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Sobre el referéndum de Cataluña

Desde la alarma hasta la hora de las evidencias

Fuentes: Gara

La «normalidad» de la jornada electoral y el triunfo arrollador del «sí» han quedado completamente empañadas por la baja participación. Una abstención que se preveía y que el discurso oficial trató durante todo el día de eludir poniendo la mirada en el más que previsible triunfo de los defensores del proyecto. Una maniobra que no […]

La «normalidad» de la jornada electoral y el triunfo arrollador del «sí» han quedado completamente empañadas por la baja participación. Una abstención que se preveía y que el discurso oficial trató durante todo el día de eludir poniendo la mirada en el más que previsible triunfo de los defensores del proyecto. Una maniobra que no debería eludir la necesaria reflexión sobre el resultado del referéndum. El buen tiempo, la alta abstención y una mayoría aplastante del sí entre los votos emitidos han sido los rasgos más importantes del referendum estatutario que se ha celebrado en el Principat catalán. La normalidad, en sentido técnico, ha sido también otra de las notas de la jornada dominical, al tiempo que se señalaba que el voto por correo también ha sido superior al de otras citas electorales.

A lo largo del día se han ido encendiendo las luces de alarma en muchos medios y ambientes políticos dada la baja participación que se estaba anticipando, aunque según se iba acercando el cierre de las urnas el discurso oficial se dirigía más a resaltar el triunfo del voto afirmativo que a hacer hincapié en la participación ciudadana, buscando a priori un maquillaje de los resultados finales que ya se presumían.

Algo parecido han comenzado a realizar los medios de comunicación que durante los días previos en la campaña, analizando la participación, resaltaban la importancia que tendría que jugar esta última a la hora de realizar análisis más profundos.

 

«Respuesta madura»

La mayoría de los líderes políticos catalanes han emitido su voto durante la mañana y no han desaprovechado la ocasión para remarcar cada uno de ellos las lineas maestras que han defendido durante la campaña, así como para adelantar sus pretensiones futuras. El president socialista, Pascual Maragall, se mostraba confiado en la «respuesta madura que va a emitir y mostrar la ciudadanía catalana». El líder republicano, Carod-Rovira, por su parte, hablaba «de un voto en una clara clave de futuro».

Artur Mas, dirigente de la coalición conservadora CiU, también hacía una lectura de cara a los días posteriores al referéndum, exigiendo «que se anuncie la convocatoria de las elecciones autonómicas a partir de mañana (por hoy)».

El dirigente del PP catalán, Josep Piqué, se presentaba con unas declaraciones que han llamado la atención, al defender sin ambages «el derecho de la ciudadanía a adoptar la abstención» como una de las opciones legítimas de la población a la hora de decidir su opción ante la convocatoria electoral.

Los primeros resultados permiten hacer una fotografía del país donde se muestra que el voto es muy homogéneo en una primera lectura, con resultados globales muy similares en las cuatro circunscripciones provinciales. A pesar de que las primeras lecturas políticas tras el cierre de los colegios electorales, sobre todo entre los defensores del sí, preteden resaltar el triunfo del mismo, es muy difícil ocultar que el resultado de la abstención ha sorprendido a esos mismo políticos. Cualquier comparativa con citas electorales anteriores nos muestra que en la Constitución de 1978 se registró un 22,1% de abstención, un 41,7% en el caso del Estatut de 1979 y un 59,4% en el referéndum sobre el tratado constitucional de la Unión Europea euel año pasado.

El referéndum de 2006, en cambio, ha registrado una abstención que, tras el recuento, supera ligeramente el 50%, índice aún mayor teniendo en cuenta los votos nulos y blancos emitidos en esta jornada.

Las primeras declaraciones políticas también siguen la línea del manual «del perfecto político», ya que parece que todos han ganado, aunque algunos han tenido la honestidad de reconocer que tal vez convendría hablar de un fracaso generalizado, ya que si bien el triunfo del «sí» es claro, su relevancia está claramente empañada con los datos de abstención ya mencionados anteriormente.

Es evidente que a partir de las próximas horas, y de puertas adentro, esos mismos líderes políticos tendrán que «reflexionar y analizar detalladamente todos los ejes que se han manifestado en este referéndum estatutario.