El complemento extra que reciben cada mes los 13 senadores con cargo en la Comisión General de las Comunidades Autónomas oscila entre los 1.431,32 euros del presidente, Pío García-Escudero, y los 697,64 de los secretarios y portavoces adjuntos. Y ese plus se abona religiosamente cada mes, a pesar de que sus miembros no hayan celebrado […]
El complemento extra que reciben cada mes los 13 senadores con cargo en la Comisión General de las Comunidades Autónomas oscila entre los 1.431,32 euros del presidente, Pío García-Escudero, y los 697,64 de los secretarios y portavoces adjuntos. Y ese plus se abona religiosamente cada mes, a pesar de que sus miembros no hayan celebrado ni una sola sesión en 2013. De hecho, la última (y única) que ha tenido lugar esta legislatura data del 24 de enero de 2012. Fue un mero trámite para su constitución y en ella no se tomaron decisiones de calado.
En este tiempo, cuatro de ellos han dejado su cargo a otros parlamentarios, por lo que, en total, son 17 los que se han beneficiado del complemento. El último en incorporarse a la comisión fantasma, el 18 de septiembre, fue el expresidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, como viceportavoz del grupo socialista.
Tras el escándalo de corrupción de los ERE en Andalucía, el desembarco de Griñán en la Cámara Alta llegó cargado de polémica, ya que la mayoría de partidos lo leyeron como una artimaña del PSOE para protegerle judicialmente, gracias al aforamiento del que gozan los senadores.
En total, en estos 20 meses, los senadores con responsabilidades en este grupo de trabajo han cobrado 278.731,93 euros sólo en concepto de complementos.
Desde su creación en 1994, la comisión de las Comunidades Autónomas nunca había pasado tanto tiempo sin actividad. Y, si obviamos el trámite que se realizó el 24 de enero de 2012, la anterior sesión se remonta 26 meses atrás: el 13 de julio de 2011.
El presidente multitarea
Además de presidir la Comisión General de las Comunidades Autónomas, Juan José Imbroda es también senador y presidente de la ciudad autónoma de Melilla. Junto a sus sueldos como presidente de Melilla y parlamentario de la Cámara Alta, Imbroda ha cobrado 28.626,4 euros desde enero de 2012 como complemento por presidir la comisión fantasma.
Los complementos que reciben todos los senadores por pertenecer a las comisiones (en la actualidad, hay 30 grupos de trabajo) se suman a su asignación constitucional básica mensual de 2.813,91 euros. Pero hay más complementos especiales: el presidente del Senado, por ejemplo, tiene otros dos pluses de 3.064,57 y 4.473,64 euros; y el vicepresidente, otros dos de 1.209,59 y 2.741,16 euros.
Otra asignación extra (ésta, libre de impuestos) es la «indemnización» que sus señorías reciben por vivir fuera de la provincia de Madrid: 1.822,38 euros. Para los residentes en la Comunidad de Madrid, este añadido es de 869,09 euros.
La «gran obra incompleta» de la Constitución
Esta inactividad molesta a senadores como el representante de ICV Jordi Guillot, crítico con el rol que desempeña la Cámara Alta en la interlocución del Gobierno con las Comunidades. El parlamentario catalán recuerda que la falta de reuniones autonómicas es una cuenta más dentro del rosario de «vacíos» que el Senado ha hecho a las autonomías desde su creación, en 1977. Ideado como órgano «de representación territorial», la Cámara Alta es la «gran obra incompleta» de la Constitución.
Además, debido a la escasa repercusión que tienen las decisiones del Senado, uno de sus expresidentes, Juan José Laborda (1989-1996), asegura que la cámara «podría cerrarse hoy y no se notaría nada». Además de dirigir la institución durante siete años y ser el senador con más años de experiencia en la Cámara (27), el socialista ha sido, hasta la fecha, el presidente que más cerca ha estado de reformarla. En una entrevista publicada en el nº9 de La Marea, Laborda explica que el Senado se diseñó a medias porque «no estaba previsto que hubiera Comunidades Autónomas en España».
«En 1978, cuando hicimos la Constitución, España reconocía claramente tres comunidades con poderes políticos. Pero no estaba claro si las demás también iban a tenerlo», añade. Sin embargo, el engranaje de la institución nunca se llegó a terminar. Y, aún así, su presupuesto para 2013 asciende a casi 52 millones de euros.
¿El cierre es la solución? La reivindicación de que «el Senado hay que cerrarlo» es frecuente. No obstante, la mayoría de grupos parlamentarios es partidaria de su refundación como auténtica cámara de representación territorial. ¿Y por qué no se ha hecho hasta ahora? Según los senadores críticos, porque su diseño inacabado siempre beneficia al partido que está en el Gobierno, que evita así trabas para sacar adelante sus iniciativas.
Un ejemplo son los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatrero presentó en 2004, 2007, 2008 y 2010. A pesar de que el PP tenía mayoría en el Senado y los vetó, las cuentas se aprobaron sin problema en su retorno al Congreso de los Diputados.