El próximo 20 de agosto Ecuador votará en una consulta histórica para suspender la extracción de crudo y mantener bajo tierra las reservas petroleras remanentes del Bloque 43 o campo ITT, en el Parque Nacional Yasuní. Esta consulta representa un hecho histórico. Su transcendencia, en el contexto de crisis ambiental que vivimos, va mucho más allá de las fronteras del Ecuador. Quienes firmamos este mensaje somos economistas, y desde un ejercicio responsable de nuestra profesión, argumentamos que la solución más beneficiosa para el Ecuador es dejar este petróleo bajo la tierra – es decir, votando SÍ por el Yasuní.
El Ecuador se convirtió en un exportador de petróleo en 1972 y por más de 50 años este producto ha articulado su economía. Cinco décadas son suficientes para constatar que el Ecuador no se ha desarrollado exportando petróleo. Persisten problemas históricos como la masiva pobreza, el subempleo estructural y la inequidad social. Además, la región petrolera de la Amazonía ecuatoriana, destrozada por la actividad petrolera, es la más pobre de todo el país. Continuar por esta senda no tiene sentido.
Quienes defienden la explotación petrolera en el ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputini) argumentan que el Estado dejará de percibir 1.200 millones de dólares anuales si se cierra este campo, arriesgando la economía nacional. Esta cifra es una enorme exageración.
Partamos reconociendo que el volumen de extracción de petróleo en el ITT está cayendo rápidamente. Según la empresa estatal Petroecuador, en la actualidad se estima una tasa de extracción diaria de 55.000 barriles y en 2024 ya solo alcanzaría 47.000 barriles diarios. Desde el inicio de la extracción petrolera en el ITT, el precio promedio ha sido de 51 dólares por barril. Con estos supuestos, tomados todos de fuentes oficiales, y estimando los costos de extracción en 35 USD por barril para este campo, se obtiene un ingreso fiscal de apenas 275 millones para 2024. En 2025, el valor incluso caerá a 216 millones, porque la extracción ya solo sería de 37.000 barriles diarios, para seguir declinando rápidamente en los años siguientes, hasta llegar a 2.000 barriles diarios en 2040. Ese valor de 275 millones es menor al 1% del presupuesto del Estado ecuatoriano del presente año. Pero, además, habría que restar a estos magros ingresos los enormes pasivos socioambientales.
Podemos concluir, entonces, que los ingresos reales a esperar son menos de la cuarta parte de las cifras presentadas por los defensores de la extracción petrolera. Para hacerse una idea, esto equivale, por ejemplo, a lo que gasta el gobierno central en salarios en 9 días. Una pérdida de esta índole puede compensarse, aún en el corto plazo, bastante fácilmente.
Bastaría con combatir, por ejemplo, la evasión tributaria, que llega a los 7.000 millones de dólares al año, según la CEPAL. También urge cobrar las deudas en firme de los 500 mayores deudores con el Sistema de Rentas Internas (SRI), que alcanzan los 1.984 millones de dólares, al 6 de junio del 2023. Es decir que habría suficientes recursos, no solo para cubrir la pequeña diferencia que provocaría la no extracción de crudo del ITT. Otra referencia interesante aparece cuando se comparan las exoneraciones, incentivos y beneficios tributarios que se otorgan anualmente: en el año 2021, última cifra disponible, las exoneraciones fueron de 6.338,6 millones de dólares -más del doble de los ingresos petroleros de ese año-, que, con seguridad, beneficiaron también a los grandes grupos económicos; si nos concentramos únicamente en las personas naturales, constatamos que el monto de dichas exoneraciones fue de 714 millones de dólares, de los que el 10% más rico de la población obtuvo una tajada de 598 millones y el 1% más rico de 148 millones de dólares.
Serán necesarias otras acciones en clave de transición ecosocial e intercultural integral. Por ejemplo, una de las medidas para reactivar la economía y dar paso a la reducción de emisiones en el contexto del cambio climático es la electrificación del transporte público, que en 5 años generaría más ingresos que los costos de cerrar el ITT. Otras acciones, para citar apenas un par de una larga lista, tendrán que priorizar actividades como las del ecoturismo comunitario y de la agroecología, basadas en la mayor riqueza que tiene Ecuador: su diversidad ecológica y cultural.
Un punto clave radica en el enorme potencial de biodiversidad del Yasuní, que podría ofrecer enormes ingresos a partir de los potenciales descubrimientos científicos -sobre todo en el campo de la medicina-, impulsando -a través de un genuino diálogo de saberes- una adecuada y respetuosa prospección científica, impidiendo, simultáneamente, que esos conocimientos sean aprovechados por las grandes farmacéuticas transnacionales.
Concluimos que la explotación petrolera en el Yasuní no es rentable para el Estado ecuatoriano en términos estrictos de costo-beneficio, menos aún si se incorporan los impactos socioambientales de la extracción. No traerá empleo ni inversión social para la sociedad, puesto que, además, por ley los ingresos que genera el petróleo van al agobiante servicio de la deuda externa. Estudios más abarcativos, a partir del análisis multicriterio, también apoyan mantener el crudo inexplotado.
Desde un punto de vista económico serio y sustentado en cifras oficiales, el Ecuador no se hundirá ni se irá a la quiebra si se deja el petróleo del Yasuní bajo la tierra. Todo lo contrario, Ecuador se convertiría en un líder en la lucha mundial contra el cambio climático, lo que le traería inclusive una serie de beneficios adicionales. Subrayamos la necesidad de trabajar en alternativas económicas globales basadas en el reconocimiento de las responsabilidades comunes pero diferenciadas por el cambio climatico y de la deuda ecológica, de la que los paises del Sur son los acreedores.
¡Economistas del mundo decimos SÍ al Yasuní!
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Primeras firmas:
Carlos Larrea, Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador
Joan Martínez Alier, Universidad Autónoma de Barcelona,
Cataluña
Pierre Salama, profesor emérito Université Sorbonne Paris Nord, Francia
Roldan Muradian, Universidade Federal Fluminense, Presidente
de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica, Brasil
Wilma Salgado, Ecuador
Enrique Leff, Academia Mexicana de Ciencias, México
Anitra Nelson, University of Melbourne, Australia, Australia
Jürgen Schuldt Lange, Universidad del Pacífico, Lima, Perú
Oscar Ugarteche, Investigador de la UNAM, México
Clive Spash, Vienna University of Economics & Business, Austria
Lena Lavinas, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil
Federico Demaria, Universitat de Barcelona, España
Rajeswari Raina, Shiv Nadar University, India
Koldo Unceta, Universidad del Pais Vasco, Pais Vasco
Eric Toussaint, Universidades Paris 8 y Liege, Bélgica
Rubén Lo Vuolo, CIEPP, Argentina
Jose De Echave, CooperAccion, Perú
Ian Gough, London School of Economics, Reino Unido
Paula Novo, Universidad de Leeds, Reino Unido
Hugo Jácome, FLACSO, Ecuador
Salvador Marconi, CEPAL, Ecuador
Murat Arsel, International Institute of Social Studies (ISS) of Erasmus University Rotterdam, Países Bajos
Lorenzo Pelegrini, International Institute of Social Studies (ISS) of Erasmus University Rotterdam, Países Bajos
María Cristina Vallejo, FLACSO, Ecuador
Rohit Azad, Jawaharlal Nehru University, India
Carolyn Kagan, Steady State Manchester, Reino Unido
Fander Falconi, FLACSO, Ecuador
David Barkin, Universidad Autonoma Metropolitana, México
Jorge Marchini,. Profesor Universidad de Buenos Aires. Vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA), Coordinador del Grupo de Investigación sobre Integración Regional de CLACSO, Argentina
Omar Maluk, ESPOL, Ecuador
Wilsón Pérez, FLACSO Ecuador
Luciano Martínez, FLACSO Ecuador
Marco Romero, Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador
Julio Oleas, Pontificia Universidad Católica, Ecuador
Pedro Cango, Universidad Regional Amazónica IKIAM, Ecuador
Marcelo Varela, Universidad Central del Ecuador, IAEN, Ecuador
Salvador Peniche, Centro Universitario de Ciencias Económicas Administrativas, Universidad de Guadalajara, México
Ramiro Chimurris, Universidad de la República Oriental,
Uruguay
Mario Perez, Colombia
Frederic Hache, Green Finance Observatory, France
Hugo Cabieses Cubas, Perú
Ignasi Puig, Fundació ENT, Cataluña
Maria Azahara Mesa Jurado, El Colegio de la Frontera Sur, México
Juanita Mayorga Acosta, Universidad Nacional de Colombia, Colombia
Raquel Neyra, Gt ecologias políticas desde el sur/Abya Yala Clacso, Perú
Judith Dellheim, SERI Germany, Alemania
Stefano Forzani, Universidad de Piura, Perú
Lorena Del Carpio Suarez, TierrActiva Perú, Perú
Junior Garcia, Universidade Federal do Paraná , Brasil
Jorge Enrique Forero, Universidad Andina Simón Bolivar, Ecuador
Aleida Azamar, Universidad Autónoma Metropolitana, México
Jose Carlos Silva Macher, Pontificia Universidad Católica del Perú, Perú
Andrea Carolina Cardoso Diaz, Universidad del Magdalena, Colombia
Guillermo Peinado, Universidad Nacional de Rosario, Argentina – Presidente de la Asociación Argentino Uruguaya de Economía Ecológica Argentina
Beto Lugo Martínez, CleanAirNow_EJ, Estados Unidos
Carolina Costa de Souza, PUC-SP, Brasil
Varun Sharma, Government of Telangana , India
Sujit Sinha, India
Caroline Whyte, Feasta, Irlanda
Jesús Ramos, Universidad Autónoma de Barcelona, España
Rahul Basu, The Future We Need, India
Nathalie Berta, Université of Reims Champagne Ardenne, Francia
Xavier Viteri, Universidad Andina Simón Bolivar, Ecuador
Adriana Merino, Ecuador
John Willoughby, American University, Washington, DC, Estados Unidos
Daniel Albarracín Sánchez, Cámara de Cuentas de Andalucía, España
João Machado Borges Neto, Pontifícia Universidade de São Paulo (PUC-SP), Brasil
Blanca Tena Estrada, University of Kassel, España
Ernesto Vivares, FLACSO, Ecuador
Stefan Einsiedel, Center for Social and Development Studies,, Munich School of Philosophy, Germany
Guillermo Rioja Ballivián, Iniciativa trinacional MAP (Perú, Brasil, Bolivia), Bolivia
Josael Jario Santos Lima , Instituto Ambiental Viramundo, Brasil
Armando Pillado Matheu Herrero, Perú
Fernando Villarán, Universidad Antonio Ruiz de Montoya, Perú
Humberto Cordero Galdós, Ministerio del Ambiente, Perú
John De Maesschalck, Institute of Tropical Medicine, Bélgica
Silvana Ramírez, Fundación Ecológica Arco Iris, Ecuador
Ariel Slipak, Universidad de Buenos Aires, Argentina
Max Lascano, Fundación Paisajes Sostenibles, Ecuador
Juan Crespo, Universidad del País Vasco, España
Matías Ramos, Univerdad Naciónal de Villa Mercedes, Argentina
Irma Elvira Ganoza Macchiavello, CPM Micaela Bastidas , Perú
Patricia Bermúdez, FLACSO, Ecuador
Guillermo Burneo Seminario, Comisede, Perú
Francisco Cantamutto, IIESS UNS-CONICET, Argentina
Edelmiro López Iglesias, Universidade de Santiago de Compostela, España
Eduardo Lucita, EDI. Argentina, Economistas de Izquierda, Argentina
Mariano Féliz, CONICET – UNLP, Argentina
Daniel Ortega Pacheco, Former Minister of Environment , Ecuador
Mg. Carmen Rosario Tocón Armas, Acción internacional para la Salud, Perú
Rosa Sueiro, ILLA, centro de educación y comunicacion, Perú
Irmi Seidl, University of Zuerich, Suiza
Sam Butler, Estados Unidos
Rubén Flores Agreda Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) ECUADOR
Manuel Hidalgo Valdivia Asesor Sindical Chile
Luis Terán García Universidad Nacional de Chimborazo Ecuador
JORGE NAWEL CONFEDERACIÓN MAPUCHE DE NEUQUEN ARGENTINA
Diego Mancheno P PUCE Ecuador
Reginaldo Muniz Barreto Consultoria Brasil
Luis M. Sirumbal CEDAL Perú
Pablo Samaniego Ponce Pontificia Universidad Católica del Ecuador Ecuador
Juan de la Torre Universidad Central del Ecuador Ecuador
Dania Quirola-Suàrez Lund University, International Institute of Industrial Environmental Economics. Ecuador
Karina Forcinito Universidad Nacional de Gral Sarmiento/Universidad Nacional de Luján/Universidad de Buenos Aires Argentina
Noemi GIOSA ZUAZUA CIEPP Argentina
Sofia Toledo UTPL Ecuador
María Alejandra Aguirre Armijos Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Ecuador
Ricardo Mancero Trujillo FLACSO Ecuador Ecuador
Adrian Beling The King’s University (AB, Canada) / FLACSO Argentina Argentina
Efraín Jaramillo Jaramillo Colectivo de Trabajo J nzera Colombia
Dan Magallan Soriano Universidad de Guayaquil Ecuador
César Figueroa Vergara SEDYS Trujillo-Perú Perú
Sebastian Armendariz Olalla Economista España
Filka Sekulova Universitat Oberta de Catalunya Spain
Lourdes Beneria Universidad de Cornell España
Barbara Harriss-White Wolfson College, Oxford University UK
Evangelia Kouroumichaki Stimmuli for Social Change Greece
Arnim Scheidel Universidad Autónoma de Barcelona Spain
Emilio Padilla Rosa Universidad Autónoma de Barcelona España
Patricio Silva UCE Ecuador
Gerardo Aguirrezábal UNLu Argentina
Sam Bliss University of Vermont United States
Carlo Zanetti University of Padua Italy
Jon D. Erickson University of Vermont United States of America
Dan Magallán Soriano Universidad de Guayaquil Ecuador
Luís Enrique Pabón Capacho Asociación red de recicladores rehobot Colombia
Julia Cuadros CooperAcción Perú
Leah Temper CAPE Canada
Demián Alejandro García Orfanó Marabunta – Corriente Social y Política Argentina
Erik Olsen University of Missouri – Kansas City United States
Unai Villalba Eguiluz Universidad del País Vasco, UPV/EHU Euskal Herria
Leslie Beloque Pontificia Universidade Catolica de SP Brasil
Nina L. Smolyar University of Vermont USA
Francisco Hidalgo Flor Universidad Central del Ecuador Ecuador
John Cajas Guijarro Universidad Central del Ecuador Ecuador
Regina Maria d’Aquino Fonseca Gadelha FEA/PUC-SP Brasil
Huáscar Salazar Lohman Centro de Estudios Populares Bolivia
Dimitra Papavassiliou N/A Australia
Diana La Riva Pronabec Perú
Bengi Akbulut Concordia University Turkey
Carlos Benavente Gòmez Latindadd Nicaragua
Luis M. Sirumbal CEDAL Perú
Carmen Espinoza Movimiento Manuela Ramos Perú
Alberto Acosta, Ecuador
Si usted es economista y está de acuerdo, por favor firmar pinchando en el enlace
Autor@s: Eric Toussaint , Alberto Acosta , Pierre Salama , Joan Martínez Alier , Wilma Salgado , Rosa Sueiro , Aleida Azamar
Fuente: https://www.cadtm.org/Economistas-del-mundo-dicen-Si-al-Yasuni