El debate de la Asamblea Ciudadana de Podemos vuelve a demostrar que la ciudadanía tiene muchas ganas de participar, de hacer política porque si no otros la harán por nosotros y por nosotras. Sin embargo, corremos el riesgo de que el debate quede a veces distorsionado por temores, acusaciones o fantasmas que no ayudan a […]
El debate de la Asamblea Ciudadana de Podemos vuelve a demostrar que la ciudadanía tiene muchas ganas de participar, de hacer política porque si no otros la harán por nosotros y por nosotras. Sin embargo, corremos el riesgo de que el debate quede a veces distorsionado por temores, acusaciones o fantasmas que no ayudan a la hora de avanzar, en general, hacia una cultura democrática, pluralista e integradora. Uno de esos fantasmas es la continua alusión por ciertos sectores de que Izquierda Anticapitalista, organización a la que pertenezco, está intentando controlar o manipular el proceso, presentándonos como algo ajeno al proyecto o con intereses al margen de él.
Decía el poeta que la memoria siempre es un arma cargada de futuro. Podemos nace inicialmente impulsado por Pablo Iglesias, pero también por Izquierda Anticapitalista y sus militantes, como se puede ver en la rueda de prensa que dio inicio al movimiento, el 17 de enero de este año. En esa rueda de prensa participamos tanto Teresa Rodríguez (hoy eurodiputada, votada como numero dos en las primarias cuando todo el mundo sabía que era militante de Izquierda Anticapitalista) o yo, como responsable de organización de un proyecto que necesitaba de una mínima estructura para ponerse en marcha. Esta rueda de prensa había estado precedida del «Manifiesto mover ficha», encabezado por Juan Carlos Monedero, donde casi la mitad de los firmantes eran militantes de IA. Nada más falso, pues, afirmar que Izquierda Anticapitalista se ha «sumado al proyecto», sino que somos parte de su génesis, algo de lo que nos sentimos muy orgullosos y orgullosas, pues creo que con todos nuestros defectos, fuimos capaces de ser valientes en un contexto donde nadie daba un duro por Podemos, incluyendo también a ciertos sectores de la izquierda y los movimientos sociales que entonces se burlaban de la iniciativa y ahora se suman entusiastas, lo que demuestra la capacidad de atracción que ha mostrado el proyecto. Y es que en Podemos no sobra nadie. Todavía falta mucha más gente para convertirnos en ese instrumento de cambio para las mayorías sociales que decimos querer ser. La gente, y eso es lo más importante y lo que refleja el acierto político del lanzamiento de Podemos, hizo suyo este proyecto y nos desbordó. Con esto quiero aclarar dos cosas: que nosotros somos tan Podemos como cualquier otro y que el proyecto no pertenece a nadie; solo a la gente que lo ha hecho suyo y a mucha otra más que lo hará.
Otra cuestión importante es que Podemos es un proceso transformador que se transforma y que también nos atraviesa a todos. Podemos empezó siendo un método ciudadano y se está transformando en partido. Es obvio que eso también nos afecta como organización y que tenemos que reflexionar colectivamente cómo vamos a readaptarnos al nuevo marco para seguir aportando al movimiento nuestros planteamientos, tan legítimos como todos los que defienden los derechos humanos: anticapitalismo (poner la riqueza social al servicio de la gente), democracia (los de abajo deben decidirlo todo), feminismo (la revolución será feminista o no será), internacionalismo (somos solidarios con todos los oprimidos del mundo) y ecologismo (sin el planeta no hay sociedad posible). Porque antes que unas siglas, tenemos unos objetivos que compartimos con toda la gente de Podemos: queremos justicia social e igualdad. Por eso, porque somos conscientes de que todo ha cambiado con la irrupción de Podemos, Izquierda Anticapitalista ha convocado un Congreso para febrero donde lo discutiremos todo, incluida nuestra forma-partido, producto de una etapa previa, en la que (y es importante no olvidar eso) no existía Podemos. Hoy nuestro proyecto y nuestra lealtad es con Podemos. Con su gente y con sus objetivos: cambiar este país echando a la casta y abriendo un nuevo proceso constituyente donde todo se pueda debatir; un proceso constituyente para abrir una etapa democrática y de derechos para la gente de abajo.
Por otra parte, es obvio que, como todo el mundo, tengamos o no carnet (curioso, nunca hemos tenido carnets), tenemos nuestras preferencias y opiniones a la hora de elegir documentos en esta asamblea. Lo que pasa es que en este caso hemos participado con mucha más gente en la elaboración de propuestas de cara a la asamblea. Pongo un ejemplo: en el documento organizativo «Sumando Podemos» han participado decenas de equipos y solo unos pocos militantes de Izquierda Anticapitalista. El documento incluye cosas tan novedosas para nuestra organización como la cuestión de la elección por sorteo, pero entendemos que abre nuevas formas de hacer política, amplía la pluralidad y permite un mejor reflejo de la diversidad que hay en Podemos. Nosotros y nosotras también estamos aquí para aprender, para hacer autocrítica de lo que hicimos mal en el pasado (todos seguiremos equivocándonos en muchas cosas: hoy y mañana), y contaminarnos de las ideas de mucha gente.
Aquí todos tenemos una gran responsabilidad. No nos estamos jugando una Asamblea, si no la construcción de una nueva cultura política, que sea pluralista y respetuosa, que no se base en acusaciones, que se centre en las ideas. En un movimiento tan diverso como Podemos siempre van a existir diferentes opiniones y planteamientos. Normalicemos los debates, porque la democracia es disenso, consenso, respeto y pluralidad.
Pablo Iglesias ha sacado hace poco un libro titulado «Disputar la democracia». En él me dedica unas palabras que creo que pueden ser inspiradoras para construir esa cultura política basada en la diversidad, el debate y el respeto: «Aunque podamos tener muchos desacuerdos, sería un cínico si no diera las gracias a Miguel Urban, no sólo como uno de los artífices iniciales de Podemos, sino por ser un ejemplo de honestidad y entrega desinteresada a sus ideas y a los suyos». Por mucho que me ruborice citar aquí una dedicatoria, creo que estas palabras reflejan muy bien el Podemos que queríamos cuando empezamos y que seguimos queriendo ahora.
Fuente: http://blogs.publico.es/tomar-partido/2014/10/24/debatir-sin-fantasmas/