José Ignacio Ñudi, director de la Revista Trofeo, Caza y Conservación, ha escrito en su publicación un artículo en el que pone de manifiesto de forma muy clara cuál es el respeto que siente por la postura de un gran número de ciudadanos que, integrados en Asociaciones y Colectivos o de modo particular, están comprometidos […]
José Ignacio Ñudi, director de la Revista Trofeo, Caza y Conservación, ha escrito en su publicación un artículo en el que pone de manifiesto de forma muy clara cuál es el respeto que siente por la postura de un gran número de ciudadanos que, integrados en Asociaciones y Colectivos o de modo particular, están comprometidos en luchar contra el maltrato a los animales así como por el endurecimiento y ampliación de los supuestos legales para quien cause sufrimiento, daño o la muerte de estas criaturas.
En un rosario de despropósitos y acusaciones cargadas no sólo de odio, sinó también de una gran ignorancia, el autor hace afirmaciones cuya lectura despierta una mezcla de asombro, rabia y vergüenza. Sorpresa producida al comprobar que existe una mente tan retorcida como la de este individuo, capaz de parir una diatriba contra estos Grupos de defensa animal feroz sin el menor rigor, claramente interesada y que tiene de panfleto todo lo que le falta de análisis cabal y ajustado; no puedo más que sentir conmoción y estupor cuando dice que: «Las organizaciones ambientales y animalistas prosperan y hacen propaganda con total impunidad…». Teniendo en cuenta que impunidad significa «falta de castigo», ¿qué pretende el Sr. Ñudi?, ¿que se les aplique algún tipo de condena por informar, denunciar, afiliar y movilizar?; impunidad es con la que actúan algunos cazadores, a cuyo colectivo pertenece y de forma muy representativa, cuando ahorcan galgos, los tiran a pozos, ponen cebos envenenados o diseminan cepos.
Siento rabia decía, y es que sólo indignación y coraje puede provocar leer lo siguiente en su libelo: «Estos nuevos grupos terroristas suelen estar formados por organizaciones de los derechos de los animales, pro-vida, del medio ambiente, antinuclear y otros movimientos que gozan de una buena imagen social». Ese clima de temor e inseguridad que asegura que es creado por Asociaciones animalistas lo siente la gente cuando sale al campo, porque muchos cazadores no respetan la distancia a los caminos o a las viviendas, porque todos los años mueren un buen número de ellos víctimas de los disparos de sus compañeros de monterías y porque son muy habituales los casos de cazadores dedicados al furtivismo. Pero este escopetero, al que da pavor imaginar con un arma en la mano a juzgar por la profunda irreflexión de sus razonamientos, tiene la osadía de tildar de terroristas a los que a costa de su tiempo y de sus recursos, se emplean en preservar y amparar a seres cuya desprotección es manifiesta y a merced de sujetos para los que, como él, su diversión pasa por el sufrimiento y la muerte de otros. Claro, que el Director de Trofeo, también pone en duda que la labor de estos Grupos sea altruista, puesto que indica que: Trofeo Caza alerta del peligro que implican algunas organizaciones sin ánimo de lucro que se benefician de ventajas fiscales y de la buena imagen social que se tiene de ellas, para captar militantes y, por supuesto, financiación».
Y vergüenza al fin, aunque ajena en este caso, porque con el siguiente de sus argumentos, falaz, envenenado, esperpéntico, malintencionado y grotesco, este amante de las cabezas de venado en los salones y de zorros destripados, roza la más absoluta conducta ignominiosa al afirmar que: «para lograr sus objetivos esas organizaciones no dudan en robar, extorsionar, poner explosivos, amenazar de muerte y, en definitiva, imponer su forma de pensar a través de la violencia».
Esta especie de ente, subido al púlpito intoxicador de la Publicación que dirige, que aún se atreve a llamarse «Conservacionista», escupe patrañas e imputaciones con la misma soberbia y estulticia con la que aprieta el gatillo de su rifle para saciar su apetito de convertir vidas libres en trofeos muertos, porque sí, porque le gusta, porque se siente protegido y amparado para hacerlo y no quiere que eso cambie, por eso no duda en esparcir la inmundicia que su egoísmo le dicta para arremeter contra colectivos que sin medios y a base de mucho esfuerzo, intentan día a día trasladar a la Sociedad y a los Gobernantes, la crueldad inútil y absurda que se esconde bajo tantas formas de maltrato animal.
Siempre he pensado que para ponerse frente a un animal, reventarlo de un disparo, ver cómo agoniza y muere y apilar cuantos más cadáveres sangrientos en una camioneta mejor y convertir todo ello en diversión, competición, triunfo y hasta deporte, hay que carecer de ciertos sentimientos y escrúpulos que creo que deberían ser inherentes a la racionalidad, pero en su caso, Sr. Ñudi, la impresión que extraigo de sus comentarios que causarían risa si detrás no hubiese una mala baba calculada, es que Vd. forma parte del sector más radical, fanático y oscuro de ese colectivo y que no siente el menor remilgo en llegar a conclusiones torticeras y degeneradas para alimentar el odio que le inspiran los Grupos dedicados a defender los derechos de los animales.
Pues bien, si hasta ahora yo utilizaba la palabra a favor de esta causa, formaba parte de Asociaciones animalistas, acudía a movilizaciones y concentraciones y destinaba algún recurso económico para su apoyo, no dude que después de leer su remedo de opúsculo, multiplicaré esos esfuerzos y me sentiré orgulloso cada vez que Vd. nos llame terroristas, porque nuestro «terrorismo» está destinado a salvar vidas, su «ciudadanía ejemplar» está orientada a acabar con ellas.
Enlace al artículo de José Ignacio Ñudi:
http://www.trofeocaza.com/noticia.asp?ref=2082
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