Recomiendo:
0

Ecopostureo supremacista y la ley del doble silencio: siempre faltan los otros animales y la industria más devastadora

Fuentes: Rebelión

¿Cómo es posible que todas la políticas contra el greenwashing silencien la industria más devastadora que existe: la industria alimentaria de explotación animal? Si ya es grave que las industrias practiquen el lobby con publicidad engañosa, mucho más aun es que este tema brille por su ausencia de las políticas “verdes”, sepultado bajo un doble sello de silencio.

“¡No más mentiras «ecológicas»! No permitas que la UE desestime la ley contra el ecopostureo”

Con este título, la plataforma We Move Europa está divulgando una campaña de recogida de firmas con el fin de sacar adelante una ley europea que penaliza lo que se ha dado en llamar ecospostureo o greenwhasing y que consiste en maquillar determinadas prácticas empresariales altamente contaminantes asumiéndolas a lo sostenible, a lo verde, conceptos tan de moda hoy en día y tan, cada vez, más faltos de criterio y de contenido.

En septiembre de 2023, la Comisión Europea presentó una propuesta cuyo objeto era reforzar la normativa para evitar que las empresas puedan hacer afirmaciones engañosas sobre las cualidades medioambientales de sus productos y servicios, la llamada Directiva sobre Declaraciones Ecológicas o sobre Alegaciones Medioambientales (Green Claims Directive) propuesta que se estaba debatiendo entre el Parlamento Europeo, el Consejo de la UE y la propia Comisión con el fin de elaborar el texto final. Sin embargo, el pasado 25 de junio de 2025, la Comisión Europea anunciaba, inesperadamente, la retirada de esta propuesta legislativa, declinando explicar los motivos que han llevado  a tomar esta decisión.

A juicio de la plataforma We Move Europa, “ la Comisión Europea retiró esta propuesta por la presión de partidos conservadores y de extrema derecha que quieren eliminar todas las leyes medioambientales por las que tanto luchamos. Si se desestima esta ley contra el ecopostureo, ganarán las empresas contaminantes, desesperadas por evitar el escrutinio, y las fuerzas de extrema derecha, decididas a derribar las normas medioambientales europeas. ¿Y quiénes pierden? Las empresas honestas, los consumidores y el medioambiente. El ecopostureo protege a los contaminadores. Está en tus manos impedirlo”.

En calidad de ejemplo, señalan empresas como la textil Shein, multada recientemente tanto en Italia como en Francia, por “engaño ecológico”; las comercializadoras de café o chocolate, que en muchas ocasiones hacen uso de la explotación laboral, la destrucción medioambiental y la esclavitud infantil y la industria de los combustibles fósiles. La lista de firmas  que engañan con presuntas prácticas sostenibles es interminable y pueden encontrarse fácilmente en internet; una de las últimas en engrosar esta indecente repertorio ha sido IKEA, acusada de arrasar bosques originarios mientras anuncia el material con el que elabora sus muebles como sostenible. En la misma línea, denuncian desde We Move Europe la presión de los lobbies económicos para dificultar el desarrollo de cualquier legislación que contraríe la obtención de pingües beneficios económicos sin importar que sea a costa  de la protección medioambiental o de los Derechos Humanos más básicos.

No obstante y a pesar de la abundante información al respecto, en la relación de actividades económicas causantes de contaminación, de destrucción ambiental y responsables de ecopostureo hay siempre una gran ausente: la industria alimentaria de explotación animal, cuyo impacto como principal causa de la crisis ecológico-climatica, así como de contaminación, de holocausto animal y de problemas de salud y desigualdad humana está abundantemente documentado en más de un centenar de estudios recogidos en el informe Alimentos de destrucción masiva.

Los informes que denuncian ecopostureo por parte de las industrias de la explotación animal
 
El informe Harvesting Denial, Distractions, & Deception: Understanding Animal Agriculture’s Disinformation Strategies and Exploring Solutions, de Nicholas Carter y la Freedom Food Alliance, de 2024, realiza, a lo largo de sus 120 páginas, un análisis detallado de las estrategias de desinformación y greenwashing de la industria, con una primera parte desgranando las estrategias en sí mismas y una segunda con ejemplos.

Resume las estrategias en cinco: negacionismo, dilaciones, distracciones, victimismo, y desinformación orientada a un cuestionamiento de los problemas, causalidades y mensajeros de los discursos científicos así como de las políticas. Estas se amplifican por lo que se llama Ley de Brandolini, por la cual desmentir bulos requiere de mucho más esfuerzo que diseminarlos, así como por el hecho de que esta desinformación circula por una multitud de redes y dominios que hacen difícil trazar un único origen, creándose una especie de ecología difusa de la desinformación ubicua, que además casa con el escaso deseo de gran parte de las poblaciones a cuestionarse su dieta, donde lobby y marketing se entremezclan, y donde una buena historia inventada por el marketing tiene siempre más fuerza que los datos científicos.

Entender estos mecanismos es crucial para contraatacarlos (incluido a la hora de, no solo articular contra discursos efectivos, sino de lanzar pleitos contra el greenwashing de la industria y desprestigiarla visibilizando su estrategia). Poner el acento en el fin de los combustibles fósiles, sin que se concreten medidas determinadas para llegar a ese objetivo desvía la atención de acciones posibles, que no entrañan el menor riesgo, como es dejar a los demás animales fuera del menú, algo que sí provocaría un profundo cambio sistémico, una revolución real.

El informe The European Meat and Dairy Sector’s Climate Policy Engagement de InfluenceMap, de 2024, centrado en la Unión Europea, “revela las tácticas de defensa utilizadas por la industria europea de la carne y los lácteos para estancar las políticas de la UE destinadas a abordar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del ganado y la transición a dietas sostenibles.

Los resultados destacan que el retroceso en la política climática y ambiental en Europa no se puede explicar únicamente por la presión de las protestas de los agricultores observadas en los últimos meses. De hecho, años de construcción de una narrativa estratégica del sector corporativo de la carne y los lácteos junto con un compromiso político detallado, ambos reflejando como en espejo las tácticas de la industria de los combustibles fósiles, han desempeñado un papel fundamental.

El informe analiza la defensa de las diez mayores empresas de carne y lácteos de Europa, y las cinco mayores asociaciones de la industria, en seis políticas clave de la UE destinadas a abordar las emisiones de GEI en la agricultura. Concluye que, tras intensos esfuerzos de presión de los actores de la industria, dos de las seis políticas se debilitaron significativamente y tres parecen haberse estancado por completo. Entre ellas se incluyen políticas como el Marco de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la UE, una política «emblemática» de la Estrategia de la Granja a la Mesa para la transición a dietas sostenibles, y la revisión de la Directiva sobre Emisiones Industriales, que regula las emisiones contaminantes de las granjas europeas, incluido el metano, concluyendo  que los actores clave del sector de la carne y los productos lácteos han utilizado dos narrativas clave para enmarcar cómo lo perciben los consumidores y los responsables políticos. Estas son: enfatizar la importancia del ganado para la sociedad; y distanciar al ganado de ser visto como un impulsor del cambio climático. InfluenceMap ha detectado anteriormente tácticas similares utilizadas en el sector del gas fósil para mantener el papel del gas en la combinación energética.”

El doble silencio del ecopostureo

En relación con esto, como afirmamos en nuestro informe Oculto a Primera Vista sobre el lobby ganadero en el ecologismo, hay un filón legal a explorar en la denuncia de dicha publicidad engañosa y greenwashing, del cual podemos ver algunos inicios prometedores en el reciente caso de un gigante porcino de Dinamarca que ha sido condenado en los tribunales por publicidad engañosa al anunciar carne respetuosa con el clima. Si bien dichas líneas de ataque son muy costosas para los movimientos sociales que no cuentan ni de lejos con los medios de la industria.

En términos generales la publicidad engañosa de esta industria tiene tres grandes frentes: ambiental, de bienestar animal y de salud humana. Todos ellos han de explorarse a fondo en el desmontaje y la denuncia de las prácticas de la industria. Es preciso emprender acciones de denuncia contra dicha publicidad engañosa, especialmente la que se da en medios como la televisión pública y con patrocinio gubernamental de cualquiera de las industrias alimentarias de explotación animal (ganadería, avicultura, pesca y acuicultura).

Esta publicidad engañosa es muy grave, pues contribuye a crear un clima generalizado de desinformación que consigue, entre otras cosas, la complicidad de la población con el holocausto animal de esas industrias alimentarias, además de silenciar sus devastadores efectos ecológico-climáticos y el hecho, reconocido pero silenciado, de que el cambio a dietas vegetales es la medida más urgente ante la mayor crisis de la historia. Lo que es aun más grave es que se vuelva a silenciar este tema en las instancias supuestamente verdes de la política donde se denuncia el ecopostureo: un doble silenciamiento que sepulta definitivamente el más urgente de los temas.

Otras ramas del ecopostureo se dan cuando desde numerosos ámbitos del ecologismo se intenta lavar la imagen de la ganadería extensiva, como se hace en estos días cuando se enarbola el argumento radicalmente falso de que hay incendios porque no hay ganado, cuando es todo lo contrario: la mayoría de los incendios son intencionados y para crear pastos de ganado, ahora e históricamente, como mostramos en el estudio Los incendjios de apagan en tu plato; por eso se ha deforestado la Península desde tiempos romanos y se han llevado a cabo la desaparición a los herbívoros libres. Lo que urge es resilvestrar la tierra sin ganadería, reintroduciendo herbívoros silvestres. La idea de que la tierra ya no puede vivir sin la ubicua y devastadora intervención del ser humano dominante es el colmo de la sinrazón de las ideologías del supremacismo humano.

Desde Rebeldes Indignadas, exhortamos a individuos y organizaciones a sumarse  a la carta abierta a la grandes organizaciones ecologistas, en la que sumamos ya 28 entidades internacionales, y a hacer suya la campaña No escojáis la extinción, en líneas similares. Animamos a las bases a unirse estas iniciativas y romper este negacionismo criminal por el que las grandes ONG ecologistas y las instituciones políticas “verdes” y medios de comunicación generalistas perpetúan la desinformación  promovida por los lobbies ganadero-pesquero-acuícola, ante la más potente medida que todo el mundo podría activar si lo supiera: el cambio inmediato de dieta, al que habrá de seguir un decrecimiento profundo que desmantele la sociedad explotadora-sedentaria y su expansión planetaria; o lo hacemos voluntariamente o vendrá por un colapso inminente.

www.rebeldesindignadas.org 

Contacto: [email protected]

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.