Sobre el “Rey” no cabe duda a quién nos referimos, aunque su número a nivel mundial vaya disminuyendo. Pero esto es un Reino y nos gusta lo paleolítico.
En cambio, lo de “MASUFA”, aunque coincida la persona, es poco conocido. De hecho, en diciembre pasado escribí para que la ministra Robles incluyera esas siglas en el Glosario del Ministerio de Defensa. De momento silencio.
Resumiendo, se trata del acrónimo correspondiente a la función definida en el artículo 62.h de la Constitución (*), lo que no es cosa menor, como tampoco que en ese Glosario castrense figuren un total de 1.144 siglas, por lo que colocar una más no debería suponer demasiado trabajo. Pero seguiré esperando.
Otro tema relacionado con el discurso del Rey que también está pendiente de respuesta desde el 23 de diciembre es lo que 23 jurídicos de Baleares pidieron al presidente Sánchez para que, a su vez, él se lo pidiera/exigiera/impusiera (elija usted lo que cree que procede) al Rey. A pesar de ser de interés general, la noticia tuvo muy poco eco. Aquí está con fotos de tres de sus protagonistas.
Como la respuesta, si se produjera, será que no, si está usted de acuerdo puede ayudar enviando por escrito a [email protected] sus propios argumentos. Si lo hace con menos de 501 palabras y sin insultos ni amenazas, su escrito llegará hasta donde debe, bien avalado y en compañía de otros. Por cierto, un solo texto por autor y, si ya ha enviado el suyo, puede divulgar esto para que otras personas escriban también sus motivos contra un privilegio tan aberrante como el de que alguien pueda cometer delitos y reírse de la Justicia.
Al respecto, ningún argumento tan convincente como el excelente vídeo “¿Explicaciones de qué? ja, ja, ja” de un protagonista muy conocido que, por cierto, podría ser su hijo.
¿O acaso ha renunciado a esta parte de la herencia? Que se sepa, no solo la está disfrutando, sino que no quiere que se la quiten.
Lo cuento por ahí y muchos se creen que les estoy hablando del siglo XIX o de la dictadura franquista.
Pero esto iba de discursos pronunciados por una misma persona, Rey en Navidad y MASUFA en la Pascua Militar, ante dos auditorios no tan distintos, pues entre los primeros también están los segundos, y de lo que les acaba de decir a estos también nos hemos enterado los 47 millones de navideños.
Para empezar, si usted lee el del MASUFA recibirá una sensación más evidente de que se está dirigiendo a “los suyos”, como si los sintiera más cercanos. Pero aquí respetamos las preferencias de cada uno porque quienes leemos, y si también escribimos más todavía, sabemos muy bien que cada palabra es un esfuerzo y, por lo tanto, no es banal el número total de las que dedicamos a cada auditorio.
Por tanto, saco la calculadora y descubro que, conteniendo el discurso para 47 millones de personas un total de 1.444 palabras y, en cambio, 1.789 el escrito para unos 140.000 militares (de hecho, ningún discurso de los nueve navideños sucedidos llega a las 1.700), resulta indiscutible que mientras el MASUFA dedica una unidad de “esfuerzo/palabra” por cada 78 destinatarios, cuando se viste de Rey dedica el mismo esfuerzo por cada 32.500 que también oyen y escuchan, de donde deducimos que Felipe VI sabe mucho de economías de escala cuando quiere convencer, que para eso es para lo que se discursea. La diferencia la ponen los oyentes, si son armados o desarmados, y no es necesario abrir hoy el paréntesis antifranquista de rigor, pues lo daré por imaginado.
Resumiré sosteniendo la evidencia de que un solo militar vale lo mismo que cuatrocientos civiles, según la vestimenta elegida por el orador.
Entrando en palabras concretas, siempre he tenido interés en investigar el interés del Rey por aquellas que mejor definen el sistema político en el que vivimos y, por tanto, he contabilizado para ambos discursos las veces que ha pronunciado “libertad”, “democracia”, “Constitución” y sus derivadas.
Salvo error por mi parte, mientras el Rey las mencionó en Navidad un total de 16 veces, el MASUFA solo las ha citado en 4 ocasiones el 6 de enero, aunque lo más correcto es decir que el 24 de diciembre incluyó una de las esas tres cada 90 de relleno, mientras que dos semanas después necesitó 447 para colocar alguna de las tres, que demuestran su valor porque sigue habiendo personas a las que molestan.
Inmediatamente llama la atención la diferencia entre los números totales de palabras y las tres pronunciadas por la misma persona con disfraces distintos, aunque los auditorios no lo sean tanto. En este punto, lo decente es que, si he recurrido a la demagogia estadística, lo que debo hacer es seguir en esa lógica, sea cual sea el resultado que se deduzca.
Porque lo cierto, salvo error de cálculo, es que el MASUFA realiza un esfuerzo/palabra con las tres importantes que es 80 veces mayor por cada militar que el que realiza el Rey para el pueblo en Navidad, y eso, salvo que incluya algo oculto que no acertamos a detectar, no estaría tan mal.
Para ir terminando, me referiré ahora a una frase del MASUFA que leí en los medios y me asustó.
Decían que, dirigiéndose a sus “Queridos compañeros” (una frase que repite una vez cada siete párrafos de los 35 que incluye el discurso), finalizó con “me tenéis a vuestro lado y contáis así con el apoyo incondicional de la Corona”.
Sorprendido al descubrir que vivo en el único país del mundo en el que la disciplina militar funciona de abajo arriba, no pude evitar que me asaltaran las preguntas que le habría hecho si en ese preciso momento lo hubiera encontrado, con cualquiera de sus dos disfraces, al doblar la esquina.
El apoyo incondicional para qué, MASUFA, ¿quizás para asustar a Pedro Sánchez y conseguir que dimita, como hicieron Armada y otros generales con Suárez porque tu padre no hacía más que intrigar contra quién había vencido por segunda vez en las urnas?
O, en cambio, ¿apoyarías con la misma incondicionalidad si unos cuantos militares convencieran a la mayoría de que esta monarquía es un pozo de corrupción imposible de limpiar y propusieran un referéndum sobre la forma de Estado, y además dijeran que a ellos les gustaría que saliera república?
Entonces fui al texto que aparece en la web de la Zarzuela y localicé la frase en el párrafo 33, es decir, cerrando el mensaje. Era importante pues, pero el texto completo, el que le daba su verdadero sentido, decía lo siguiente:
“Para terminar, quiero deciros una vez más –aunque bien lo sabéis− que, en el ejercicio de vuestra profesión y vocación, así como en el cumplimiento de vuestro deber –siempre presente y vigente vuestro juramento o promesa–, me tenéis a vuestro lado y contáis así con el apoyo incondicional de la Corona”.
Lo cual incluye los suficientes matices como para albergar esperanzas en el futuro de la democracia, aunque también sospechas de qué hará lo posible por agarrotarla todo lo que sea necesario para que se mantenga la forma de Reino, que tanto le interesa. Lo llamaremos democracia hasta cierto punto.
Para terminar, primero un agradecimiento.
El impulso que me ha llevado a escribir esto se lo debo a alguien que no conozco, la doctora Elena Casado, que ha recibido miles de “me gusta” en Twitter tras destacar que el MASUFA ha justificado el incremento del gasto militar, pero como Rey no empleó la misma energía para defender lo de pagar, también, más impuestos, aunque nunca emplearía esa palabra maldita, para aumentar el gasto sanitario, a pesar de un COVID que ha matado infinitamente más que lo de Rusia contra Ucrania, asunto sobre el que, por lo demás, Merkel acaba de decir algo, y me fio más de la alemana, y más porque ahora disfruta de cierta “libertad”. En cualquier caso, ya sabíamos que no todos valemos lo mismo, ni somos iguales ante la ley, como nos han recordado los jurídicos de Baleares que merecen nuestro apoyo.
Y una propuesta.
Sin salir del maldito dinero, como resulta que la deuda pública del Reino de España está por las nubes y soportarla nos cuesta mucho, a todos menos al Rey/MASUFA, lo mejor será que en el futuro ambos personajes se ahorren sus discursos, y así 47 millones ahorraremos gastos de los que asustan.
Nota del editor:
(*) Artículo 62. h) El mando supremo de las Fuerzas Armadas.
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