El ocho de junio estamos convocados a la huelga tres millones de empleados públicos, pero que nadie se engañe, nos enfrentamos a la táctica del salchichón, rebanada a rebanada, y aquí estamos implicados hasta el apuntador. Tras las rebajas, en salarios y gasto social, esta el despido libre y gratuito, la negociación colectiva trabajador a […]
El ocho de junio estamos convocados a la huelga tres millones de empleados públicos, pero que nadie se engañe, nos enfrentamos a la táctica del salchichón, rebanada a rebanada, y aquí estamos implicados hasta el apuntador. Tras las rebajas, en salarios y gasto social, esta el despido libre y gratuito, la negociación colectiva trabajador a trabajador, la reducción de inversiones públicas y aumento del paro, el retraso en la edad de jubilación, el recorte en pensiones, y al final el copago sanitario y servicios públicos para quien se los pueda pagar.
Podemos votar cada cuatro año pero, sea cual sea el elegido, los que mandan realmente son los grandes capitalistas, que se sirven de los gobiernos en su propio beneficio. Si el movimiento obrero ha avanzado históricamente no ha sido por resignarse, sino por organizarse y luchar, y la mejor herramienta para ello son las organizaciones sindicales, construidas a lo largo de décadas de esfuerzo y sacrificio. Durante años los dirigentes de UGT y CCOO han defendido que los pactos sociales eran el mejor camino para defender nuestros intereses pero la realidad no les ha dado la razón. Es hora de que se pongan al frente de una lucha cuyo mayor obstáculo es la división y fragmentación del movimiento obrero; los que tienen empleo y los parados, los que cobran subsidio y los que no, los fijos y los eventuales, los trabajadores vascos y los demás.
En Euskadi, Madrid, Londres o Paris los trabajadores tenemos los mismos problemas y debemos unirnos para defender una misma alternativa. Hace seis meses el Gobierno Vasco firmaba el acuerdo para los 65.000 trabajadores de la CAV. Congelación salarial (0,3%), retraso de un año en cobrar integras las pagas extras, nuevo compromiso de reducir la temporalidad, después de ocho años de incumplimientos sistemáticos, y pacto de no subcontratar mas servicios públicos sin cuestionar todas las privatizaciones realizadas hasta el momento. Un pacto legitimado por ELA-STV, que pocos meses antes (21/5/2009) había convocado la huelga general para exigir un cambio en las políticas públicas.
Este acuerdo, que ya estaba siendo incumplido en Enseñanza, Osakidetza o Justicia, ha sido mutilado radicalmente ahora recortando salarios y empleos. El Gobierno Vasco, con el apoyo del PP, aplica asi la imposición estatal y la extiende a los trabajadores de las empresas públicas. Y en el colmo de la demagogia aplica una menor reducción salarial, que a quien más beneficia es a los altos cargos de las administraciones vascas, a cambio de destruir puestos de trabajo y acusar a los empleados públicos del costo en sustituciones debido al absentismo laboral.
El mismo gobierno que, a propósito del absentismo en Osakidetza, aclaraba hace dos meses; que un tercio de las ausencias son debidas a reducciones de jornada por cuidado de familiares, que otra parte es debida a bajas o permisos por maternidad, y otra importante al estrés. Es mas, añadieron que estaban preocupados por el presentismo, es decir, por personas enfermas que acuden a trabajar. (Se les olvidó decir que tener un jefe incompetente también perjudica seriamente la salud, al igual que la mala organización y el desigual reparto de tareas.
Hay que defender con uñas y dientes una alternativa socialista, metiendo mano a la banca y a los que mas tienen, y aumentando los recursos públicos para crear empleo y servicios sociales de calidad. La huelga es el último recurso pero hoy es necesaria para fortalecer lazos de solidaridad y unidad e impedir que nos hagan pagar esta crisis a los de siempre.
El 8 de junio debe abrir paso a una gran huelga general, como dice Gioconda Belli: «una huelga grande, que hasta el amor alcance. Una huelga de ojos, de manos, y de besos. Una huelga donde respirar no sea permitido, una huelga donde nazca el silencio para oir los pasos del tirano que se marcha». Y continuar la lucha en septiembre, confluyendo con la convocatoria realizada por la CONFEDERACION EUROPEA SINDICAL para una gran jornada de movilización europea el día 29.
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