«El tsunami provocado por el terremoto en Japón incrementó la probabilidad de que armas químicas y convencionales lleguen a la costa, ya que reposan a una escasa profundidad de 200 metros en la Bahía de Chosi, en la prefectura de Chiba», señaló Ryo Sato, investigador marítimo en Global Green, organización estadounidense afiliada a Green Cross […]
«El tsunami provocado por el terremoto en Japón incrementó la probabilidad de que armas químicas y convencionales lleguen a la costa, ya que reposan a una escasa profundidad de 200 metros en la Bahía de Chosi, en la prefectura de Chiba», señaló Ryo Sato, investigador marítimo en Global Green, organización estadounidense afiliada a Green Cross International.
El mar Báltico, el océano del Atlántico Norte, el mar Mediterráneo y el océano Pacífico son los lugares más afectados por los desechos militares.
En Filipinas, la municipalidad de Coron, la bahía de Subic y el golfo de Leyte tienen la mayor densidad de aviones y barcos hundidos en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), así como «numerosas embarcaciones naufragadas y aviones que yacen en el suelo marino», según la oficina filipina del Fondo Mundial para la Naturaleza.
«El ejército de Estados Unidos lanzó más de 8.000 toneladas de armas químicas cerca de Hawai», señaló Paul Walker, director de Global Green, en la reciente quinta Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Limpieza de Desechos Marinos, celebrada en ese archipiélago.
Alrededor de 300.000 toneladas de agentes químicos para la guerra fueron lanzados en océanos entre 1946 y 1965. Más de 400.000 bombas y misiles con gas flotan en aguas estadounidenses, 40.000 toneladas de armas convencionales están en el mar Báltico, 21.000 más flotan en aguas australianas y otras 6.000 toneladas lo hacen en la costa de Japón.
«Los desechos marinos… tienen impactos adversos en la vida marina, destruyen el hábitat y enredan los alimentos de organismos marinos y aves de mar», dijo Finn Longinotto, de Global Green.
Francia realizó 127 pruebas nucleares submarinas entre 1977 y 1996 en la Polinesia Francesa, creando un cráter artificial de 140 metros de diámetro y removiendo un millón de metros cúbicos de corales y arena.
Las explosiones inyectaron material nuclear en las rocas carbonatadas que serán liberadas gradualmente al océano. Terremotos y aludes marinos intensificarán la liberación de material radiactivo, afectando a los alimentos marinos, las corrientes de los océanos y las lluvias en todo el planeta en el largo plazo.
No obstante, un estudio realizado por la Agencia Internacional de Energía Atómica a instancias de París en 1998 asegura que el material nuclear residual era insignificante.
Mientras, una investigación realizada por la Universidad de Florida indicó que misiles, torpedos y submarinos emiten ondas sonoras que dañan la capacidad auditiva de cetáceos como delfines, dugongos y ballenas, afectando sus habilidades de caza, su comunicación, sus patrones de migración y su comportamiento en la época de apareamiento.
Las Fuerzas Armadas de India también destruyeron frágiles hábitat marinos y ecosistemas corales. En la bahía de Bengala, la Organización para la Investigación y el Desarrollo de la Defensa (DRDO, por sus siglas en inglés) de ese país realizó pruebas con misiles en un nido de tortugas ubicado el santuario marino de Gahirmatha.
«No se suponía que la DRDO realizara ensayos con misiles durante la temporada de anidación de tortugas. Pero desobedecieron esta regla a pesar de las objeciones del Departamento de Bosques», señaló Biswajit Mohanty, de la Sociedad de Fauna y Flora del oriental estado indio de Orissa.
«En un incidente reciente, un misil se disparó, causando la destrucción de un nido de tortugas en la isla de Nasi en el santuario marino de Gahirmatha, lugar de cría para las tortugas golfinas», dijo Mohanty a IPS.
«La vibración causada por los lanzamientos de misiles es de una intensidad similar a la de un sismo, y pueden tener un gran impacto en los frágiles huevos. Aún no sabemos científicamente qué ocurre con un impacto así», indicó.
«La DRDO es insensible ante el hecho de que el patrimonio natural único del estado -las tortugas golfinas-podrían abandonar los nidos si las actividades con misiles las perturba», añadió.
Por otro lado, Mohanty indicó que la DRDO todavía «no había revelado la naturaleza de los desechos lanzados en el mar».
El gobierno respondió de la siguiente forma: «La DRDO toma el debido cuidado para evitar cualquier efecto adverso en los ecosistemas cuando planea realizar pruebas de misiles. La plataforma de lanzamiento ha sido diseñada de tal manera que no afecta la fauna y la flora de esa área ni causa ningún efecto adverso en el ambiente».
«Las llamaradas que emergen de los lanzamientos de los misiles recalientan el hábitat y desorientan a las tortugas sobre todo cuando se dirigen al mar», señaló Mohanty.
No obstante, la DRDO indicó a IPS que «las llamas que salían de los misiles duraban menos de un minuto, lo que no afectaba a la anidación de las tortugas golfinas».
La fuerza naval india también eligió a la occidental isla de Netrani, rica en corales, como «objetivo de práctica», informó a IPS el biólogo marino V.N. Nayak, de la Universidad de Karnatak.
«La isla de Netrani es hogar de una fauna y flora diversa, y se encuentra en la lista de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales), así como en la Lista de Información Roja de la Ley India para la Protección de la Fauna y Flora», añadió.
Los ejercicios navales son una directa amenaza a los ecosistemas, dijo Nayak. El gran número de balas, bombas, misiles y torpedos disparados a la flora y fauna de la isla y de los mares, y causa mortalidad masiva de peces y corales en este ecosistema. «La práctica de disparar contra vida silvestre en peligro es irresponsable», subrayó.