La barra libre de liquidez del Banco Central Europeo se ha extendido desde comienzos del verano a las multinacionales. Desde junio, las grandes empresas pueden emitir deuda para su compra por parte de los bancos centrales dependientes del BCE. Esta semana se ha sabido que algunas de esas ventas se han producido en emisiones privadas […]
La barra libre de liquidez del Banco Central Europeo se ha extendido desde comienzos del verano a las multinacionales. Desde junio, las grandes empresas pueden emitir deuda para su compra por parte de los bancos centrales dependientes del BCE. Esta semana se ha sabido que algunas de esas ventas se han producido en emisiones privadas a medida de fondos de inversión y bancos.
Dos compañías del Ibex 35, Iberdrola y Repsol, han sido las primeras beneficiadas de una modalidad de compra de deuda programa de empresas que el Banco Central Europeo ha comenzado a llevar a cabo este verano. Ha sido el periódico The Wall Street Journal el el pasado lunes puso sobre la pista de estas controvertidas operaciones, que no están abiertas al mercado. La información del BCE se otorga únicamente a un puñado de bancos y fondos de inversión de cara a esas emisiones privadas de deuda.
La petrolera obtuvo el 1 de julio 500 millones de euros de cash en su operación de financiación, mientras que Iberdrola obtuvo 200 millones el 10 de junio. Entre los compradores de estos bonos ha estado el Banco de España, cuyas compras han puesto «dinero rápido» -a tipos de interés extraordinariamente bajos- a disposición de ambas empresas.
Los paquetes de deudas han sido creados especialmente para el organismo que dirige Mario Draghi, que ha llevado a cabo las compras de manera discreta, sin apenas publicidad, a través de la banca Morgan Stanley.
El portal económico Wolf Street estima que, desde el anuncio del BCE de junio hasta el 12 de agosto se habían dispuesto 1.600 millones de euros para la compra de bonos de las multinacionales europeas. Un programa del que ya se han beneficiado nueve empresas del Ibex, entre ellas las propias Repsol e Iberdrola, Telefónica o Gas Natural. Sin embargo, las operaciones que ha llevado a cabo el BCE el 10 de junio y el 1 de julio fueron al margen de ese programa, en «colocaciones privadas».
«No va a haber ningún tipo de transparencia, no va a haber ruedas de prensa. Todo se hace discretamente», ha dicho el jefe de mercados del despacho de abogados Shearman & Sterling al Wall Street Journal. Entre las cuestiones más opacas de estas operaciones están la evaluación de esa deuda -si, en contra de lo dispuesto por el BCE, se compran «bonos basura»-, si la jugada del BCE obedece a una nueva estrategia por el agotamiento de los programas de expansión cuantitativa que han puesto millones de euros a disposición de los bancos a tipos de interés bajos, y cuáles serán los criterios para llevar a cabo estas operaciones de saneamiento de multinacionales.
La web Wolf Street considera que «gracias a esta intervención del BCE, las grandes y más fuertes compañías europeas -incluidas aquellas en las que la propiedad estatal es mayoritaria como el gigante energético francés EDF- están obteniendo acceso a fondos (la mayoría de ellos públicos), de manera más rápida, más fácil y más barata que cualquier otro en el mercado. Desde ahora, incluso, pueden obtener el dinero en secreto».