Cuba ha sido, sin duda alguna, el detonante de esta magna movilización que puede cambiar el rumbo del mundo. Las personas, hasta ahora relegadas, levantan su voz, dicen basta. Como asevera Adolfo Pérez Esquivel, los pueblos han dejado de ser meros espectadores para convertirse en actores de sus vidas. Han decidido que No más sumisión. […]
Cuba ha sido, sin duda alguna, el detonante de esta magna movilización que puede cambiar el rumbo del mundo. Las personas, hasta ahora relegadas, levantan su voz, dicen basta.
Como asevera Adolfo Pérez Esquivel, los pueblos han dejado de ser meros espectadores para convertirse en actores de sus vidas. Han decidido que No más sumisión. ¿Su pretensión? Asumir responsabilidades frente al futuro.
Hace años, en uno de mis primeros encuentros con Danielle Mitterrand, entre las cosas que dijo y más me impresionó, en una entrevista para La Vanguardia de Barcelona fue cuando, con total convicción, aseguró «la Paz en el mundo llegará a través de los países latino americanos. Aquellos pueblos, y las personas que allí viven, transmiten una atmósfera, un clima, que propicia esta esperanza». Jamás lo olvidé.
No soy Pérez Esquivel ni Danielle Mitterrand , pero mi opinión es pareja a la suya aunque con ciertos matices.
Estoy convencida de que existen unos máximos responsables para este movimiento que espero va a modificar la vida del Planet: Fidel Castro y la revolución cubana. Es un mimetismo extraordinario que se da en pocas ocasiones, porqué, solemos repetir vicios, los modelos a emular suelen frívolos, poco consistentes.
Éstos, sin embargo, los de Cuba y su revolución, nos llenan de sano orgullo y expectante confianza: se trata de una nueva aunque antigua visión del mundo -la que tenían nuestros ancestros, los que creían y confiaban en el hombre- un salir de este caos asfixiante en el que nos ha tocado vivir.
Conocí a Fidel cuando la inauguración de la Casa Guayasamín en La Habana Vieja a inicios de los años 90. Mi gran amigo Oswaldo Guayasamin me presentó como su mejor amiga catalana, madre de nueve hijos. Supongo que fue este el detonante que llamó la atención del Comandante que me colmó de atenciones. No entendía como había podido tener nueve hijos con un mismo compañero, «esto es vicio» recuerdo que me dijo.
Era mi primer viaje a Cuba. He sido, a partir de aquel entonces, devota ferviente de la revolución, de la gente, de su líder. Tanto, que me dije que si lograba entrevistar a Fidel ya me podía morir, que mi gozo estaría colmado. Pero, conseguida la entrevista, y tras conocer de tu a tu al Comandante, me cogió el síndrome fidelístico, me apetecía y me sigue obstinando escucharle de nuevo, saber más de su persona, de su revolución, de sus ansias a favor de los suyos, conocerle a fondo.
¿Cómo es? me preguntan en mi país quienes le adoran y quienes le odian. Mi respuesta es siempre la misma,
el político más importante del siglo,
el hombre más notable que jamás escuché,
la persona más humilde que he conocido.
¿Como sino detener a los del Norte y ganarles el pulso a pesar de los duros avatares a los que les someten? Solo un gran político y estadista como Fidel puede detener amenazas, atentados, plagas, sinrazones.
¿Cómo conducir a un pueblo a lo largo de 50 años con la enemiga de sus vecinos que han intentado y siguen pretendiendo ahogarles en la miseria, la ignominia, la crueldad?
Hombre notable por su exquisita personalidad, sus conocimientos, su talante, su fina ironía, su amor hacia sus semejantes. Su sensibilidad, su ilusión por la vida, su vitalidad.
Que placer sentir como te abraza con la mirada con esta dulzura que le es innata, escuchar su cálida pero firme voz, corroborar su cordialidad y sencillez avasalladoras, y,
¿qué pasa por tu mente?
Pues que no te quieres morir sin verle de nuevo y así sucesivamente.
Humilde como el que más, sobrelleva las mismas estrecheces que su pueblo. No por ser quién es tiene mayores prebendas, si hay carne la hay para todos, si yogures -me consta que le gustan- igual, si no hay ropa u otros menesteres, él es uno más en soportar privaciones. No es persona de grandes necesidades, puede vivir dignamente sin… no importa qué. ¡Qué pocos vamos quedando!
Cuando das tu perfil respecto a Fidel, abundan sonrisas socarronas, malsanas, «eso lo dices tu porqué eres su amiga»… Desde siempre confío en las personas, las que mi corazón detecta como válidas, las que lo merecen, pocas veces me equivoqué… Dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo.
He viajado a Cuba en repetidas ocasiones, he leído, he escuchado a sus gentes. He festejado y compartido con ellos alegrías y penas, he vivido en San Antonio de lo Baños -nos alojábamos en la Escuela de Bellas Artes Eduardo Abela- el Ciclón Charly el mes de agosto de 2004 cuando estuve con la 6ª Brigada de Arinaguabo que organiza, todos los veranos, la Asociación Valenciana José Martí de Amistad con Cuba , para colaborar en la ampliación de un Centro de Artes Plásticas, trabajando de peón albañil.
Por las tardes visitábamos la Cuba profunda, la que no conocen los turistas de hoteles cinco estrellas -los que escuchan solo a los haraganes que quieren halagar sus oídos para sacarles jugosas propinas, que existen en cualquier país del mundo-. Nosotros conocimos a los cubanos de verdad, los que lucharon para conseguir esta igualdad que, quieran o no los adversarios, Cuba consiguió gracias a su esfuerzo y tesón y que ni ahora ni nunca deben dejar que le sustraigan, en nombre de la democracia, los falsos profetas.
Descubrí que justicia social no es «hacer caridad» como muchos, sobre todo en el llamado primer mundo lo entienden. Justicia Social significa compartir, es igualdad en todos los órdenes, desde la infancia hasta la vejez, desde los jóvenes deportistas que se preparan para las olimpíadas hasta los deficientes mentales que visitamos en el Centro la Española.
Si Guayasamín – dondequiera que se encuentre- me está escuchando, se sentirá feliz. Él es el único responsable de ésta mi fidelización. No en vano decía que Fidel era el personaje más notorio que había conocido.
Como olvidar aquellos hermosos encuentros con el maestro y Fidel, cuando el artista ecuatoriano le hizo su cuarto retrato. O aquella hermosa frase del Comandante cuando se despidió de nosotros, «por favor, regresen pronto, han sido unos días maravillosos, les echaré de menos». Felipe Pérez Roque puede dar fe de estas palabras. Era, en aquel entonces, su secretario. Comentó no haber visto nunca tan feliz a Fidel.
Fidel inspira respeto. No es una mera fotografía, ni fruto del marketing al que ahora nos tienen sometidos. Es un ser humano de carne y huesos, un mito viviente. Que gozada ver como dibuja con sus manos este mundo de esperanza por el que tanto luchamos, por esta Justicia que muchos desconocen. Pero no se queda en el trazo, sino que aplica junto y para el pueblo cubano, esta sociedad justa, espejo a emular por parte de la Humanidad, una sociedad equilibrada en educación, cultura, sanidad. Sociedad que los pueblos «dichos» avanzados jamás lograron, porque su finalidad primordial no es el ser humano, cual sucede acá, en Cuba sino la economía, el poder y el dinero en unas pocas manos, para poder dirigir y dominar el mundo a su antojo.
Fidel ha seguido fiel a sus principios desde siempre. Pensando de forma retrospectiva rememoramos a aquel joven estudiante de Derecho en la Universidad de La Habana, dirigente que luchaba contra la corrupción y la injusticia ya por los años cuarenta, detenido e interrogado infinidad de veces por defender la equidad.
Recordamos su presidio los años 50, sus hermosas cartas, su legado «La Historia me absolverá» en su lucha contra el despotismo, la tortura, la tiranía del gobierno de Batista. «Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es,
para ése, el más sagrado de los derechos y el más imperioso de los deberes» alegaba…
O al guerrillero que recorría Sierra Maestra perseguido por las huestes de aquel dictador organizando un ejército que le conduciría al poder tras aciagas luchas e infinidad de pérdidas humanas, los primeros días de enero del año 1959. Qué felicidad la suya al ver por fin derrotado el enemigo, corroborar que su lid no había sido baldía.
Modelo de sociedad, el cubano, este otro mundo posible que otros pueblos han tomado como ejemplo. Modelo de vida que estimula a algunos políticos en su noble tarea de conducir a sus gentes hacia el futuro planetario, lejos de la globalización que otros serviles quieren imponer. Como canta la Internacional «El mundo va a cambiar de base, los nada de hoy todo han de ser«
Si Venezuela avanza en pos de este otro mundo , es siguiendo el modelo cubano que inspiró la revolución, al frente de la cual están Fidel y los suyos. Cabe reconocer que Hugo Chávez juega con ventaja, su país no está bloqueado y, además, tiene este oro negro envidiado y codiciado por las fuerzas del mal. Chávez sabe, no obstante como manejarlo para permitir a su pueblo salir de la miseria y el oprobio a los que estaban sujetos cuando otros gobiernos manejaban Venezuela para unos pocos,
los que siempre se repartieron beneficios,
los que decidían sobre vidas y bienes.
Si Bolivia está caminando hacia el futuro, no lo hace a su albur, sino que pretende emular a Fidel y a Hugo, con compromisos ya cumplidos, con resultados espectaculares: sanidad, alfabetización.
Evo sabe que la riqueza de su pueblo les pertenece, que quienes vinieron a expoliar tienen los días contados y así se lo ha comunicado. Hace falta valentía para actuar de forma tal.
Sabe que está arropado por cubanos y venezolanos, confiemos en que ningún Judas le traicione, y si así fuese, que sea capaz de apartarle y explicar a los demás lo que ocurrió. Una traición no corregida puede suponer el fin de un largo proceso. Mi lema fue siempre que las cosas, aparte de hacerlas bien, es preciso explicar que se hacen, su legalidad.
Es evidente que si deseamos este otro mundo posible debemos propiciarlo entre TODOS, y que será de vital importancia el rol que pueden marcar otros países dubitativos, vistos los resultados de estos pueblos hermanos. Confiamos en muchos gobernantes, algunos recién incorporados, otros en la antesala expectantes y que confiamos se sumen a este gran bloque que puede suponer Latino América -y su MERCOSUR-: Uruguay, Argentina, Brasil, Nicaragua, y porqué no: Chile, Perú, Guatemala, Ecuador, México,
No cabe duda de que la movilización de los pueblos ha sido clave para marcar diferencias. También como dice la Internacional,
«atruena la razón en marcha es el fin de la opresión» .
Somos muchos que confiamos en Kirchner, en Correa, en Tabaré González, en Lula -al que habíamos otorgado ya nuestra ilusión pero nos defraudó-. Ahora, vistos los resultados, es preciso que rectifique, porqué el futuro de muchos millones de seres humanos está en sus manos, son muchos quienes confíamos en él. ¿Con que derecho nos va a defraudar?
Danielle Miterrand me decía recientemente «debemos otorgarle nuestra confianza. François, mi marido, me dijo en cierta ocasión, sé que me equivoqué, ahora lo veo claro pero, si no cuento con vuestra confianza nada podré hacer, y quienes vengan después de mi tampoco lo harán. Confía en mi«. Y confió….
Me parece un lindo y esperanzado acto de fe. Muchos lo promulgamos con Lula. Debe liderar, junto a Fidel, Chávez y Evo, el futuro de aquellos países frente a la barbarie de la globalización, contra la subordinación a los EEUU. Creo que los días de los señores de la guerra están contados. Confiemos en que, quienes tomen su relevo, luchen por este mundo posible que también ha de ser para los americanos del norte.
Como dijo Evo el 1º de mayo en La Habana «ha llegado la hora de liberar a Latinoamérica, la hora de defender la unidad por encima de intereses sectoriales o regionales.»
No cabe duda de que, si lo que pretendemos es un nuevo formato de mundo, este otro mundo posible por el que luchamos,
es imprescindible que lo laboremos juntos. Sabemos lo que queremos, por donde no pasaremos.
I no dudamos de que el gran instigador ha sido el Comandante Fidel Castro, al que deseamos larga vida en tan solemne ocasión, la de su 80 aniversario. Desde aquí le mando un gran abrazo y le digo que le siento muy cerca siempre. Le necesitamos para seguir al frente de este macro proyecto: la configuración y puesta en marcha de este nuevo mundo, de paz, amor, dignidad, en el que prime el hombre, la justicia. La Justicia supone un todo, con justicia hay igualdad, paz, o lo que es igual, «el mundo de los seres humanos.»
No quisiera terminar sin transmitir un gran abrazo así como mi amistad y gratitud a los cinco detenidos en EEUU por defender a su país Cuba y que hoy no pueden acompañarnos Quiero decirles que no se desanimen. ¿Imaginan que habría sucedido si Fidel hubiese perdido su esperanza?
Montserrat Ponsa i Tarrés, periodista, escritora, Catalunya,