Capital natural y desarrollo industrial (por Alberto Campos) Comenzamos este post inspirados en el espléndido dibujo de Alberto Campos que asocia el capital natural (hombrecito verde) al desarrollo industrial (globo) y que creemos es perfecto para ilustrar el análisis sobre la globalización y el futuro postglobal . Si bien desarrollo industrial y globalización no necesariamente […]
Capital natural y desarrollo industrial (por Alberto Campos)
Comenzamos este post inspirados en el espléndido dibujo de Alberto Campos que asocia el capital natural (hombrecito verde) al desarrollo industrial (globo) y que creemos es perfecto para ilustrar el análisis sobre la globalización y el futuro postglobal . Si bien desarrollo industrial y globalización no necesariamente tienen que estar relacionados, podemos apreciar que uno se retroalimenta del otro. Y, en alusión al dibujo de Alberto, un componente del proceso es el material del globo, representando a la estructura del sistema, y el otro el aire que se le insufla, simbolizando la energía que lo hace expandir y le da forma. Ahora… llegado al punto en el que se hace muy difícil o imposible seguir inyectando aire al globo por la presión creciente y las fuerzas menguantes, solo cabe esperar alternativas de «desinflamiento» del mismo. Y el presente post va orientado justamente a discernir qué lo caracterizaría, cuál de las variantes tendría más posibilidades de ocurrir o sería la más deseable, y qué nombre sería más adecuado para describirlo. Y no es que consideremos de vital importancia «ponerle el nombre correcto»… En realidad vemos como interesante el ejercicio al que nos obliga este desafío intelectual, para esclarecer el presente con base en el pasado próximo y para proyectar en perspectiva los futuros probables.
Quizás nuestra pretensión sea vana o tardía porque en múltiples sitios de la WEB ya muchos hablan de la transición en términos de desglobalización [1] [2] para describir el período de tiempo comprendido entre la globalización y la postglobalización [3]; y parece natural que así sea, pues se da por sentado que la única alternativa es decrecer, colapsar o más precisamente desglobalizar, según el término más usado y aceptado… es decir, lo opuesto de globalizar. ¿Pero tiene que ser necesariamente así? ¿No es acaso una visión puramente materialista, economicista o tecnicista la que motiva esta nominación? ¿No podría acaso ocurrir que el mundo se desglobalice en ciertos aspectos pero no en otros? Y queremos resaltar que aunque el tema en cuestión suene a baladí, no lo es desde el momento que los resultados pueden estar condicionados por la actitud que adoptemos y a su vez, la actitud condicionada por el mensaje que se instale en nuestras mentes. Si nos convencemos de que la única opción es un colapso «madmaxista», pues hay más probabilidades de que ello ocurra; sería «una profecía autocumplida*».
Pero para que nuestra propuesta tenga sentido, antes de profundizar creemos pertinente documentar que ya estamos sumergiéndonos en el proceso de decadencia de la era global** . Empecemos haciendo un poco de historia… Quizás sean los viajes de conquista de Colón a América con sus tres carabelas «eólicas», el evento histórico que grosso modo simbolizaría el inicio de una forma avanzada pero todavía artesanal de recorrer y conectar el mundo, que más adelante se transformaría y potenciaría primero con la aparición de los barcos y trenes a vapor y paso seguido con los motores a explosión como icono del comienzo de la era de los hidrocarburos. Nace así la globalización. Una nueva, masiva y veloz forma de transitar e interconectar el globo terráqueo, que sin la ingente disponibilidad de energía abundante, barata, potente y versátil, además de los fundamentales y frescos descubrimientos científicos y tecnológicos, no hubiera sido posible.
Ahora intentemos hacer un balance de lo percibido por la humanidad, como lo positivo y lo negativo de la globalización. Hubo un momento a partir del cual la globalización nos dio la idea de que ya no volveríamos a estar aislados. Intereses económicos y políticos globales hicieron caer dictaduras en pos de la «democracia y la apertura de los mercados». Avalanchas de productos importados surcaron los mares y nos deslumbraron mejorando la calidad de nuestras vidas a la vez que promoviendo el consumismo y el derroche. Se globalizaron idiomas, comidas y culturas, como también trabajos, vacaciones y modas. Se entretejieron las economías y el mundo de las finanzas. Nos deslumbraron los avances tecnológicos en las comunicaciones, acercando voz, datos e imágenes desde y hacia cualquier rincón del globo en fracciones de segundos. Se globalizaron las guerras por los recursos naturales y se tomó conciencia de la finitud del planeta. Se globalizaron los problemas ecológicos y ambientales, como así también los problemas sociales y climáticos. A la vez nos enriquecimos con el aumento de la empatía entre diferentes culturas y los avances científicos y tecnológicos. Nos vimos también beneficiados por el intercambio de una cantidad de recursos naturales, que si bien han devenido en desequilibrios ecológicos, también se redistribuyeron para mayor utilidad de todas las personas. Y tal vez lo más relevante por su impacto… se globalizó la reproducción del ser humano, dominando y sobresaliendo por sobre todas las demás especies [4] .
Pero, comienzan a alzarse cada vez más voces de alarma (y creemos que con justa razón) en contra de los efectos devastadores que está teniendo la globalización en múltiples frentes. Y si bien somos conscientes de que no habrá un único momento que defina «el antes y el después», podríamos poner al año 2008 como un momento clave por el estallido de crisis y declives económicos simultáneos con impacto global (muy probablemente como consecuencia del Pico Global de producción de petróleo convencional en el año 2005), que tienen claras consecuencias sobre las poblaciones humanas, que de no haberse implementado los estímulos financieros llamados Quantitative Easing (QE) y de no haber crecido la deuda en China y otras potencias, la historia hoy ya sería más compleja de lo que es. Aunque sabido es por una minoría que solo se ha «pateado la pelota para adelante», a costa de endeudar el presente y traer del futuro los recursos de las generaciones venideras, y a riesgo de hacer más violentos los próximos estertores del sistema (posible efecto Séneca).
La crisis que se viene gestando en EE.UU y Europa se puede considerar trascendente porque para el inconsciente colectivo simbolizan el orden globalizado, por considerarse que son quienes lo gestaron y desde donde se origina el proceso. También fue trascendente el efecto del informe del IPCC de 2007 [5] que llevó el cambio climático a un pico de interés (importante expresión de globalidad por los daños causados al ecosistema global con, entre otras, evidentes causas antropocéntricas. El deshielo de la banquisa del ártico llegó a su mínimo y las temperaturas globales estaban en su máximo, aunque luego se… ¿estabilizarían? [6]
Pues vamos viendo claro que algo no anda bien con la globalización… y así los movimientos antiglobalización otrora minoritarios se volvieron masivos. Al Foro Social Mundial se le empezaron a sumar otras marchas, partidos políticos (tanto de izquierda como de derecha), corrientes de pensamiento, medios de comunicación alternativos, mayor conciencia ambiental, local y energética. En fin, nuevas corrientes desafiando el cauce del río principal.
Pero la mayor cantidad de gente vive en Asia y allí la globalización todavía tenía mucho por dar. El 2008 fue un llamado de atención global, aunque duró poco para la mayoría de las 6.500 millones de personas de entonces… y así, mientras Chávez sumaba líderes que despotricaban contra la globalización y Evo Morales le sacaba poder a las multinacionales, intentábamos tener las mejores relaciones con China, India y Rusia que tironeaban (y tironean) la telaraña global para su lado.
La globalización entonces ya no sólo eran el G8, FMI, OMC, ni eran Coca-cola, McDonalds, Microsoft, Walmart y Carrefour entre otros. Ahora adquiría otro rostro. Podían ser los BRICS, las «redes sociales», los transgénicos con la soja a la cabeza, la lucha contra el cambio climático, la Primavera Árabe, los Indignados, los Ocupa, Wall Street, etc. Así, la sumatoria de varias crisis van reconfigurando nuestra visión de la globalización, mientras que todavía podemos seguir sumando otras… Otras como que luego del ataque a Libia las guerras regionales-globales nos muestran la peor cara de esta globalización… el ISIS, Crimea, Siria, Egipto, Yemen atacado por una coalición liderada por Arabia Saudí y la bajada del precio de varias commodities… la bajada del precio de nada menos que el petróleo, por… la destrucción de la demanda global… ¡por la destrucción de la globalización!
Nos dirán que la globalización no es sólo eso, que está más afianzada que nunca y que a la internet le queda mucho por crecer, que las criptodivisas sin fronteras superarán lo que por ahora conocemos de la globalización monetaria, que el cambio climático se está tomando más en serio en la política y las luchas se hacen más activas y globales. Podríamos decir que la guerra al ISIS se solucionaría con una coalición global o que, como en el 2008, aunque haya una nueva debacle económica se revertirá rápidamente porque es lo que ha venido ocurriendo y es lo que se espera como consecuencia lógica… después de todo es lo que nos han inculcado mediante los medios de información masiva: ¡eterno crecimiento, bienestar y desarrollo tecnológico en todos los aspectos de nuestras vidas!
Y quienes defienden el modelo se escudarán y dirán también que gracias a los avances tecnológicos hay una globalización virtual en aumento (de hecho los movimientos antiglobalización no vienen luchando contra internet o el software libre sino mediante estos), lo cual es sin duda cierto. ¿Pero se podrá sostener en el tiempo sin el aporte de mucha energía? ¿Es el reciente apagón de internet en Europa y Asia un preludio de lo que se viene? Si la demanda global cae por las dificultades económicas, ¿será rentable el desarrollo o mantenimiento de las tecnologías e infraestructuras necesarias? (muchos síntomas hay ya de que no va a ser posible). Y así, el futuro que parece o se nos muestra como brillante, se oscurece aún más cuando nos informamos sobre las graves limitantes físicas y geológicas, que ocasionan la dependencia en metales raros o recursos que están llegando también a su Pico de producción y/o explotación y por su concomitancia con los problemas financieros que le son inherentes.
Hay otro impacto negativo a tener en cuenta de la globalización… La misma ha generado la falsa situación de eterna seguridad y bienestar. Se instaló la idea de un Estado o sistema benefactor que todo lo soluciona y lo brinda hecho. Desde la provisión de alimentos hasta el abrigo, la seguridad física y social, la salud, la educación, la justicia, etc. Y hoy, para las generaciones que nacimos y nos criamos entre tantas facilidades, cuesta imaginar la posibilidad de que sin energía la época de bonanzas pueda tener los días contados. Se ha arraigado tanto la idea de que las necesidades básicas para la subsistencia hoy parecen estar resueltas, que vamos por la vida distraídos y preocupados en acceder a las últimas tecnologías y a las últimas modas, o en el peor de los casos en salir a protestar cuando se cortan los suministros de servicios como el agua, la luz, el gas, internet, telefonía, etc. como si fueran un derecho adquirido e indeclinable. Mientras, estamos sumidos en la inconsciencia de lo que realmente cuesta en términos energéticos, físicos, económicos y de recursos que dichos servicios estén disponibles en cada hogar y en casi cualquier punto del Globo los 365 días del año.
Y todavía podemos sumar otro efecto nocivo de la globalización, más subjetivo quizás pero que «se respira y flota en el aire». Se trata de una especie de hartazgo, confusión y sensación de que -contrariamente a lo que nos informen cada día- vamos por el camino equivocado. Sensación de infelicidad y desorden creciente, con el consecuente agotamiento físico y mental (estrés, depresión, etc.) como resultado de una lucha que parece no tener mucho sentido y que ha encontrado su techo. Estructuras mentales, ideológicas, de valores, institucionales y materiales que colapsan a ojos vista. Y sin dudas, que el descrédito creciente en el modelo -aunque quizás no del todo consciente todavía para la mayoría- ayuda a sinergizar la espiral negativa en favor de la… ¿desglobalización? Se resume en la creciente apatía y rebeldía de las generaciones jóvenes, con el consecuente desinterés por protagonizar y ser partes del modelo global, aunque paradójicamente sean al mismo tiempo presas del mismo, por las tecnologías que los absorben y abstraen del «mundo real»… del mundo físico… del mundo con límites.
Estadísticas, datos y gráficos
Pero hablar de desglobalización o «desinflamiento», decrecimiento, colapso, caos, cambio de paradigma, etc. no es fácil porque depende mucho del cristal con que se mire; por lo tanto se hace pertinente apoyar la idea con datos objetivos. Como ya dijimos, la globalización tiene un altísimo componente energético y por el cual ha sido posible transformar el mundo natural a la vez que nuestro hábitat, siendo éste la base que ha dado sustento al tinglado global. Si estamos de acuerdo entonces en que ha sido la energía de los hidrocarburos la causa de semejante expansión, veamos cuál es su situación considerando que los hidrocarburos son un recurso natural fósil y finito, sujeto a leyes físicas y termodinámicas. ¡Todo bien mientras hay!… ¿pero qué pasa si empieza a escasear y a resultar difícil y caro extraerlos? El siguiente gráfico [7] demuestra que es una locura pretender seguir creciendo eternamente, cuando hace años se pasó el Pico de nuevos descubrimientos. Es decir que venimos quemando más de lo que se encuentra y siempre con expectativas de crecimiento. Lo único que a nuestro juicio justifica esta situación que podría catalogarse de irresponsable, es la expectativa puesta en las energías alternativas/renovables, que sabemos, de todas maneras están muy lejos de igualar las características de los hidrocarburos.
La relación entre el consumo de todas las energías y el aumento de población se volvió a estancar luego del abrupto crecimiento de los «Países en desarrollo» y en 2014 tuvo en leve descenso. Será difícil acompañar el aumento poblacional con un aumento de la producción y consumo de energías. El consumo de carbón que creció un 50% entre 2000 y 2010 básicamente por el aporte de China, está generando problemas ambientales con efectos en la salud suficientemente importantes para que el gobierno haya decidido disminuir su consumo y comenzar una transición hacia otras energías más costosas.
¿Y cómo se ve la desglobalización desde la perspectiva de esas otras energías?
En principio podemos ver que a partir del año 2011 hay un descenso en las inversiones de las que The Economist llama limpias [8] . Pero si estas energías empezaran a disminuir probablemente no afecten el panorama general porque sólo representan el 2,5% del total.
La que más nos importa, ya que mueve el transporte, permitiendo la globalización de las mercancías y las personas, es el petróleo.
En el siguiente gráfico [9] vemos cómo se ha amesetado la producción de crudo convencional más el condensado, vemos cómo ha influido el aporte de las arenas bituminosas de Canadá (amarillo) y del fracking de EE.UU. (negro). Ambas han tenido su primer descenso recién en 2015 [10] .
Vale considerar que la revolución del fracking ocurre después de la crisis del 2008, al aplicar EE.UU. los estímulos financieros QE1 , QE2 y QE3 que hacen rebotar el precio del barril en torno a los 100 dólares, manteniéndose estable en esos valores (condición necesaria para que el fracking sea medianamente rentable), hasta que comienzan a aplicar el » tappering «… es decir, la finalización de los QE, lo cual provoca, en términos generales, la ralentización de la economía global y la caída en los precios del barril de petróleo por debajo del límite de rentabilidad [11] . Oferta global de petróleo -supply- (en azul), demanda (en rojo) y «expansión cuantitativa» (QE) de la Reserva Federal de EE.UU.-FED- (flecha celeste) sobre el precio del petróleo (WTI). Al final se observa la caída del precio en julio de 2014 que en enero llega a promediar los USD 47 por barril…
Y, por lo dicho recién, no podemos dejar de ver los valores que indican ese umbral de rentabilidad (breakeven point ), para la producción de petróleo a Noviembre de 2014 [12]… Los principales exportadores necesitan un barril arriba de 80 dólares y ya hace un año que está por debajo de ese valor…
En el gráfico siguiente podemos entender por qué para poder obtener ganancias con bajos precios algunas empresas han optado por dejar de invertir en exploración y en nuevos proyectos. Este es el aumento anual en los Gastos de Capital para la Exploración y Producción de Petróleo. (E&P Capex per barrel = E xploration & P roduction CAP ital EX penditures per barrel ) [13]
Luego del análisis de la situación energética, veamos cómo ésta situación de desajustes en las producciones impacta en el corazón de la globalización… El gráfico que sigue [14] muestra la caída en las exportaciones globales de crudo (línea naranja) y el aumento de su consumo en los países productores (línea azul). Lo que en principio ilustra es que los países productores de petróleo en su mayoría se están viendo obligados a exportar menos por la decadencia de sus yacimientos y a utilizar más petróleo localmente para sus producciones particulares debido a la caída en sus Tasas de Retorno Energético (TRE). Caen las exportaciones y sube el consumo local, aunque para producir menos petróleo y con costos crecientes. Si bien el gráfico ilustra la situación global, cabe señalar que habría que considerar la situación particular de EE.UU., originada por la «revolución» del fracking , que le permitió dejar de importar unos 6 millones de barriles diarios de petróleo.
Otro indicio de ralentización de la economía globalizada, es el siguiente, que ilustra el rendimiento de las grandes corporaciones. Recordemos que en el año 2000 la noticia era que «de las 100 economías más importantes ¡51 son empresas!», hoy, haciendo la misma comparación ( PBI para los Estados y volumen de venta para las empresas), 60 son Estados y 40 son empresas.
Beneficios de las corporaciones (PBI) y relación trimestre-trimestre
Haciendo otra lectura del gráfico precedente [15] , podemos relacionar la caída en las ganancias por la bajada del precio del petróleo, ya que de las principales siete multinacionales, seis son empresas petroleras y entre las 40 que le siguen hay otras más (Total, Gazprom, PDVSA, Pemex, etc.)
Pero lo importante, dirán, es ver el panorama completo, las mercancías globales y no sólo el petróleo. Empecemos con el Merchandise World Trade Monitor [16] que mide tanto importaciones como exportaciones globales en volumen (gráfico de la izquierda).
A grandes rasgos parece que todo sube y sólo es un pequeño declive. Sin embargo, desde mayo de 2014 los precios se han desplomado (gráfico de la derecha), por lo que vemos que ni siquiera con bajos precios aumenta la demanda [17] .
Si hay un parámetro interesante y representativo de globalización es el tráfico marítimo, por los grandes volúmenes de mercancías que se transportan en barcos. Para eso tenemos el Baltic Dry Index [18] , un índice del valor de los fletes marítimos secos (granos, carbón, minerales, etc. sin contar petróleo ni gas). Considerando el valor de referencia de USD 1.000 fijado en el año 1985 y que refleja la cantidad de contratos de envío de mercancías que se cierran en las principales rutas marítimas mundiales (cálculo diario y a las 13:00 horas de Londres, de la media del precio del transporte por mar de las principales materias primas sólidas y a granel), podemos ver que durante este año los precios están por debajo de dicha media, en torno a los USD 600/1000 y luego de haber tenido picos de casi USD 2.400 hace sólo unos meses.
La crítica a ese indicador tiene que ver con qué cada vez hay más barcos, más competencia y bajan los precios.
Otra opción es ver cantidades de intercambio por mar y no costos… » En los últimos cuatro meses los pedidos a granel secos han caído a 0,4 millones de toneladas de peso muerto (m TPM) por mes, el nivel más bajo desde la década de 1990. Se trata de una reducción masiva del 98% desde el pico de 23 m TPM en los pedidos en diciembre de 2007, y, probablemente, la mayor caída de las últimas décadas. » [19] (gráfico de la izquierda).
En el gráfico de la derecha las importaciones chinas por mar (en millones de toneladas por mes). China venía siendo el País que contrarrestaba la caída de Occidente.
¿Y qué podemos ver acerca de la tasa inflacionaria global? Hoy podemos decir que la bajada de la inflación no es una buena señal, porque la misma se está convirtiendo en deflación. Observen que la parte azul oscura (deflation ) está casi en los valores postcrisis 2008 (30% de países con esas tasas negativas). Con deflación es muy difícil pagar las deudas que han aumentado a lo largo de todo el globo, lo que conlleva la posibilidad de bancarrotas que afectan a todo el sistema [20] .
Esperamos haber dado un pantallazo general de la tendencia al decrecimiento en múltiples áreas económicas, técnicas y materiales. Nos abstenemos de entrar en estadísticas sobre desórdenes ecológicos, políticos y sociales, como otros signos evidentes de la globalización en crisis.
Conclusión para el debate
Volvamos ahora al objetivo que dio origen a este trabajo y sobre el que ya hicimos la introducción en los primeros párrafos. ¿Se puede hablar de continuar la globalización cuando desciende la cantidad y calidad de energía disponible, cuando caen los intercambios por mar al disminuir el consumo, cuando los Estados vuelven a tener un rol protagónico, cuando recursos naturales claves comienzan a menguar o se vuelven costosos de extraer y producir, cuando debemos replantearnos y establecer prioridades acerca de qué recursos son vitales para la supervivencia (sí agua o petróleo, por ejemplo), entre otras consideraciones? Ante la pregunta de cómo llamarle a esta época, de fin de expansión económica global, hay dos opciones claras y troncales:
- Desglobalización: Es la candidata estrella por estar ya instalada y por los motivos que vimos. Corresponde al momento en que la globalización se retrae, como contrapartida de ésta. Es el período de transición hacia una nueva Era… hacia un nuevo paradigma.
- Período postglobal. Será el resultado ineludible del fin de una época y su transición, que esperamos encuentre a quienes les toque vivirlo, con suficiente información para comprender los hechos pasados y para evitar errores a futuro, en un salto evolutivo y de conciencia superior.
Ahora intentaremos desmenuzar y asignar categorías a estas dos denominaciones, en función de las posibles vías de decrecimiento.
Primero deberíamos pensar en actualizar la situación de «países desarrollados» y «países en vías de desarrollo». No pocos hablan desde hace ya varios años acerca de la proliferación de un «Cuarto Mundo» dentro de los países desarrollados… y si ahora consideramos la ralentización de sus economías, niveles de deuda grotescos e insostenibles, el aumento de conflictos sociales/políticos/económicos y la migración de centros de poder hacia otros países y/o regiones, observamos que apelativos como «países del Primer Mundo» o «países desarrollados» empiezan a quedar fuera de lugar y momento. Es posible que ahora quepan nominaciones del tipo: «países/estados fallidos», «países en vías de decrecimiento», «países en decadencia», «países en disolución», «países en transición», «países en metamorfosis», «países arrollados», etc.
Visualizamos una tendencia a invertirse los roles de poder entre países y regiones, lo que incluso modificaría los mapas políticos, redibujándose las fronteras pero también redefiniendo alianzas y enfrentamientos acordes a intereses geoestratégicos de índole más regional y local. En un contexto de desglobalización las distancias suponemos adquirirán nuevamente un rol determinante a la hora de la posibilidad o imposibilidad de influir o someter a países y/o regiones con la forma transversal y fluida de hoy día. A su vez, los países desarrollados son también los más adictos a la abundancia energética y por ello probablemente sufrirán más la carencia. Por haber logrado estos hacer un uso más efectivo de la energía, desarrollaron mecanismos de poder que les permitieron «aspirar» recursos desde otras regiones en su favor, pero quizás en detrimento de habilidades primarias para sostener sus economías y formas de vida en un contexto de carencias. Imaginamos también que los países y regiones que todavía cuenten con un acervo cultural basado en los pueblos originarios, se beneficiarán de conocimientos ancestrales todavía vigentes, que podrían servir de «backup» al momento de «resetearse» los sistemas.
Las opciones de categorías para nombrar de forma particular a diferentes formas y profundidades de desglobalización, contemplarán prefijos tipo «re», «neo» o «des», con el fin de conformar palabras como «re-regionalización», «desindustralización», «recomunalización», «neorruralismo», «neofeudalismo», «desurbanización», «realdeización», «neotribalismo», etc.
También puede resultar interesante verlo desde la perspectiva bipolar «comunismo/capitalismo». Intentemos antes que nada despojarnos de prejuicios por las diferentes connotaciones que se les asignan a estos términos hoy en día. Pero seguramente estaremos de acuerdo en que el capitalismo exacerbado actual está muy ligado al materialismo, consumismo, individualismo, egoísmo, hedonismo, etc. que ha promovido la disponibilidad y el derroche de energía «abundante, barata, potente y versátil». Sin la energía de la que hoy todavía disponemos, y si no aparece un reemplazo de similares características, es evidente que estaremos obligados nuevamente a pensar y actuar comunalmente… cooperativamente… mancomunadamente… y con lo que quede de recursos disponibles. Así que es de considerar el resurgimiento de líneas de pensamiento orientadas a lo Común y a lo Social, pero buscando otros equilibrios que conjuguen los aspectos positivos de cada una de estas líneas de política organizacional.
Imaginamos que el desarrollo del ser Individual de los últimos años tiene aspectos positivos en cuanto al respeto por los derechos individuales, como también en el desarrollo del potencial creativo de cada uno. Sería de esperar que no se impongan sistemas «aplastantes» y de «nivelación hacia abajo», sino por el contrario, intentar promover la riqueza de aportes individuales y grupales pero con clara vocación de bien común. El capitalismo y el individualismo están ligados a la propiedad, siendo también un tema sensible a desarrollar, por sus efectos concretos en la gestión de los recursos naturales, materiales, humanos, etc. y por ser fuentes de conflictos. Máxime en momentos de superpoblación y escasez crónica de recursos claves para lo sola subsistencia (agua para riego y potable, suelos cultivables y fértiles, etc.). Hoy en día pocos imaginamos no tener la libertad de decidir sobre las propias pertenecías. Pero es evidente que hay límites difíciles de definir cuando se trata de recursos vitales como los mencionados, sobre los cuales tenemos un natural derecho por el simple hecho de haber nacido. Visto está que en la gestión común ocurren abusos y/o simplemente desinterés por mejorar y/o cuidar. Pero visto también está, que hay abusos sobre la propiedad que afectan negativamente al conjunto. Si bien a las leyes del mercado se la han atribuido propiedades reguladoras de excesos por la dinámica de la oferta y la demanda, visto también está que cuando las invade el intervencionismo tendencioso o intereses particulares por sobre los comunitarios, favorece en exceso a unos y perjudica también en exceso a otros. Y por último se supone que los estados deberían tener un rol regulador, pero también vemos que se corrompen y devienen en perjuicios para el sistema.
Es esperable -diríamos que hasta indispensable- poner énfasis para la transición y para darle forma al «período postglobal» una mayor sensibilidad ecológica, empática y de conciencia global. O sea que justamente en estos temas tenemos que evitar la «desglobalización». Y dicho esto, podemos invertir el sentido que tienen palabras como «decrecimiento», «desglobalización», etc. y pensar en palabras que en lugar de ser sinónimo o que tengan sentido de colapso, caos, decadencia, fracaso, etc. tengan un viso positivista, por ejemplo, «ecologización», «neoconcienciación», «era empática», «era de la cosmovisión humano-ambiental», etc.
Deseamos poner énfasis en este asunto porque consideramos que es el alma del presente trabajo y por lo que nos damos el lujo de cuestionar las palabras acuñadas ya descritas. Creemos que gracias a las ciencias y las tecnologías que hemos logrado desarrollar durante la abundancia y sumado a la necesidad de resolver situaciones cada vez más complejas e interrelacionadas, hemos creado un nivel de autoconciencia de masa y sobre todo individual, muy superior, que bien podemos utilizar en favor de prever y torcer ciertos aspectos del destino. Y decimos que ciertos aspectos del destino, porque los hay de tipo físico y material (leyes naturales, físicas, etc.) que no podemos modificar, pero también los hay de tipo espiritual y de conciencia, que sí podemos cambiar y que se traducirían en la actitud que adoptemos de cara a la crisis que estamos viviendo. Como bien se dice, las crisis son momentos de oportunidad, de cambio, de transición… pero con nuestra actitud podemos decidir «bajar un escalón» o decidir «subir un escalón». Seguro nos desglobalizaremos en lo material y económico, como también seguramente se regulará la carga poblacional humana (en un espacio finito y con recursos naturales finitos, contra las leyes físicas y naturales creemos que no tenemos grandes posibilidades de éxito). Pero sí tenemos infinito espacio para crecer a nivel de conciencia.
La clave está en la responsabilidad con la que tomemos las decisiones de ahora en más. No es lo mismo vivir de la naturaleza y el campo con conciencia extractivista y economicista, que hacerlo con conciencia de sustentabilidad, respeto por la biodiversidad y con objetivos que trasciendan las generaciones. Hoy vivimos endeudándonos con el futuro y por encima de las capacidades naturales de regeneración. De ahora en más debemos aprender a administrar mucho mejor lo que queda y hacer un uso razonable de las energías alternativas y con expectativas acordes a sus posibilidades y limitaciones.
Pensando el lado positivo de esta gran fiesta que vivimos, decimos que ha sido muy útil para aumentar el grado de conciencia. Mucho se habla de la cosmovisión que caracteriza o caracterizaba a muchos pueblos originarios. Pero dudamos que sea o haya sido tan profunda como la que hoy podemos desarrollar gracias a la desmitificación de tantos tabúes por medio del método científico. La conciencia de cohabitar en un mundo con límites, muchos ya la hemos ido internalizando y esperamos que siga creciendo. El tremendo revoltijo que produjo el intercambio de recursos, especies, culturas, etc. durante la globalización, no tiene precedentes. Y si bien ha sido a costa de muchos sabores y sinsabores -una especie de parto muy doloroso para muchos- a nivel conciencia creo que no podemos negar el enriquecimiento general.
En resumen, creemos que por lo dicho hay motivo suficiente para sostener la globalización de la conciencia de entramado global. Actuar a nivel local porque seguramente es a lo que volveremos, pero a sabiendas de que vivimos en un planeta finito, interrelacionado y en el que nos necesitamos unos a otros aunque no nos veamos y estemos a miles de kilómetros unos de otros. Aceptando -sobre todo- que las diferencias enriquecen y benefician al conjunto. Y por último, el tipo de globalización que proponemos sostener, sería difícil de mantener si no logramos un nivel de comunicación planetaria que nos permita estar conectados por voz e imágenes. Y en ese sentido creemos que todavía hay espacio para crecer. Cuando vemos el nivel de tecnología y el potencial que se ha logrado compactar en un dispositivo móvil, con posibilidad de conexión directa a un satélite, nos hace pensar que vale la pena destinar recursos a seguir progresando en ese sentido. La miniaturización y la baja en consumo de energía, debería poder hacer posible su producción con mucho menos energía y sin comprometer recursos naturales. No es lo mismo construir y sostener gigantescas redes de cableados y antenas terrestres, que ubicar unos pocos satélites geoestacionarios en los límites de la atmósfera terrestre, que cubran la globalidad del planeta y se conecten con cada artefacto móvil en la tierra. ¡De hecho ya ocurre! Así que este tipo de globalización sería deseable sostener para mantener viva la conciencia global y el intercambio de conocimientos y experiencias. Recordemos los equipos de radio de banda corta de hace décadas, que se valían de la atmósfera para hacer rebotar las ondas y así rodear el planeta. Imaginamos tecnología digital que funcione de forma más o menos análoga. La otra forma de comunicación global que debería poder mantenerse y que en realidad existe desde hace milenios, es la navegación acuática… Se volverá a los barcos de velas, pero asistidos por la misma tecnología que acabamos de mencionar.
En fin… mucho es lo que podríamos explayarnos en estos temas, tratando de establecer qué priorizar y qué descartar para introducirnos en la era postglobal o analizando cuál será el camino que transitaremos… sin duda el futuro es incierto y su final está abierto, arriesgando con esta propuesta unas simples pinceladas de futurismo constructivo. «Lo ideal sería que al globo de Alberto Campo logremos hacerle un nudo antes de que se desinfle del todo», para lo cual es evidente que hacen falta reflejos y una cuota gigantesca de voluntad y actitud proactiva, con objetivos claros. De lo contrario solo lograremos el estallido del globo o en su defecto un «desinflamiento» descontrolado con colapso total.
Sin intentar dar por cerrado el tema los convocamos a seguir debatiendo en el Foro Crashoil.
* Una profecía autocumplida o autorrealizada es una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad. La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera». Fuente: Wikipedia.
** La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a escala planetaria que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. Fuente: Wikipedia.
Fuente: http://crashoil.blogspot.com.es/2015/08/desglobalizacion.html