Recomiendo:
0

Desde Territorio Rebelde

Fuentes: Rebelión

Y como dicen por ahí: » No sólo si el planeta tiene heridas abiertas y sangrantes en su redonda geografía, nombrándolas no las sanamos, es cierto, pero hacemos un gesto de humanidad que a ratos parece perdido». «Porque frente a esas heridas, el silencio es renuncia, rendición, claudicación, muerte» Cuando mencionamos Territorio no nos referimos […]

Y como dicen por ahí: » No sólo si el planeta tiene heridas abiertas y sangrantes en su redonda geografía, nombrándolas no las sanamos, es cierto, pero hacemos un gesto de humanidad que a ratos parece perdido». «Porque frente a esas heridas, el silencio es renuncia, rendición, claudicación, muerte»

Cuando mencionamos Territorio no nos referimos únicamente a un pedazo de tierra. Tampoco a una exigencia ni a un derecho. Es un tiempo y un espacio, que se conjugan en pasado, presente y futuro y que se conjugan, sobre todo, en conjunto.

Cuando decimos Rebeldía decimos Dignidad, decimos Solidaridad, entre muchas otras cosas.

Rebeldía es seguir soñando que «otro hoy es posible», es no renunciar a nuestros sueños, es no dejar en el camino a nuestros hermanos y hermanas, es dar sin esperar recibir, es sencillamente ser y estar, aquí y allá, diferentes pero iguales.

Y así, digna y solidaria debe ser nuestra costumbre, nuestra palabra, nuestra cultura, nuestra economía, nuestro entorno, nosotros pues.

Y claro que más allá de acá, cuando se dice rebeldía se tiene la mala costumbre de pensar en otras cosas, cada cual según su ideal y su convicción.

Se nos culpa de ignorancia, de no saber ni manejar conceptos o técnicas que el mundo actual impone. Se nos responsabiliza de la situación actual del país que nos olvida por no querer el desarrollo ciego que exigen.

«No es cierto que perdimos nosotros y, sobre todo, que ganaron ellos. La historia tiene aún mucho hilo que tejer y no acaba por adivinarse siquiera el dibujo ni el color de este gigantesco tapiz que es el que la humanidad habrá de tener».

Cuando se menciona «Territorio Rebelde» se viene a la memoria algunos nudos de esta red, que no es virtual. Nudos de esperanza y de valor, de Rebeldía. Mencionemos algunos de éstos que están en este lado de nuestro continente, mencionemos con el temor y la seguridad de olvidar a la mayoría, será el lector que la complete.

Mencionemos las diferentes victorias del pueblo boliviano. Pueblo que ha sabido escribir su propia historia y su propia memoria. Como olvidar la «Guerra del agua» cochabambina y las luchas del movimiento cocalero en el Chapare boliviano, así como la defensa de la soberanía del gas.

Mencionemos a Brasil, con las iniciativas de ocupaciones de tierras masivas de carácter nacional acometidas por el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra que luego se fue extendiendo por todo el continente.

Mencionemos a la Argentina. Al gran movimiento de trabajadores desocupados que, conjuntamente con otros sectores, desenmascararon y provocaron el derrumbe neoliberal.

Mencionemos las madres de los hijos desaparecidos por las múltiples dictaduras y democracias fascistas en todo el continente americano que con su amor y tenacidad nos comparten fuerza y coraje.

Mencionemos a las movilizaciones campesinas en Paraguay que habrán de jugar un rol importante en los cambios democráticos de este país.

Mencionemos al movimiento Tupamaros, que ahora, luego de soportar represiones y muertes, tiene un reto histórico al asumir el poder en Uruguay.

Mencionemos al pueblo de la República Bolivariana de Venezuela que está haciendo del poder un ejercicio popular, como debe ser.

Mencionemos al pueblo colombiano que a pesar de vivir en constante violencia impuesta y ajena, ha sabido mantener esa dignidad y esa alegría que poco nos esforzamos por entender y compartir.

Mencionemos a la gran población chilena, que con una fuerte y digna paciencia han logrado que las atrocidades de una dictadura no sean olvidadas y peor perdonadas.

Mencionemos a Perú, escenario de grandes luchas en contra de la usurpación de sus recursos estratégicos. Mencionemos la «Batalla de Arequipa» por dar un ejemplo.

Mencionemos a todos los pueblos campesinos que, de una o de otra manera, han mantenido esa riqueza y esa sabiduría, que nos ha permitido seguir alimentándonos, y no sólo de esa gran diversidad agrícola sino de esa sencillez y humildad tan característica.

Mencionemos a todas las nacionalidades indígenas de todo este continente que nos han recordado de donde venimos y, sobre todo, a donde debemos ir.

Mencionemos Chiapas, México. Movimiento mayoritariamente indígena que ha significado el abrir de la mirada, la mente y el corazón hacia un «mundo donde quepan muchos mundos». Donde podemos descubrir » en los pies de los más pequeños el mañana del Para todos, todo!». Donde el «ya basta!» inició una rebeldía sin precedentes.

Mencionemos entonces al Ecuador, país donde el movimiento indígena y campesino han representado un referente para todos los movimientos sociales a nivel mundial. Las razones son múltiples y diversas, así como sus focos de resistencia.

Mencionemos una de esas luces, tan brillantes como el resto. Mencionemos entonces Sarayacu. Palabra que para muchos debe sonar lejana y ajena pero que debería sonar tan alto como la palabra «tricolor». El Pueblo Originario Kichwa de Sarayaku, no sólo está demostrando que la libertad no se exige, simplemente se la ejerce. Pueblo que con su sencillez y humildad nos da una lección de valor y de dignidad que muchos intelectuales, académicos, políticos y organizaciones quisieran poder hacerlo, no sólo decirlo. Pero dejemos a Sarayacu en paz, que eso es lo que están pidiendo, en silencio y de pie.

Entonces, «nombremos y miremos el mundo que no existe ahora, pero que empezará a existir en nuestras palabras y en nuestras miradas».

Desde Territorio Rebelde
Fabricio Guamán
Ecuador, 16 de febrero 2005