El 12 de octubre se celebra el Día de la Fiesta Nacional, declarada por ley 8 de octubre de 1987. En su exposición de motivos dice: «La fecha elegida, simboliza la efeméride histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos». Lo cierto es que el 12 de octubre representa el franquismo fratricida, un expolio y un genocidio de los pueblos indígenas, así como la imposición por la fuerza de la religión católica. Nada que celebrar.
Unos acontecimientos históricos, de hace más de 530 años, cuyas consecuencias todavía colean. Hoy sigue habiendo quienes ven que el 12 de octubre conmemora un genocidio, en alusión al llamado descubrimiento de América, y los que entienden que hablar de genocidio cultural solo se puede hacer desde la indigencia cultural o desde la falsedad histórica.
Quién expuso los motivos de la ley que declara como Fiesta Nacional el 12 de octubre, recordó el descubrimiento de América, pero se olvidó de la Constitución de 1978, que en aquellos momentos era apoyada de forma mayoritaria por el pueblo soberano, así como consensuada en las Cortes Generales. El hecho histórico significativo de entonces, era el fin de una dictadura y el descubrimiento de la democracia; el encuentro de dos mundos humanos que se habían desarrollado de espaldas uno del otro. El acto del llamado descubrimiento, no fue sino una conquista.
Lo cierto es que en el llamado descubrimiento del continente americano concurrieron una serie de factores que se desarrollaron durante el siglo XV especialmente en la península Ibérica. Los reinos cristianos, una vez reconquistado el territorio antes dominado por los musulmanes, continuaron con su política de expansión. La Corona de Aragón apostó por el mar Mediterráneo, mientras los reinos de Castilla y Portugal compitieron por controlar el océano Atlántico y las costas de África.
De otra parte, la necesidad de establecer una vía marítima que conectara Europa con Asia, impulsó los descubrimientos geográficos para cubrir la demanda de ciertos productos asiáticos que escaseaban o eran demasiado caros. Castilla se reservó la posibilidad de ocupar el archipiélago de las Canarias, mientras la Corona portuguesa se asignó toda la costa del continente africano y la ruta marítima en dirección sur. Conforme avanzaba el siglo XV se fueron hallando diferentes archipiélagos en el Atlántico, como Canarias, Madeira, Azores y Cabo Verde y se conocieron datos sobre las circulaciones atmosféricas y marinas en las latitudes tropicales.
Los Reyes Católicos, una vez conquistado el reino de Granada, deciden apoyar al navegante Colón, que les presenta un proyecto, poco claro, para llegar a Oriente por una nueva ruta y favorecer el mercado de la seda y las especias, que era una ruina, al verse colapsado en Europa, por la conquista de Constantinopla por los turcos y la islamización de los tártaros. Como hacía algún tiempo que había quedado demostrado que la Tierra era redonda, el genovés Colón, provisto de mapas y su propio criterio, entendió, que si en lugar de tirar a la derecha, tiraba a la izquierda, llegaría al mismo punto «0», esto es, llegaría a Asia por Occidente, sin bordear África.
Así contaba la Enciclopedia Álvarez Tercer Grado (1966). «El año 1492 fue venturoso para los Reyes Católicos: al mismo tiempo que caía en su poder el último baluarte de la morisma, Cristóbal Colón, navegante italiano, hijo de Génova, descubría a América, con la protección de nuestra patria le facilitó. Colón salió del puerto de Palos de Moguer en agosto de 1492 y en Octubre, después de una penosa travesía, descubrió las islas de San Salvador. Regresó a España y ofreció a los Reyes algunos indios, pájaros reales preciosos procedentes de aquellas tierras. Hizo tres viajes más, y descubrió otras islas y el Nuevo continente. Tales descubrimientos despertaron no pocas ambiciones que amargaron la vida del ilustre navegante, quién murió pobre y casi olvidado en Valladolid en 1506».
Colón siempre creyó que había llegado a Asia. Murió sin saber que había arribado a otro continente desconocido por los europeos. Después de motines, tiras y aflojas con la tripulación, que quería volver por donde habían venido, el 12 de octubre, visaron tierra. Pero no la esperada. Ni India ni China ni Japón ni sedas ni especias ni las joyas de las que Marco Polo habló. Los marineros de una de las Carabelas, desembarcaron en una playa de finas arenas y aguas coralinas, con cascos, lanzas, flechas, arcabuces y cruces en ristre. No sabían que estaban en la isla Guanahani, en las Bahamas. Más tarde llegó lo del meridiano 46 y el reparto del botín entre España y Portugal, bajo los auspicios del Papa Alejandro VI, que dijo hacerlo en representación del altísimo. Entre los países europeos no gustó el reparto y al cabo del tiempo se lo cobraron con creces. El discurso de la hispanidad ha estado contaminado por el franquismo, quién para festejar el día sacaba al Ejército a la calle en señal de hermanamiento con los países latinoamericanos.
Los Reyes Católicos, en las Capitulaciones de Santa Fe, concedieron al navegante, a futuro, el título de almirante, virrey y gobernador general de todos los territorios que descubriera o ganase durante su vida, un tercio de los beneficios y un diezmo de las mercancías. Con dinero fresco y corta tripulación, en Tres Carabelas zarpo, perdiéndose en los mares océanos atlánticos. Como ya es sabido calculó mal, al no tener en cuenta el continente que había por medio; y mira que lo había dicho, siglos antes, San Isidoro de Sevilla: Además de las tres partes del mundo, existe otro continente, más allá del océano. Lo llamaron Indias Occidentales, por distinción de las Indias asiáticas.
El 12 de octubre constituye simbólicamente el inicio de una ocupación político militar que tuvo como resultado el exterminio de más de 80 millones de personas y la esclavitud. La colonización supuso para los pueblos ocupados la destrucción de su sistema político, la represión de su espiritualidad y sus sistemas culturales, que devino en pérdida de diversidad para el conjunto de la humanidad. La colonización, significó un sometimiento aún mayor de las mujeres indígenas, que sufrieron violaciones masivas como parte de la estrategia de dominación. La colonización instauro estructuras político-sociales profundamente racistas y discriminadoras que se mantienen hasta hoy y que son la base de las principales desigualdades, conflictos armados, violaciones de derechos humanos y de la situación de vulnerabilidad de las poblaciones indígenas.
El doce de octubre se celebra en España el Día de la Fiesta Nacional. En Latinoamérica, el doce de octubre es más polémico. El Día de la Raza es el nombre tradicional, que suele variar de un país a otro. Los nativos quisieron dejar de reconocer de manera intencionada la supremacía de la raza hispánica frente a la indígena. Entendieron los acontecimientos como el encuentro entre dos mundos; con el reconocimiento a los que fallecieron durante la colonización y la diversidad cultural que dejó, como consecuencia del cruce de europeos, americanos y africanos en el nuevo mundo.
Algunas cosas que aclarar; hoy, hay algunos especialistas que mantienen la afirmación de que Cristóbal Colón no descubrió América. Se descubre algo que es virgen, no un continente que estaba poblado por millones de personas, con culturas de élite y un desarrollo muchas veces superior al europeo. Colón no llegó a América el 12 de octubre. En esa época no existía el calendario Gregoriano actual, sino que se usaba el Juliano, que fue suprimido por el Papa Gregorio en 1582, borrando diez días. Por lo tanto, Colón vio tierras americanas un 20 o 21 de octubre. Colón no viajó con tres carabelas, sino con dos carabelas y una Nao. La Niña en realidad se llamaba Santa Clara y la Santa María en realidad se denominaba María Galante.
Dicen que Colón quería probar que la Tierra era redonda. 1.200 años antes de su viaje los matemáticos griegos ya habían señalado que la Tierra era redonda, no plana. Incluso el griego Claudio Ptolomeo escribió el Almagesto (en el siglo II), un tratado que describía la esfericidad de la Tierra. Y todos los científicos y estudiosos europeos conocían eso en los tiempos de Colón. Colón no descubrió un continente que no era virgen. En 1492 habría ciudades en América que eran superiores en todo a muchas de Europa. Especialmente en tamaño, cultura, arquitectura, uso de la agricultura y hasta explotación de rutas comerciales. El nuevo continente estaba habitado desde hacía miles de años; Cristóbal Colón murió creyendo que sus viajes habían sido a Asia.
La historia cuenta que, a la llegada de los europeos a las costas americanas, los indígenas locales los recibieron con asombro y admiración maravillados por sus barcos, sus ropas y sus objetos, aunque ya estaban acostumbrados a las llegadas de extranjeros de otras partes de América. Colón no les pareció tan distinto, pues era común que otros pobladores llegaran a sus costas y de hecho se quedaran allí por temporadas. Los lugares donde habitaban habían sido construidos hace décadas o incluso siglos antes de la llegada de Colón. Eran el lugar de sociedades ricas y complejas. La llegada de Colón, no sólo provocó la esclavitud, sino que como consecuencia de las enfermedades que llevaron los exploradores, la población de indígenas fue diezmada drásticamente por las epidemias. El continente americano lleva el nombre de otro explorador, el italiano Américo Vespucio, a quien se le atribuyen las primeras llegadas al nuevo mundo.
Las travesías de Colón tuvieron un impacto histórico innegable pues no sólo abrieron la era de la exploración en esa parte del mundo, el comercio y la eventual colonización de América, sino que determinaron el lenguaje y la religión.
El 12 de octubre no se descubrió nada, sino que comenzó una conquista, que exterminó a millones de personas, que estableció una jerarquía racial y significó un enorme saqueo de recursos naturales, expolio de tierras y de la cultura de los pueblos indígenas, cuyas consecuencias todavía se dejan notar entre los países Latinoamericanos y caribeños. No hay nada que festejar porque no hubo ningún descubrimiento.