¿Se escuchará al fin en la Casa Blanca el clamor universal por la liberación inmediata de los 5 cubanos antiterroristas? René González Sehwerert, uno de los 5 Héroes cubanos condenados injustamente en los Estados Unidos, y cuya sanción fue en tiempo la menor de todas, o sea, quince años de prisión más 3 años […]
¿Se escuchará al fin en la Casa Blanca el clamor universal por la liberación inmediata de los 5 cubanos antiterroristas?
René González Sehwerert, uno de los 5 Héroes cubanos condenados injustamente en los Estados Unidos, y cuya sanción fue en tiempo la menor de todas, o sea, quince años de prisión más 3 años de libertad supervisada en territorio norteamericano, se encuentra al fin en Cuba, seguramente en forma definitiva, en espera del proceso judicial que concluirá con el pronunciamiento de la jueza Lenard para que pueda cumplir el resto de su sanción sin regresar ni permanecer en los Estados Unidos.
Después de una permanencia en prisión durante 13 años, desde octubre de 2012 comenzó el resto de la sanción denominada libertad supervisada, que en su caso era absurda, peligrosa y criminal, porque se le negaron, en primer lugar, las posibilidades de cumplirla en Cuba y en el seno de la familia, o de recibir la visita de su esposa Olga durante ese largo periodo; o de concederle unos plazos más holgados, de acuerdo con el carácter humanitario de los hechos, ante la enfermedad y muerte de su hermano y su padre. Todo se realizó lo más ajustado a un «ajuste de cuentas», especie de venganza proterva, con el reo al que consideraban peligroso pero del cual carecían, durante el juicio, de las supuestas «evidencias» necesarias para una condena superior. Y a quien previamente no pudieron doblegar con sus ofrecimientos «generosos» o con los chantajes amenazantes.
Para estar definitivamente en Cuba ha debido esperar exactamente 14 años, 7 meses y 3 semanas. A cambio de ese regreso anticipado según el tiempo de libertad supervisada, ha debido renunciar formalmente a la ciudadanía por nacimiento, que no es cualquier cosa como derecho fundamental de las personas.
Razón tiene René cuando declara que «no siente felicidad alguna por renunciar a la ciudadanía.» «Ahora soy un ciudadano cubano, un patriota de la isla, algo que siempre fui, pero esto no implica animadversión alguna hacia el pueblo y al país en el cual nací». Y que en su caso no ha habido un gesto humanitario de la justicia norteamericana, «todo lo contrario».
Y es que en realidad fue forzado por las circunstancia a ello. Yo diría que es una sanción sobreañadida, debido a la obstinación de la fiscalía y el sistema judicial norteamericano. René lo aclara muy bien y con contundente verdades: Su decisión se debió a dos razones primordiales. Una, porque su libertad en Miami era una especie de encierro, forzado por las circunstancias, en una «jaula de oro», sin garantías para su integridad física y moral. Dos, debido a la necesidad de intentar recuperar los años que le separaron de su esposa e hijas, que es una prioridad en su vida.
Y abría necesidad de añadir que cuando se solicitó inicialmente a la jueza que se permitiera la estancia de René para cumplir la llamada libertad supervisada en Cuba, tanto la fiscalía como la jueza se opusieron, y cuando se les planteó que se estaba en disposición de la renuncia de la ciudadanía para conseguirlo, la fiscalía también se negó. Así que la decisión de ahora es porque ya el descrédito es demasiado grande y porque, a la larga, le arrebatan a René algo más: la ciudadanía. ¡Y ellos saben bien lo que representa una ciudadanía por nacimiento!
Qué diferente tratamiento e injusticia con René González y el resto de los Héroes cubanos presos, cuando se compara con el tratamiento dado al terrorista confeso Posada Carriles, que no era ciudadano norteamericano, que entró ilegalmente en Estados Unidos siendo prófugo de la justicia venezolana por acto de terrorismo, cuya ciudadanía ostentaba formalmente, autor confeso de muchos actos terroristas y con expediente en todas partes como tal. A pesar de todo eso, se le acusó y fue llevado a un juicio de menterijillas, una especie de representación de teatro bufo, y lógicamente fue absuelto, protegido y autorizado a residir plenamente libre y hasta homenajeado en territorio de los Estados Unidos. En conclusión, EE.UU encarcela a los antiterroristas y acoge como hijos adoptivos predilectos a los terroristas, como Posada Carriles. Por eso, a la luz de esta realidad, y ante la política que han seguido, como patrón invariable, cabe afirmar «dime qué ciudadanos prefieres y te diré quien eres.»
Es conveniente recalcar que, si bien están íntimamente relacionadas, la libertad y la justicia tienen distintas connotaciones.
René ahora está en libertad y más pronto, si Obama concediera el indulto, o más tarde, si debieran cumplir sus condenas, el resto de los Cinco, la libertad nunca sería la libertad natural y plena, porque detrás estarán los años de vida conculcados por el odio y la venganza de carácter político. ¿Cómo restituir ese pedazo de vida arrebatada a ellos y a sus familias en forma cruel y vil?
De modo que si mañana mismo los Cinco quedaran en libertad, nunca habría generosidad de la parte «liberadora», aunque por las circunstancias de las reglas de juego deba reconocérselo como un gesto, pero en cuanto a la justicia, habría que afirmar que con la libertad no queda restituida la justicia, pues la injusticia cometida contra los 5 Héroes tiene siete componentes difíciles de borrar de la memoria:
En primer lugar, la canallada de su apresamiento y del expediente acusatorio con delitos criminales vengativamente inventados; en segundo lugar, por las condiciones y circunstancias del proceso judicial y del desarrollo del juicio en el medio hostil de Miami; en tercer lugar, por las descomunales condenadas aplicadas a todos por hechos que nunca quedaron probados «más allá de cualquier duda razonable», especialmente a Gerardo, a quien el Tribunal de Apelaciones de Atlanta debió exonerar de una cadena perpetua tal como hizo con otros, y la otra supuesta, por el derribo de las avionetas, carece del sustento legal probatorio; en cuarto lugar, porque se aplicaron medidas extrajudiciales a través de tratamiento en la prensa, por un lado propalando escandalosamente la supuesta causa de espionaje de los acusados y, por la otra, manteniendo una mordaza y un silencio atroz para el análisis en los medios de comunicación de toda la verdad del proceso judicial y carcelario. En quinto lugar, la violación sistemática de los derechos de los acusados y presos, cuando se limitaron las visitas y, en especial, cuando se mantuvo la prohibición para que las esposas de Gerardo y René los visitaran.
En sexto lugar, un componente que pertenece al sistema de justicia norteamericano, y fue la negativa de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos a aceptar la petición para que esta causa, una de las más trascendentes en la historia, fuera analizada por esa instancia, partiendo de los avales de personas e instituciones reconocidas y los argumentos favorables irrebatibles.
A nivel internacional y nacional existe regocijo general por lo que significa el regreso de René a Cuba, y lo que debe representar para imprimir bríos adicionales para la lucha por la libertad y la justicia de todos los Cinco.
Gerardo Hernández valora así el retorno de René a la patria:
«Cumplió con dignidad cada día de su condena, y salió con la frente tan en alto como cuando había entrado, pero aún tendría que sufrir en soledad la pérdida de su hermano y de su padre. Ramón Labañino considera que «¡Era ya hora después de tanta dilación e injusticia! Primero que todo, nos sentimos más aliviados de que nuestro compañero no continúe más en peligro sobre su vida al no tener que permanecer por un segundo más en esta escena rodeado de las amenazas que conocemos. Con él, nosotros cuatro nos sentimos también un poco libres». Antonio Guerrero rememora cómo le conoció y valora: «Así lo conocí. Así nos hicimos, los cinco, hermanos. Por eso, su libertad es nuestra libertad, su dolor y su felicidad son también nuestros. Por eso, nuestra injusta prisión seguirá siendo su prisión. Por eso, fuimos, somos y seremos Los Cinco, donde se funde un sólo hombre, un cubano como millones de compatriotas, fiel a su pueblo y a su patria».
Finalmente Ud. podrá preguntarse y preguntar por qué estos 5 cubanos antiterroristas han debido cumplir esas sanciones en los Estados Unidos, por qué aún permanecen en las prisiones federales con estas definiciones carcelarias: Antonio Guerrero (con fecha de liberación el 18 de septiembre del 2017) y 3 años adicionales de libertad supervisada; Fernando González (con fecha de liberación para el 27 de febrero del 2014); Ramón Labañino (con fecha de liberación para el 30 de octubre de 2024); Gerardo Hernández (sin fecha de liberación pues está condenado de por vida a dos cadenas perpetuas más 15 años).
¿Es aceptable para la conciencia humana esta realidad atroz? ¿No podrá la injusticia más despiadada, ser vencida por una justicia generosa y racional? ¿Permanecerá el presidente Obama como un témpano de acero sin ejercer el perdón presidencial o indulto, que sería justicia en estos casos? ¿Se escuchará al fin en la Casa Blanca el clamor universal por la liberación inmediata de los 5 cubanos antiterroristas?
Son tantas las interrogantes posibles, que no se me ocurre otra cosa que decirles que todo lo que puedan hacer por esta causa justa y noble, debe hacerse ahora y siempre, porque hay que tener fe en que lo mejor del hombre, hoy y mañana, prevalecerá. Es necesario lograr que los barrotes de las prisiones federales de los Estados Unidos dejen en libertad a estos hombres. A 14 años de una prisión nefasta e inconcebible, hay derecho legítimo a una esperanza imbatible. Removamos tierra y cielo para convertirla en una realidad tangible.
Debemos aspirar a que esta libertad relativa y tardía de los Cinco sea el primer paso para premiar la actitud admirable y heroica. La lucha por la justicia sólo debe terminar cuando sean debidamente reivindicados y desagraviados como inocentes ante la historia, y quede inscripta como culpable la conjura gubernamental y judicial que se tejió para descargar en ellos, a título individual, todo el odio, venganza y malas intenciones acumulados contra su país y su pueblo.
Entonces veremos que toda la verdad y la grandeza estarán con René, Antonio, Gerardo, Ramón y Fernando y con Cuba.