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Mujeres de Irak

De la seguridad a la violenta teocracia

Fuentes: IPS

Responsabilidad estadounidense y de las fuerzas fundamentalistas en la violencia contra las mujeres

En medio del caos iraquí, la violencia de género termina desatendida, alertó la organización femenina Madre.

Las iraquíes sufren secuestros, golpizas, amenazas de muerte, violación, asesinato «por honor», abuso doméstico, tortura en centros de detención, ahorcamiento, decapitación y fusilamiento, según el informe «Promesas de democracia, imposición de la teocracia: Violencia de género y guerra de Estados Unidos en Iraq», publicado por Madre.

«Las mujeres no son sólo blanco de ataque por pertenecer a la población civil: también, simplemente, por su propia condición de mujeres, en especial las que sus atacantes consideran desafiantes para sus aspiraciones políticas», señaló Houzan Mahmoud, de la Organización para la Libertad de las Mujeres en Iraq, en un panel de discusión realizado el miércoles, al presentarse el informe.

«Antes de la ocupación estadounidense (que comenzó en abril de 2003), Iraq era una dictadura. No era un país perfecto, pero había seguridad. Las mujeres podían ir a trabajar y podían salir», dijo Mahmoud a IPS.

«Las pocas garantías que tenían las mujeres antes de la invasión desaparecieron», remarcó.

El trabajo de Mahmoud en la Organización para la Libertad de las Mujeres le valió la condena a muerte del grupo islámico radical kurdo Ansar al-Islam.

El informe acusa de uso sistemático de la violencia de género a los islamistas iraquíes, en el poder tras el depuesto régimen del partido laico y secular Ba’ath, al que pertenecía Saddam Hussein (1979-2003), tras la invasión de Estados Unidos.

También subraya la responsabilidad estadounidense en la crisis humanitaria iraquí.

«Violando sus obligaciones legales bajo las Convenciones de Ginebra y de La Haya, el gobierno de George W. Bush se niega a proteger los derechos de las mujeres en Iraq. De hecho se los canjeó por cooperación a los islamistas que colocó en el poder», indicó Yifat Susskind, directora de comunicaciones de Madre y autora del informe.

Al igual que para los fundamentalistas religiosos de Estados Unidos y otros países, los islamistas iraquíes consideran de máxima prioridad la subordinación de la mujer como condición previa del orden social que pretenden implantar, dijo.

Al igual que en Afganistán, Argelia e Irán, la primera decisión tomada por los islamistas al hacerse del poder en Iraq fue una campaña de violencia contra las mujeres en su guerra para establecer una teocracia, según el informe.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la de derechos humanos Amnistía Internacional informaron que los ataques contra las mujeres comenzaron pocas semanas después de la invasión de las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos.

Las autoridades estadounidenses no hicieron nada para poner fin a la violencia y pronto los ataques se generalizaron, según Mahmoud.

Tras el escándalo por torturas y otros maltratos en la prisión bagdadí de Abu Ghraib, «hasta ahora sólo 11 soldados estadounidenses de bajo rango fueron procesados», según Jennifer Green, abogada de amplia trayectoria del Centro para los Derechos Constitucionales, con sede en Nueva York.

Estados Unidos dio el ejemplo, y en Iraq tampoco «se identificarán responsabilidades a alto nivel por los abusos en los centros de detención», subrayó Green.

El primer año de la ocupación, los islamistas asesinaron a artistas, intelectuales, profesionales, homosexuales e integrantes de minorías étnicas y religiosas, según el informe. «Ahora hay una virtual caza de gays, lesbianas y transexuales», denunció Susskind.

«La violencia de género excede la condición femenina y se ejerce sobre cualquier persona que los islamistas perciban como fuera de sus parámetros», explicó.

Pero las mujeres, consideradas portadoras de una identidad grupal, están en las redes de las milicias sectarias iraquíes, reveló la Organización para la Libertad de las Mujeres.

Varias organizaciones de mujeres de ese país denuncian que los insurgentes «toman venganza mutua por la violación de mujeres» y arremeten contra las cristianas, violándolas y asesinándolas, como forma de atacar a esa comunidad.

La violencia contra las mujeres se ejerce desde todos los sectores, pero la mayoría de los ataques proceden de las milicias chiitas, asociadas al gobierno iraquí respaldado por Estados Unidos, como la Organización Badr y el Ejército Mehdi, según indicó Susskind.

Esas organizaciones libraron su campaña terrorista contra las mujeres con armas, entrenamiento y dinero suministrado por Estados Unidos en el marco de una política conocida como «Opción Salvador», indicó Madre.

Opción Salvador se refiere al programa de asistencia militar de la década del 80 por el cual Estados Unidos entrenó y armó al ejército salvadoreño en su lucha contra el grupo guerrillero Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).

Paradójicamente, tras el inminente retiro de las fuerzas británicas de Iraq, El Salvador será el principal socio de Estados Unidos en la ocupación, con unos 400 soldados.

La violencia contra las mujeres es la clave para entender la crisis del país.

De hecho, dos crisis gemelas que sufre el país, la de violencia de género y la guerra civil, están profundamente interrelacionadas, según el informe.

Un ejemplo de ello es que los artículos 39 y 41 de la Constitución iraquí, referidos a la discriminación de género, también sientan las bases de la violencia sectaria.

Esos artículos establecen la aplicación de leyes distintas según sexo o religión, según el documento.