Recomiendo:
0

Eduard Rodríguez Farré, la veracidad, el compromiso humanista y el acierto de un científico internacionalista

Fuentes: Rebelión

Lo más esencial -y peligroso- de las aristas que rodean a la «industria nuclear» lo ha apuntado recientemente el «gran converso» Paul Craig Roberts: «[…] Sin embargo, esos dos provocadores de guerras pretenden ser víctimas de agresión. Israel tiene un arsenal nuclear ilegal, no reconocido y del que no rinde cuentas. Washington ha elaborado un […]

Lo más esencial -y peligroso- de las aristas que rodean a la «industria nuclear» lo ha apuntado recientemente el «gran converso» Paul Craig Roberts: «[…] Sin embargo, esos dos provocadores de guerras pretenden ser víctimas de agresión. Israel tiene un arsenal nuclear ilegal, no reconocido y del que no rinde cuentas. Washington ha elaborado un plan de guerra basado en el primer ataque nuclear. El resto del mundo tiene razón para considerar que esos dos irresponsables Gobiernos canallas son amenazas directas a la vida en la tierra.»[1]. Vale la pena insistir por ser señalado por una persona nada alarmista: ¡de la vida en la tierra! El científico franco-barcelonés Eduard Rodríguez Farré habló también sobre ello en su libro sobre la industria nuclear y la salud humana. Vale la pena revisarlo [2].

Hay otros nudos de no menor importancia. «Las prolongaciones de la hecatombe de Fukushima» sería el titular en este caso.

Tokyo Electric Power, la operadora de Fukushima, reconoció a finales de julio que «la recientemente detectada agua radiactiva filtrada al mar desde los sótanos de la central tiene los mismos niveles de contaminación que la que se filtró justo después del accidente de 2011» [3]. ¡Los mismos! La operadora ha revelado que una muestra de agua recogida «en el subsuelo del reactor número 2 de Fukushima Daiichi contiene 2.350 millones de becquereles de cesio por litro, lo que equivale al nivel de contaminación del agua filtrada al mar un mes después de la catástrofe nuclear de marzo de 2011.» ¡Un mes después! TEPCO admitió por vez primera haber detectado «la filtración de agua radiactiva desde los sótanos de la central al mar, situados justo frente a los reactores.» Pidió disculpas (¿y eso qué puede significar?) y aseguró «que había hecho todo lo posible para impedir que el agua tóxica saliera fuera de la planta».

La principal preocupación en las labores para desmantelar la central atómica es la acumulación de agua contaminada en el subsuelo de los edificios que albergan los reactores. La cantidad se incrementa diariamente por la filtración de agua subterránea proveniente de las zonas colindantes. La eléctrica cuenta dentro del complejo nuclear con cerca de 1.000 contenedores en los que la almacena. «Después de retirar la sal y las partículas radiactivas, la operadora utiliza esta agua para enfriar los reactores.» No es suficiente.

La multinacional nipona ha sido criticada reiteradamente por dilatar las revelaciones sobre problemas y percances que han ocurrido en la planta. El presidente, Naomi Hirose, «admitió haber demorado el anuncio de que la planta filtraba agua contaminada al mar pese a que se habían detectado señales obvias en mayo» debido a que los funcionarios, se excusó, no ellos, la gran TEPCO, «deseaban tener la certeza de que había un problema antes de hacer tan «importante anuncio». ¡Qué rostro! ¡Como el hormigón! ¡El cinismo globalizador en el puesto de mando!

Hirose se «disculpó». Añadió que él y el vicepresidente ejecutivo, Zengo Aizawa, se reducirían su sueldo un 10% durante un mes a causa del asunto. ¡Como han leído! ¡Tal como son, tal como han sido! ¡No es una broma: real como el desastre mismo!

*

De todo ello, de lo que significaba realmente la hecatombe de Fukushima y de sus enormes prolongaciones, nos habló hace dos años -y a lo largo de estos meses- Eduard Rodríguez Farré. Desde el día siguiente del desastre. Acertó: ¡pleno al 15! No erró prácticamente en nada. Era un Chernóbil a cámara lenta, señaló. Lo estamos sufriendo [4].

Nacido en Argelès-sur-Mer, hijo de un médico madrileño republicano represaliado y de una enfermera catalana, Eduard Rodríguez Farré es un científico no-nacionalista de larga trayectoria, con un currículum que quita el hipo y de biografía apasionante.

Que un intelectual humanista-internacionalista como él no figure aún en Wikipedia, ni en la versión castellana ni en la catalana, es un inmenso error, una injusticia cultural inadmisible que deberíamos enmendar con rapidez y mimo. ¿Obramos en consecuencia, con el agradecimiento a él debido?

Un documental sobre su vida de activista incansable, informado, crítico, y sobre su gran obra científica sería un justo complemento. Más que interesante desde una perspectiva histórica, o política, o científica, o didáctica, o ciudadana… Tengo en mente incluso el nombre del director adecuado: Xavier Juncosa.

Notas:

[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171815

[2] Eduard Rodríguez Farré y SLA, Casi todo lo que usted desea saber… El Viejo Topo, Barcelona, 2008.

[3] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171792 y

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171730

[4] Eduard Rodríguez Farré y SLA, Ciencia en el ágora, El Viejo Topo, Barcelona, 2012 (especialmente capítulo VI).

Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.