No es un chiste. Sería incapaz de un hallazgo así, tan brillante. «Izquierdoso desconcertado» [1], así se definió ayer el ex presidente otánico, el responsable de los GAL, el ala derecha de la derecha extrema del social liberalismo internacional, el amigo de Carlos Andrés Pérez, en la presentación del libro La Unión Europea ante los […]
No es un chiste. Sería incapaz de un hallazgo así, tan brillante. «Izquierdoso desconcertado» [1], así se definió ayer el ex presidente otánico, el responsable de los GAL, el ala derecha de la derecha extrema del social liberalismo internacional, el amigo de Carlos Andrés Pérez, en la presentación del libro La Unión Europea ante los grandes retos del siglo XXI, editado por la Fundación Alternativas, un «tanque de pensamiento» del PSOE.
En el encuentro, el asesor de la principal fortuna del mundo analizó cómo hacer frente a la crisis y apuntó las reformas estructurales, que, en su sabia opinión, Europa y España necesitan. No tengo informaciones sobre este nudo pero ya podemos imaginarnos la receta: ¡más mercado, más mercado! Es consistente con una de sus respuestas. Preguntado tras la presentación por el decreto de la reforma laboral recién aprobado, el responsable de aquellas reconversiones salvajes de los ochenta que desmantelaron la industria del país se mostró partidario de que haya un solo tipo de contrato indefinido. ¿Cuál? Misterio, misterio. Menos derechos laborales. No rechazó los contratos temporales, desde luego; defendió, entonando un dueto con otro hooligang neoliberal, el gobernador del Banco de España, que deben ser «causales». Sin más precisiones. Y, desde luego, como ha recordado Alberto Montero Soler, el ilustrísimo conferenciante, el amigo de Bettino Craxi, a su vez amiguísimo de Berlusconi, pasó por alto que fue gracias a su Ministro de Economía, el omnisciente y omnipotente Miguel Boyer, otro vivo políticamente resucitado, que los contratos temporales adquirieron dimensiones aléficas en los primeros ochenta.
No se anduvo por las ramas en otras ramas. La congelación de las pensiones, señaló, no es imprescidible por el necesario ajuste fiscal que hay que realizar, sino que hay que hacer algo «para que dentro de 25 años la caja de las pensiones no nos reviente». La misma idea, la misma distorsionada melodía, lanzada por medios empresariales y de la derecha política semana sí, la siguiente también. Desde luego, el ex presidente de la corrupción aléfica se mostró partidario de retrasar la edad de jubilación. El argumento alcanza la mayor cuota de cinismo que pueda imaginarse, el peor de los mundos concebibles: «Nos tienen que dejar a los viejos que, si queremos seguir trabajando, sigamos». ¿Trabajando los viejos? Pero, ¿cuándo ha trabajado el político profesional español de más larga andadura en estos últimos 35 años? ¿Sabe el ex presidente del lujo, la ostentación y del enriqueceros qué es una jornada de trabajo de un trabajador español medio?
El Estado del bienestar, faltaría más, «no es fácilmente sostenible» si la esperanza de vida sigue creciendo y la incorporación de nueva población activa sigue disminuyendo. Ninguna crítica a las deficiencias de nuestro «Estado de bienestar» ni ninguna reflexión sobre las razones que impiden que nuestra población activa siga creciendo. El parlanchín embaucador de serpientes abogó por «incorporar más mujeres al mercado laboral español». ¿Cómo se come esta fresa? ¿Tiene alguna receta nuestro sabio abuelo que retome algunas de sus novedosas ideas de sus largos años de gobierno? ¿Sumamos cinco millones de potenciales trabajadores más a los más de cuatro millones de personas que no consiguen trabajo actualmente? ¿Todo ello dentro de las relaciones de poder realmente existentes? ¿Para abaratar, para «racionalizar» aún más, «los salarios de la mano de obra»?
El admirador del aforismo «lo importante es cazar ratones, no importa el procedimiento» se refirió también a la necesidad de activar políticas que estimulen la natalidad. ¿Cómo? Con guarderías y buena asistencia. ¿Con guarderías públicas como las que impulsó durante sus 14 años de gobierno? ¿Conoce el amiguísimo del Helmut Kohl la situación de las mujeres trabajadoras españolas? ¿Sabe de las dobles y triples jornadas que realizan y de los salarios que reciben? Algunos abuelos ricachones viven en la estratosfera jupiterina.
En la presentación del ensayo, participaron también el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, Pere Portabella y Nicolás Sartorius. Todos ellos ex miembros del PSUC-PCE, o compañeros de viaje en el caso de Portabella; ex miembros también de Izquierda Unida, o de IC cuando Iniciativa formaba parte de IU. Le rieron las gracias, faltaría más, a este político prepotente que sigue en activo, a este político anticomunista que despreciaba an nauseam a Julio Anguita en aquellos debates parlamentarios donde la izquierda actuaba como tal.
Para ponerse a llorar y, por muchos pañuelos que tengamos a nuestro alcance, no dar abasto. ¡Pensar que este asesor de fortunas principalísimas, que sigue acumulando rentas y patrimonio, llegó al alma, y aún permanece en ella, de millones de honestos trabajadores y trabajadoras de izquierda!
Nota:
[1] Carolina Martín. Público, 25 de junio de 2010. Fuente: http://www.publico.es/espana/323469/felipe/gonzalez/pide/contrato/inde/fi/nido
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