiento, con los votos sumados de CiU y el PP (¡qué unidos siempre en estos asuntos!), condonó el pago de 133.500 euros a Petrov en tributos. ¿Por qué? Porque las obras eran de interés general. Punto y aparte.
Crespo, y el actual alcalde de Lloret, Romà Codina, han salido en defensa de Valls. El diputado convergente dijo que pondría «la mano en el fuego» por el edil. Ya veremos cómo sale de ésta. Codina no quiso quemarse: «Pongo la mano en el fuego hasta que se demuestre lo contrario». ¡Qué hábil! Don Artur Mas voluntat-d’un-poble, ha hecho lo mismo -y con la misma preocupación que Codina- en el caso de Crespo. Goza de todo su apoyo hasta que no se «demuestre» su implicación en la trama. ¡Son las estrategias aprendidas en Aula!
Ha habido viajes a Rusia por supuesto. Según Marc Fuertes, un edil crítico del consistorio, los desplazamientos fueron pagados por Petrov. Codina, responsable entonces de Infraestructuras, dice que no, que esos viajes los pagó el Ayuntamiento. Veremos si llegamos a ver.
Hay más, las redes convergentes-unionistas dan mucho de sí.
La fiscalía indaga además el papel que jugó «el actual secretario general de Deportes de la Generalitat en su etapa como edil de la ciudad, Ivan Tibau». IT fue concejal de Deportes en el Ayuntamiento de Lloret durante el mandato de Crespo y entrenador del Club Hockey Lloret. ¡Todo un secretario general!
En cuanto al dinero de la trama, la fiscalía sospecha que la red blanqueó unos 56 millones de euros en dos años «con la ayuda en parte del Gobierno de la ciudad». Nada, una propinita.
Pero hay, además, una derivada insospechada, una curiosa coincidencia [2].
El señor ex alcalde de Lloret, el diputat Crespo, ha sido nombrado vicepresidente de una comisión del Parlament. ¿Qué comisión? La de Empresa y Empleo (la conselleria está en manos del ex de Interior, de don Felip el Puig). No se acaban las sorpresas. ¿Cuántos votos se han levantado contra este nombramiento? El de la CUP, el de David Fernández (por favor, se lo ruego: no confundir con Daniel Fernández). ¿Y quién ocupará la secretaría de la comisión? Juli Fernández. ¿De? Del PSC efectivamente. ¿Y quién ostentará la presidencia de la comisión? Rafael Luna… del PP. ¡Bingo también! El triángulo CiU-PP-PSC une sus vértices armoniosamente.
El diputat Crespo cobrará como vicepresidente de la comisión un suplemento anual de unos 5 mil euros, que se añadirán a su sueldo de 63.409 euros (dietas de desplazamiento incluidas). Unos 70 mil euros anuales en total. No está mal, nada mal.
Parece ser que Iniciativa, PP, ERC, y Ciutadans, que no votaron en contra, cargaron contra CiU y PSC por «proponer para los cargos a personas que están implicadas en casos de corrupción». Socialistas y nacionalistas esgrimieron un argumento sofisticado: ni Fernández ni Crespo están formalmente imputados. Luego, por tanto,… la mano en el fuego hasta que no se demuestre lo contrario. El portavoz y conseller del Gobierno de los mejores privatizadores, Francesc Homs, siguió la senda del presidente Mas: «Me fío de Crespo». Tomemos nota de todo ello.
Y la nave va… sigue yendo por otros territorios con idéntico perfume tóxico.
El juez del caso Palau ha imputado a un «dirigente histórico» de CiU -diputado hasta 2003 en los heroicos tiempos de don Jordi Pujol, el intocable- por recibir dinero del Palau. Se trata de Jaume Camps. El asunto de fondo: las aportaciones en concepto de mecenazgo de Ferrovial iban a parar en realidad a las arcas de CDC. Una generosa contrasprestación por la adjudicación de obras públicas: línea 9, Ciutat de la Justicia, polideportivo de Sant Cugat,… Nada, cuatro cositas. A las arcas de CiU… ¿y algún lugar más?
En síntesis y evitando cualquier generalización apresurada: Catalunya y España, como dicen los nacionalistas (incluyendo en España a naciones-nacionalidades como Euskadi y Galicia), hermanadas por una corrupción extendidísima. ¿A que no somos tan diferentes?
¿Se imaginan dónde se ubicarían estos casos, cuanto menos durante los primeros (y segundos) años, en el caso de que «Catalunya» tuviera estructuras propias de Estado, que fuera un nuevo (y viejísimo) Estado? Exacto, en la papelera. En el fondo, es una de sus razones: que nadie les tosa, que pueden hacer los que les venga en gana, a ellos y a las 400 familias que tan sabiamente representan.
Notas:
[1] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/01/29/catalunya/1359460489_338746.html
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría
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