Naciones Unidas New York, septiembre 8, 2005 Señor Presidente: Ante todo vaya nuestra solidaridad al pueblo norteamericano que aun sufre los efectos del huracán Katrina. Que el mundo entero haga suya la tragedia y esta Conferencia convoque a una ayuda internacional urgente para salvar a miles de vidas todavía en peligro, mitigar el sufrimiento de […]
Naciones Unidas
New York, septiembre 8, 2005
Señor Presidente:
Ante todo vaya nuestra solidaridad al pueblo norteamericano que aun sufre los efectos del huracán Katrina. Que el mundo entero haga suya la tragedia y esta Conferencia convoque a una ayuda internacional urgente para salvar a miles de vidas todavía en peligro, mitigar el sufrimiento de las poblaciones azotadas por el desastre y contribuir a la reconstrucción de New Orleans.
Las metas solemnemente proclamadas aquí hace cinco años están cada vez más distantes. Los principales objetivos establecidos en la llamada Cumbre del Milenio quedarán como letra muerta. Peor aun, asistimos hoy a una colosal estafa.
La Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de la ONU a realizarse la próxima semana ha sido desvirtuada por completo. Su propósito original, secuestrado. En vez de evaluar el cumplimiento de las promesas del año 2000, la atención ha sido desviada hacia una supuesta reforma de la ONU que, lejos de hacerla más democrática, busca someterla más aun a los intereses de los poderosos. De aquellas metas y objetivos casi ni se habla.
El proceso preparatorio de la Cumbre con su falta de transparencia, plagado de maniobras y presiones ha puesto de relieve la arrogancia y el desprecio por los demás de quienes se creen amos de la Organización y dan la espalda a los problemas que afectan a la Humanidad.
Esta situación tiene que ser rechazada por los parlamentarios. Exijamos que se cumplan aunque sea los modestos objetivos que fueron anunciados y que algunos no quieren siquiera mencionar.
El hambre, la desnutrición, la pobreza, el analfabetismo, la insalubridad, deben ser erradicados. Detengamos la destrucción del medio ambiente, el despilfarro de los recursos naturales, el egoísmo y la codicia que envenenan la atmósfera, los mares y los suelos. El desarrollo de los países del Tercer Mundo es irrenunciable.
Nada es más urgente hoy que la lucha por la verdad. Derrotar a quienes diseminan la mentira, falsifican la realidad y con el engaño tratando de perpetuar un sistema injusto e irracional que a todos, también a ellos, llevará a la catástrofe.
Con el embuste se intentó justificar una guerra insensata que masacra al pueblo iraquí y destruye las vidas de miles de jóvenes norteamericanos. Quienes amenazan al mundo entero en nombre de una hipócrita campaña contra el terrorismo protegen en su propio territorio desde hace ya 6 meses y se niegan a extraditarlo a Venezuela donde debe ser juzgado por la destrucción en pleno vuelo de un avión civil, a Luis Posada Carriles, terrorista convicto y confeso. Al mismo tiempo mantienen secuestrados en prisiones de máxima seguridad a Cinco verdaderos luchadores contra el terrorismo, pese a que un Panel de Expertos de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU determinó que su detención era arbitraria e ilegal y que la Corte de Apelaciones del Onceno Circuito norteamericano decidió anular la farsa judicial fabricada por el gobierno de Estados Unidos con el declarado propósito de apoyar a los grupos terroristas que contra Cuba actúan en ese país con total impunidad.
Un mundo nuevo, de justicia, solidaridad y libertad. O somos capaces de conquistarlo o dejaremos a las futuras generaciones el caos y la muerte. O alcanzamos un mundo mejor o mereceremos la maldición de nuestros nietos.