CRISIS ECONÓMICA, CRISIS SOCIAL Y AGONÍA DE RÉGIMEN Ya nadie duda que estamos sufriendo una crisis histórica del capitalismo y que hemos entrado en una espiral de empobrecimiento que nos lleva a 50 años atrás. Ahora cargan contra los servicios sociales y educativos de los ayuntamientos, siguen los hachazos a Sanidad y Educación, precarizan al […]
CRISIS ECONÓMICA, CRISIS SOCIAL Y AGONÍA DE RÉGIMEN
Ya nadie duda que estamos sufriendo una crisis histórica del capitalismo y que hemos entrado en una espiral de empobrecimiento que nos lleva a 50 años atrás. Ahora cargan contra los servicios sociales y educativos de los ayuntamientos, siguen los hachazos a Sanidad y Educación, precarizan al extremo el empleo juvenil, van a meterse otra vez con las pensiones y preparan otra subida del IVA en 2014. Sin perspectiva alguna de mejora, nos llevan a un nuevo récord de 7 millones de parados para 2014.
Sabemos que este brutal saqueo no tiene otro objetivo que beneficiar a los bancos y multinacionales de los países centrales de la Unión Europea y a sus cómplices locales, esa ínfima minoría carroñera de la gran banca y grandes empresas españolas.
También somos conscientes de que el actual régimen monárquico está podrido hasta el tuétano, sin que se salve una sola de sus grandes instituciones, comenzando por la Monarquía y siguiendo por el gobierno Rajoy, los autonómicos o los grandes partidos.
Durante este tiempo los trabajadores y el pueblo hemos desplegado una energía enorme para parar la ofensiva del capital: huelgas masivas en el Sector Público, grandes huelgas generales, movilizaciones continuas y manifestaciones multitudinarias. Pero a diferencia de otras épocas, los gobiernos no ceden y prosiguen su labor criminal, a pesar de que, como el de Rajoy, estén malheridos sin remedio.
Hay dos grandes razones para ello. Una es la hondura de la crisis capitalista y el completo sometimiento de los gobiernos a la Troika, que les quita todo margen de maniobra y los condena a morir matando. La otra, más importante aún, es que han fallado estrepitosamente las grandes referencias sindicales y políticas que nos habrían permitido unificar el movimiento y liquidar al Gobierno, sin que aún hayamos construido las nuevas organizaciones alternativas de lucha. CCOO-UGT, dominadas por una burocracia encallecida, se han convertido en un enorme obstáculo para unificar la respuesta social e IU, atada a esa burocracia sindical, acaba reconduciendo todo al terreno electoral.
La gente siente que estamos sobre un volcán y que si no derribamos al gobierno y ponemos fin al régimen no podremos parar la ofensiva capitalista ni revertir el actual proceso. Los más conscientes se preguntan cómo hacerlo y qué vendrá después. Mientras, obligados por la necesidad, los sectores más decididos toman el destino en sus manos impidiendo los desahucios y ocupando viviendas vacías de bancos e inmobiliarias.
DENTRO DEL RÉGIMEN NO HAY SOLUCIÓN: LA POLÍTICA DE IZQUIERDA UNIDA
Las encuestas apuntan a IU como el gran beneficiario electoral de la merecida bancarrota del PSOE y probablemente así será. Toda su estrategia viene condicionada por ese objetivo. La euforia del X Congreso refleja su apuesta por convertirse en la Syriza española. Hay todo un sector de activistas que piensa que IU es la opción más efectiva para cambiar las cosas. Creemos que se equivocan, como lo están comprobando muchos luchadores en Andalucía, donde IU gobierna con el PSOE.
Se equivocan porque toda la labor de oposición de IU, todas sus denuncias, chocan con un límite infranqueable que las esteriliza: su acatamiento al actual régimen monárquico y su sumisión a la Unión Europea. Por eso IU aplica recortes en Andalucía en nombre del «imperativo legal». Por eso, cuando pide la dimisión de Rajoy, la cosa se queda en el terreno parlamentario. Ni se les pasa por la cabeza que el gobierno pueda y deba ser derrocado por la movilización. Por eso van de la mano, como hermanos de sangre, con la burocracia de CCOO-UGT, una de cuyas obsesiones es impedir la unificación de la poderosa resistencia social para echar a Rajoy.
Ante la corrupción rampante, la preocupación de IU no es acabar con el régimen corrupto sino, como decía Cayo Lara en el debate del «estado de la nación», lograr «una regeneración democrática que renueve y dé aire fresco a nuestras instituciones». Para ello propone, asómbrense, «una comisión que investigue las causas que han originado la corrupción y un Pleno monográfico de donde salga un compromiso de esta Cámara para elaborar una ley capaz de erradicarla» (!).
Lo mismo se repite en sus otras propuestas: su «proceso constituyente» no es para crear nuevas reglas de juego sobre los escombros del régimen, sino que se reduce a la reforma de la Constitución de 1978. Lo más grave es que ya se sabe que cualquier reforma progresista de ésta chocará con el veto del PP.
Ante el problema de la deuda pública ocurre lo mismo: nada de suspender ya mismo su pago a los banqueros. IU se conforma con proponer una auditoría y después (¿cuándo?) renegociar los pagos.
Sobre la Unión Europea, nos cuentan que hay que «refundarla» y «ponerla al servicio de las personas», como si este instrumento de saqueo de los países del Sur y arma para liquidar el Estado del bienestar en toda Europa, pudiera convertirse en una herramienta al servicio de los pueblos.
Valderas, coordinador andaluz de IU y vicepresidente de la Junta, dice que están demostrando que hay «otra manera de combatir la crisis» y Cayo Lara proclama que «IU se juega en Andalucía la consolidación de su proyecto en toda España». Aunque no lo digan expresamente, el verdadero proyecto de IU es repetir la coalición andaluza, solo que esta vez a escala estatal y en otra relación de fuerzas con el PSOE. Un gobierno así, igual que hace ahora la Junta con el gobierno Rajoy, se disciplinaría a la UE «por imperativo legal» y actuaría asimismo sometido a la estructura legal y las instituciones de un régimen podrido. ¿Se puede hacer frente así a la catástrofe social?
EL RUPTURISMO DE LA «PLATAFORMA ¡EN PIE!»
Esta plataforma (https://plataformaenpie.wordpress.com/) es la que convocó originalmente a la acción «Ocupa el Congreso», que dio origen al movimiento 25S, y la que ahora llama a la acción «Asedia el Congreso» para el próximo 25 de abril (25A). Queremos debatir con ella porque es representativa de un sector del activismo que, a diferencia de IU, se coloca en un terreno rupturista y de lucha que compartimos, aunque con una estrategia que pensamos que tiene importantes lagunas y problemas a resolver.
En su manifiesto de convocatoria al 25A, la plataforma dice que estamos ante «un régimen ilegítimo desde su origen, que está muy lejos de poder llamarse democracia», que «esta estructura de poder viciada e inmoral implanta políticas que acaban con nuestros derechos y destruyen nuestras vidas» y que «el problema es de tal envergadura y sus raíces tan profundas que su solución no pasa por efectuar reformas basadas en los mecanismos del sistema político actual, sino en una ruptura total con el régimen vigente».
Plantea las siguientes exigencias: «dimisión del gobierno», «disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado», «anulación de la Constitución vigente (1978)» y «apertura de un proceso de transición transparente y democrático, a través del cual el pueblo pueda determinar el modelo de organización». Exigen también la «activación inmediata de medidas para la supervivencia de la población durante el proceso de transición». Incluyen en ellas: derogación inmediata de las leyes de recortes; paralización de los desahucios; alquiler social de las viviendas de los bancos y cajas rescatados; paralización del pago de la deuda pública hasta realizar una auditoría; creación de nuevos empleos sostenibles y nacionalización y control público de sectores estratégicos y de primera necesidad.
En defensa de esas exigencias, convocan el 25 de Abril a «rodear el Congreso indefinidamente hasta conseguir la caída del régimen y de las instituciones en las que se sustenta, haciendo de éste el llamamiento de unión de todas las luchas por una sociedad más justa».
¿CUÁL ES LA SALIDA?
Coincidimos plenamente con la plataforma en su diagnóstico del régimen, convencidos de que no habrá verdadera democracia ni podremos aplicar una sola de las medidas de emergencia necesarias para salvarnos de la catástrofe social sin poner fin a este régimen y abolir su Constitución. También coincidimos con sus exigencias programáticas. El problema viene en cómo lograrlas. Porque no se puede fiar su consecución al espontaneísmo de acciones a las que se otorgan poderes casi milagrosos («la acción puede suponer un punto de inflexión definitivo en la historia del país»).
Pensamos que la envergadura de los objetivos planteados no tiene correspondencia con una acción aislada («Asedia el Congreso») planteada de forma semiconspirativa, en base a las redes sociales, sin una base de apoyo en una organización sólida, amplia y democrática del movimiento de protesta y sin un movimiento de huelga general con el movimiento obrero en el centro. Una acción de masas de desafío al régimen como la de Asedia el Congreso puede tener una alta importancia política, pero solo como parte de una estrategia más general.
Hay otro problema serio en el planteamiento de la Plataforma ¡En Pie!: ¿Quién va a convocar y garantizar la Asamblea Constituyente (ellos le llaman «proceso de transición») «a través del cual el pueblo pueda determinar el modelo de organización»? ¿Quién va a aplicar las medidas de emergencia «durante el proceso de transición»? Son preguntas fundamentales que quedan sin respuesta.
En realidad, el problema de quién ha de aplicar el programa de emergencia y asegurar la convocatoria de una asamblea constituyente y el problema de la organización del movimiento para echar atrás los recortes y derribar al Gobierno y al régimen, llevan al mismo puerto. El programa de emergencia y la asamblea constituyente sólo los podrá garantizar un gobierno surgido desde abajo, de un congreso que reúna a las asambleas, coordinadoras, organizaciones y movimientos populares que enfrentan los recortes, privatizaciones, cierres y despidos y que se apoye en la movilización y asambleas democráticas en los centros de trabajo, de estudio y en los barrios. Al mismo tiempo, es avanzando en esa vía de unificación y organización democrática del movimiento como mejor preparamos la caída del gobierno y el régimen.
Es éste un proceso complejo una de cuyas piezas necesarias es agrupar al sindicalismo alternativo y a las organizaciones y movimientos sociales que rechazan la política conciliadora de CCOO-UGT y el reformismo de IU, para impulsar juntos un plan de lucha apoyado en la organización del movimiento por la base, en el desacato abierto de leyes y decretos que destruyen nuestros derechos y en la defensa de un programa de emergencia. Un plan orientado a construir desde abajo la huelga general indefinida que tire abajo los planes de recortes y al gobierno y ponga en el candelero al régimen.
En este sentido apunta el llamamiento de la plataforma madrileña «Hay que Pararles los Pies» al sindicalismo alternativo, coordinadoras y plataformas, movimientos sociales y empresas en lucha para construir juntos un Encuentro Unitario que unifique objetivos y marque un plan de lucha hacia la huelga general en Madrid.
Complementariamente, será necesario emplazar y exigir a CCOO-UGT y a IU a acuerdos de unidad de acción que los obliguen a ir más lejos de donde ellos desean o les dejen en evidencia ante quienes aún confían en ellos.
UN PROGRAMA DE EMERGENCIA PARA UN GOBIERNO DE LOS DE ABAJO
1/ Paralización inmediata y derogación de los decretos de recortes y privatización. Retorno al Estado de los servicios públicos privatizados.
2/ Suspensión inmediata del pago de la deuda pública a los banqueros y auditoría pública.
3/ Stop a los desahucios, dación en pago y alquiler social. Vivienda para los sin techo. Confiscar los pisos vacíos de bancos e inmobiliarias y crear un parque público de alquiler social.
4/ Subsidio de paro indefinido hasta encontrar trabajo y un gran plan de obras públicas y sociales que cree empleo y atienda las necesidades urgentes de la población.
5/ Derogación de la reforma laboral y restitución de los derechos arrebatados.
6/ Prisión para los corruptos y corruptores y confiscación de sus bienes para pagar su deuda con la sociedad.
7/ Estatización sin indemnización del sistema financiero, para poner el crédito y la riqueza bajo control y al servicio de la inmensa mayoría.
8/ Derecho a la autodeterminación para Cataluña, País Vasco y Galicia.
9/Referéndum popular para salir de la Unión Europea y del euro.
10/ Convocatoria de una Asamblea Constituyente.
Artículo publicado en Página Roja, publicación mensual de Corriente Roja / Corrent Roig
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