Traducido Para Rebelión por Lucía Alba Martínez
Lorella Zanardo es autora, junto con Marco Malfi, de un ya famoso documental titulado «El cuerpo de las mujeres», además de creadora de un blog (www.ilcorpodelledonne.net) traducido hasta ahora a cinco lenguas. La contactamos telefónicamente en Praga donde participa -como cada año desde hace doce- en la conferencia mundial «Wisdom in Action», un encuentro de mujeres procedentes de todos los continentes que ocupan cargos de altisima responsabilidad en las asociaciones mas variadas . «Tengo que decir con tristeza -dice Zanardo- que este año he sido acogida sin duda bien desde el punto de vista personal, pero por primera vez , como italiana, he sentido a mi alrededor una especie de ola de compasión. Dos dirigentes indias me han preguntado cómo soportamos esta situación, por qué no reaccionamos, por qué aceptamos que la televisión nos describa como objetos sexuales.
¿Tal vez han visto la trasmisión de «Porta a porta» en la cual Rosi Bindi [1] fue vulgarmente atacada primero por el primer ministro y luego por el ex ministro Castelli?
Respecto a ese episodio sólo puedo decir que me avergüenzo.
¿El poder y la sexualidad masculina se ejercen o no, en tu opinión, sobre mujeres reducidas a juguetes de la cirugía estética?
Muchas mujeres dicen «me opero porque quiero» y solo faltaría que no estuviéramos de acuerdo. Pero el problema es otro. Creo que la horrenda colonización ejercida sobre la imagen femenina se ha producido a través de la interiorización de una presunta mirada masculina.
¿Qué quieres decir?
Nosotras, nosotras las mujeres quiero decir, nos miramos y nos valoramos unas a otras tal y como creemos que lo haría un hombre. Y digo creemos porque nosotras no somos hombres. Así que yo «me opero» sólo para gustar a una presunta mirada masculina pero ni siquiera podemos estar seguras de que esa mirada masculina sea real. Siempre me acordaré de la ternura que me produjo una entrevista a Alba Parietti [2], quien confesó que se había operado el pecho porque así lo quería su hombre. Y su hombre era un filósofo.
Pero en tu blog hay una entrada que afirma: «Nuestra verdadera enemiga no es la dominación masculina si no la de la imagen»
Nosotras vivimos, nos movemos, nos vestimos tomando como modelo las imágenes televisivas y lo que nosotras suponemos que es la mirada masculina que precisamente deducimos a partir de esas imágenes.
¿Qué podemos hacer?
La colonización ya ha ocurrido, pero como decía Rosa Luxemburgo el simple hecho de llamar las cosas por su nombre es un acto revolucionario.
¿Entonces?
Hay que reaccionar y trabajar mucho sobre los niveles de conciencia. Hay que salir de ese estado de presunción en el cual hemos estado sobre todo nosotras las mujeres de izquierdas.
¿De qué tendrían la culpa las mujeres de izquierdas?
Somos culpables de no haber visto lo bastante la televisión. Nos hemos refugiado en intereses mas altos y alternativos -libros, cine, teatro- y hemos puesto el país (que sí que ve la televisión y que la considera en un 80% el único medio de información) en manos de quien ostenta el poder televisivo. No entendimos que la televisión fuera a ser hasta tal punto «educadora».
¿Un modelo para las «veline» [3]?
No son ellas las que deben avergonzarse sino nosotros, que hemos permitido que todo esto ocurra. Ahora para arreglarlo debemos ver la televisión con quienes la ven y ofrecer nuestra mirada crítica.
¿Es lo que haces cuando presentas tu documental?
Cuando vamos a los debates, muchísima gente -sobre todo mujeres y chicas- nos dicen: veo la televisión desde hace veinte años y lo que usted nos muestra lo veo todos los días pero en realidad no lo había visto nunca. Esto es lo que quiero decir cuando hablo de aumentar el nivel de conciencia.
¿De qué tenemos miedo?
De no gustar. Hay que encontrar el valor para no gustar.
¿Y los hombres?
Puedo hablar de los chicos de menos de veinte años que escriben a mi blog y que están buscando una referencia femenina con la que contrastar su identidad. Presentémonos y «pongámonos la cara».
Notas:
[1] Rosi Bindi es vicepresidenta del Parlamento italiano. Berlusconi la insultó en la tertulia Porta a porta (RAI 1) diciendo que era «más guapa que inteligente». mientras que el ministro la llamó » solterona «.
[2] Alba Parietti es una conocida presentadora televisiva que tuvo mucho éxito en los 80- 90.
[3] «Azafata» de un programa televisivo. La palabra veline procede de la época fascista italiana. Velina, en singular, se llamaba a la nota que enviaba la censura a los periodistas señalando las cosas que se podían o no escribir. Era, por decirlo así, una intervención fuera de texto y de contexto. Por analogía, cuando las azafatas de un programa televisivo aparecían fuera de contexto, por ejemplo cuando los presentadores estaban dando las noticias, se les empezó a llamar veline. Hoy, la palabra se ha convertido en el símbolo de la regresión cultural italiana.